José Luis Serena Ríos
A Paco Carmona
Todavía me parece mentira que ya no estés, este lunes me has hecho trabajar doble, tú que tantas cosas me has enseñado en este trabajo y de esto no me habías advertido, así que dar la noticia de tu muerte es lo más duro que he tenido que hacer desde que me dedico a esto. Tú que siempre defendiste a los mindundis y mira lo sipotante que eras para todos nosotros.
No me creo que no vayan a llegarme más e-mails, o que no me llames para comentarme la última noticia de Cabra, tú que en la distancia estás a veces más informado que los que vivimos aquí, porque después de tu familia, tu Cabra es lo más importante.
Tu Cabra que te ha apreciado tanto, aunque sus políticos no hayan estado a la altura de tu talla para reconocer todo lo que has hecho por tu pueblo, tampoco es que nos extrañara.
Durante años he tenido el enorme privilegio de disfrutar de tu amistad, y de la de tu otra mitad, Josefina. Como me has contado y me han contado, te construiste a ti mismo desde niño, te hiciste como persona en unos años duros y eso te dotó de una humanidad inusual, muy poco frecuente, con un sentido del humor único. Supongo que es algo que no te han dicho muchas veces porque la verdad es que te fastidia bastante que te adulen. Por eso no voy a dar la lata con lo de tu profesionalidad y enorme trayectoria periodística, eso está más que demostrado, me quedo con el hombre para el que las personas son lo más importante, tu verdadero ser.
Por una vez te voy a hacer caso en cuestiones de espiritualidad, ya sabes que los curas y las religiones no son para mí, y quiero pensar que esto no es un punto y final, sino un punto y aparte, así que, amigo, busca una terraza cómoda para hablar, porque tenemos conversaciones pendientes todavía.
José Luis Serena Ríos
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