En el título no hay error de concordancia en el número, solo el pálpito provocado por un “piensa mal y...”: el “camarada” Valderas, antaño azote de laxos y heterodoxos, tiene toda la pinta de estar a punto de comenzar su peregrinaje - a poco que su nueva jefa dé el pistoletazo de salida- en el hollado terreno ya recorrido por “ los muchos tránsfugas que en el mundo han sido”. En lugar de coger las de Villadiego, tomará los caminos de Rosa.
En su fuero interno el onubense, leninista de pro, seguramente cree estar en ese andén donde se sube al tren de la revolución sin caer en la cuenta de que el vagón puesto a su disposición por el susanato tiene más pinta de llevarlo al apeadero donde recalan los estómagos agradecidos.
Y no será porque la Dirección colegiada de IU haya pecado de ambigua o de timorata a la hora de adjetivar la oferta para que el exdirigente de la formación sea nombrado comisionado de la Memoria Histórica. La coalición, en un comunicado público demoledor, ha dejado claro que estamos ante un “acto de deshonestidad política y una trampa ...un acto de mala fe y de intento desesperado por barnizarse [Díaz]ante su apoyo al Gobierno de Rajoy y su gobierno con Ciudadanos”.
Tras conocerlo Valderas podrá recitar el clásico “dame pan y dime tonto” pero nunca alegar desconocimiento de la postura oficial de la organización que lo ha mantenido y sostenido (en todos los sentidos de ambos términos) durante décadas. A estas alturas prestarse al juego de Díaz dirá poco de su compromiso y mucho de sus tragaderas. La aceptación del cargo demostraría que estamos ante un personaje de acrisolados principios marxistas de la escuela de Julius Henry [Groucho]: “Estos son mis principios. Si no le gustan...tengo otros”
Cuando se confirme el cambalache lo sentiré mucho por el daño infringido a alguien tan honesto como el actual coordinador Antonio Maillo y mucho más por la militancia de IU, esa que en su momento apoyó con más del 80% la entrada en 2012 en el gobierno andaluz (los que entonces nos pronunciamos en contra fuimos exigua minoría). No se merecen el trato que les dan cada equis tiempo personajes que terminan olvidando a quienes deben la relevancia pública que alcanzan.
Tal vez algunos dirigentes no sean conscientes del daño que causan determinados posicionamientos cuando dejan con el culo al aire nuestro discurso ideológico. En la Izquierda no solemos digerir bien las ruedas de molino, tengan forma de cargos “ad hoc” o de medallas a la Virgen. Por muy embadurnadas que vengan las coartadas con peticiones populares o nombramientos ratificados a posteriori por el Parlamento. Y hacen aún más daño las justificaciones. Porque llevamos peor los circunloquios que pretenden argumentar lo injustificable por mucho que los monólogos los protagonicen Juan Carlos, Teresa o Pablo. La Política no es el Club de la Comedia, cuando no hay chispa no hacen gracia.
Si algo no podrá alegar Valderas en su defensa es bisoñez. Tras tantos decenios liberado no puede utilizar el disfraz de virgen ingenua. Al aceptar el encargo de la candidata derrotada sabía perfectamente alcance y consecuencias de su acto. Y si quisiéramos hacer sangre podríamos hablar de concepción de la Política, impostura, prostitución del compromiso militante...
Cuando creíamos estar inmunizados de las películas de serie B, tipo “Noche de los muertos vivientes”, tan al gusto del PSOE, esas en las que al tocar la campanilla un zombie llamado Curiel, López Garrido o Aguilar se activaba para simultáneamente satisfacer a Ferraz y provocar un cisma en IU, salta al escenario un espontáneo, mal actor descatalogado, pero por lo que se ve dispuesto a hacer de caníbal. Tan imbuido en su papel de "actor de método" que es capaz de comerse enteras las propuestas de su organización si el guion de la patrocinadora así lo exige.
En estas situaciones se hace más necesario que nunca no olvidar lo esencial: Con todos los errores, fallas, grietas, contradicciones...la idea que terminó dando forma a Unidos Podemos es imprescindible. Aunque sea por el puro egoísmo de que si no luchamos juntos nos matan por separado.
Pues eso: Agrupémonos tod@s...