Como cada cuatro años, el próximo 22 de mayo tenemos una cita con las urnas. El voto cada cierto periodo de tiempo es la mejor forma, al menos conocida, de hacer efectiva la soberanía popular. Por eso reiteraré, una vez más, la obligación que tenemos de acudir a votar. Más todavía ante un panorama tan desolador como el que hay por delante con una crisis instalada, unas cifras de paro escandalosas y la desilusión haciendo presa en buena parte de la gente.

Cabra, una vez más, tiene que dar respuesta a las iniciativas de sus formaciones políticas, en la que se nos ofrece un abanico de posibilidades. Para tomar una decisión influirá lo ocurrido en los últimos cuatro años de gobierno de coalición entre PSOE e IU y de la comparación entre sus promesas electorales y la realidad material de lo ejecutado. Por otro lado, los egabrenses también tendrán que valorar el papel de la oposición del PA y el PP en estos cuatro años y si con ellos gobernando las cosas podían haber ido mejor. Elementos para la comparación los hay, y muchos. Analicemos brevemente el mandato que ahora termina.

Izquierda Unida arrancaba con los mejores resultados de su historia en Cabra. Hace cuatro años despertó grandes expectativas. Sus promesas electorales fueron amplias, casi grandiosas. Era lógico, su cabeza de cartel: Manuel Carnerero no sabía lo que era gobernar. A pesar de sus muchos años en la corporación municipal –si la memoria no me falla son veinticuatro y va camino, si sale elegido, de que sean veintiocho- se movía entre los algodones de la teoría. Da la impresión de que la realidad de gobernar, con sus dificultades y sus problemas diarios, le ha pesado como una loza. Del dicho al hecho va un trecho, un largo trecho y ha pasado malos tragos en los plenos cuando ha hecho en muchos casos lo contrario de lo que peroraba  durante los largos años que había estado en la oposición. Por lo que se dice, ha defraudado las expectativas de hace cuatro años. Solo un ejemplo. A pesar de su ideología, privatizaron la gestión de las piscinas que acabó siendo un fiasco con grave quebranto de los intereses públicos.

El PSOE, a diferencia de IU, obtenía malos resultados -no eran los peores de su historia, esos los tuvo con Manuel Sánchez Jurado en 1995- al perder uno de los concejales que tenía en 2003. El pacto con IU convirtió a María Dolores Villatoro en alcaldesa. Ha explotado con habilidad su condición femenina, pero aquellas promesas de que ella levantaría el teléfono y tendría al otro lado a los capitostes  -algo verdaderamente peligroso porque señalaba que hay distintas varas de medir la voluntad de los ciudadanos- de la Junta de Andalucía se han desinflado. Hemos visto levantarse demasiados acerados completamente nuevos, para ser sustituidos por otros. ¡Con la que está cayendo! La falta de imaginación para emprender iniciativas que dieran empleo y aprovechasen la riada de dinero que han sido los llamados planes E, puestos en marcha por Zapatero, han sido un ejemplo de despilfarro. La deuda municipal está por las nubes. Mala cosa.

El PP estrena cabeza de cartel: Fernando Priego. Está casi inédito. Jamás ha participado en tareas de gobierno y no es lo mismo gobernar que predicar -que se lo pregunten a Carnerero- y eso lo convierte en una incógnita. Tiene buena imagen y se expresa con facilidad, dicen que es demasiado joven y le vendría bien foguearse. Puede ser. Tiene a favor el apoyo de un partido en alza, pero eso no es lo fundamental en la política municipal. Con los cuatro concejales que tiene el PP en la corporación parte desde la posición más baja. Sus pocos años pueden encandilar a muchos jóvenes entre los que se extiende una ola de conservadurismo, lo tiene mucho más difícil entre otros segmentos de población que lo ven verde.

Por último, el PA que gobernó Cabra entre 1991 y el 2007. En la oposición los últimos cuatro años, ha visto como Javier Ariza se hacía con las riendas del partido de del grupo municipal. Ahora es el candidato de los andalucistas. Estuvo en los equipos de gobierno entre 1999 y 2007 con responsabilidades en varias áreas. Al igual que Fernando Priego se expresa con facilidad y tiene imagen de hombre trabajador. Su principal obstáculo, la debilidad de su partido, pero como he dicho antes no me parece una cuestión importante en la política municipal. Parte con el mismo número de concejales que el PSOE. Despierta expectativas.

El próximo 22 de mayo los egabrenses tienen la palabra, en cualquier caso la situación es compleja porque la crisis que Zapatero negó con insistencia está, como he dicho más arriba, instalada y nos costará trabajo salir de ella. La política diseñada por su gobierno –recortes en las inversiones públicas, congelación de pensiones, bajada de sueldo a los funcionarios-,  para reducir el elevado déficit a que nos habían llevado iniciativas como la de los 400 euros afectarán de forma grave a las administraciones locales. Quien gobierne la ciudad a partir del 11 de junio tiene por delante una difícil tarea y necesita tener muy bien asentados los pies en el suelo.