Los políticos se adulan entre ellos por el hecho de serlo, quieren decir que son una clase de personas que se atreven a dar el paso a la política de una manera altruista y con un especial espíritu de sacrificio para trabajar por los demás. Y todo porque la casta política está muy mal vista, algo que es verdad para una gran parte de la población, sin el más mínimo lugar a dudas porque ellos se lo han ganado a pulso; llámese corrupción sin entrar en más detalles.
Surgieron dos partidos nuevos que pretendían ser una alternativa a esa clase de políticos, uno es Podemos, o como se quiera llamar en las mil ramificaciones o mareas o lo que quieran inventarse, que se escoró a la izquierda comiéndose la franja de Izquierda Unida. Quien bien me conoce sabe que estos jamás llegaron a engañarme, los calé rápido, su discurso no me dejaba duda de lo que escondían y poco tardaron en darme la razón. Su inusitado populismo trasnochado y bolivariano destilaba engaño, y de ser los que llamaban peyorativamente a los de siempre “la casta” han pasado a ser la casta de la casta con chalet de lujo. Poco a poco muchos de los que cayeron en su trampa van dejando de ser sus víctimas y ya no los votan. Evidentemente hartos de ver cómo los que decían aspirar a hacer otra política resulta que hacen la misma, peleándose los de la cúpula continuamente por el poder en el partido, vaya, lo que criticaban que pasaba en los de siempre, en los de la casta. A Iglesias no lo echan de ahí ni con agua hirviendo, que tiene que pagar la hipoteca y necesita el dinerito. Ahí está la hemeroteca, y si bien es cierto que hoy día todo pasa vertiginosamente y casi todo se tiende a olvidar tan rápido como sucede, basta memorizar los nombres de Monedero, Errejón o Bescansa para ver que están quitados de en medio. Ahora “el coletas” está en desplazar a Echenique mientras que Espinar se aleja solito muy cabreado y activando a las bases.
Y ya no hablemos de la ambición por coger un ministerio. Iglesias no vive nada más que para ello. Recuérdese que hace unos tres años salió de una reunión con el rey, como las que ahora también se están haciendo, diciéndole a Sánchez lo que tenía que hacer en el gobierno que ambos iban a formar, cuando Sánchez no había decidido aún nada. Un puro despropósito.
El segundo en discordia que decía ser diferente a los de siempre es Ciudadanos, por supuesto. Con estos confieso que tuve mis dudas, empezaron no mostrando ansias de poder y sí decisión de apoyar gobernabilidades para no paralizar la vida política, por ejemplo, de Andalucía. Su visión no se podía decir que era de derechas, excepto en el tema económico que Rivera mantiene como liberal, cosa que ahora ya está mucho más clara y sí es un partido de derechas. Arrimadas mostró la cara amable, firme y coherente cuando se presentó a las elecciones catalanas que ganó, aunque ya sabemos que de poco le sirvió. Luego se pasó a la política nacional y ahí no ha funcionado tanto, con un discurso repetitivo y siempre con el tema del secesionismo catalán que llega a aburrir. El líder, Rivera, se mostraba potente de opositor a Rajoy, no tanto con Sánchez, y terminó metiendo la pata con su acercamiento a Vox en Andalucía, donde consiguen formar parte del gobierno, cuando siempre dijo que con los anticonstitucionalistas y antidemócratas jamás tendría tratos. Y se le vio el plumero porque ya querían coger poder para empezar a meter en puestos de la Administración a los suyos, es decir, hacer lo mismo que los de siempre han hecho.
Y para muestra un botón, un director general de Educación en Andalucía, nombrado por el consejero Imbroda (fichaje estrella de Ciudadanos y que ya fracasó con el plan de recuperación veraniego), resulta que tiene una pareja, pija hasta el asco, que se ha dedicado a grabar y mostrar en una red social su visita al despacho de su querido. Pero lo peor no es eso, es que ha llegado a grabar hasta la entrada en el despacho con la colaboración del mandamás, y decidió la chica que hay que hacer una reforma integral en la decoración, así, porque ella lo vale. El director general viene de ser concejal en un pueblo de Málaga y ya me puedo suponer la idea que tiene de Educación, quizá tanta como el propio entrenador de baloncesto que presume de Consejería, o sea, cero patatero. Pero también Imbroda ha entrado en el juego declarando que lo ocurrido es una chiquillada sin mayor importancia. Antaño, si eso lo hubiesen hecho los socialistas, su jefe Rivera hubiera pedido la cabeza, no del amoroso director general ni del impetuoso y condescendiente consejero, sino de la presidenta de la Junta. Ahora Rivera, que es uno más del clan de los políticos que no vienen a servir, calla.
Hay que carecer de vergüenza para grabar y decir eso cuando miles de alumnos y su profesorado se asan en las aulas por no tener refrigeración, entre otras carencias, hay que ser muy incapaz e inútil para entrar en el juego como lo hizo el director general, y hay que ser un insensato y un inepto para declarar que solo fue una chiquillada como hizo el consejero. Todos a sus casitas es lo que deberían de hacer si fueran políticos distintos y de verdad honrados, pero no lo son, qué van a serlo, a estos no los echan de ahí mientras ellos lo puedan evitar, es el chollo de su vida. Vuelvo con aquello de que todo cambia para que todo siga igual.
Difícil nos lo ponen todos los políticos para que no los miremos con recelos, difícil creer en ellos cuando un día sí y el otro también lo que oímos sobre los pactos es la búsqueda del trozo de tarta que les endulce la vida a ellos, no a nosotros, ahora ya no nos consultan, no dan mítines preguntando a las bases qué opinan, ya no, ahora ya tienen poltrona y a lo suyo, han conseguido el objetivo. Ya les dimos el voto y a partir de ahí no existimos para ellos.
Qué difícil se hace encontrar a alguien que se dedique a la política y que sepas a ciencia cierta que está ahí porque le preocupan los demás, porque quiere el bien común y que no busca su chollito. ¡¡Qué difícil!!
