Juan Rivera Reyes
Si una imagen tuviese que sintetizar el saqueo realizado al Patrimonio Público sin duda esta sería la del exministro, expresidente, exalcalde o exconsejero de turno entrando, una vez finalizado su mandato político, por la puerta de su nueva empresa, la misma que “honradamente” se quedó con el hospital, empresa municipal, autonómica, gestión, “externalización” o servicio privatizado durante su gobierno.
Aunque hemos vivido esta situación antes, hoy nos llama la atención el desparpajo impune con el que funciona la puerta giratoria de comunicación entre la empresa privada y el cargo público.
Vemos como cada día la cruzan sin ocultarse, haciendo burla a una ciudadanía atónita -y por desgracia muchas veces átona- los políticos del turnismo juancarlista ( PP-PSOE ) o sus adláteres de los nacionalismos periféricos que para estos menesteres no tienen “ hecho diferencial”.
La última en entrar en la casa del “ Gran Hermano capitalista”, el ojo que todo lo compra, ha sido Esperanza Aguirre.Tras arruinar la Administración Pública de la comunidad que gobernó como cortijo, ha pedido la excedencia de funcionaria para refugiarse en los cálidos brazos/emolumentos de la empresa privada.
Se suma a una larga lista que enhebra a Elena Salgado con Rato y a Felipe González con Aznar, tiene en su frontispicio rotulados nombres como Camps, Zaplana o Mata y de paradigma actuaciones tipo ex consejero de Sanidad madrileño Juan José Güemes (sí, el esposo de Andrea “que-se-jodan-los-parados” Fabra, yernísimo del mil veces bendecido por la lotería Carlos), hasta ayer flamante directivo de Unilabs/ grupo Capio, la misma empresa que, casualmente, se quedó con los análisis clínicos que él privatizó. Con su dimisión ha pretendido, sin conseguirlo, sacar de la escena política la escandalosa situación.
Volvemos a toparnos de bruces con una constante histórica del país: la oligarquía política, económica y social siempre ha aprovechado cualquier excusa, llámese Desamortizaciones agrarias del XIX, privatizaciones de empresas públicas de fines del XX o crisis financiera del XXI,para llenar sus bolsillos desplumando a la ciudadanía.
La justificación ideológica en la que se ha refugiado, mientras se les llena la boca de “ España “ o “ la patria” tampoco ha variado: poner en práctica el dominio de una clase que se cree superior y se considera llamada a eliminar cualquier atisbo de igualdad o justicia social.
El matiz diferenciador en esta ocasión lo pone la avidez;si antes parecía conformarse asaltando nuestros bolsillos ahora ello no le basta.Expolian de camino Salud y Futuro
Con unos goznes tan bien engrasados por los adalides del bipartidismo no podemos pretender que la solución venga de quienes crearon el problema: los dirigentes del PP que desean las privatizaciones (votantes obreros de la derecha; ¿ ahora qué?) o los dirigentes del PSOE que las fomentaron.
Son las organizaciones políticas ajenas al sistema, en especial por su fuerza electoral y potencial crecimiento Izquierda Unida pese a la merma de credibilidad que supone su aséptica presencia en el gobierno andaluz, quienes tienen en sus manos emprender acciones que hagan a la ciudadanía apaciguar su rechazo a “ la clase política” al demostrarle con hechos la falsedad del “ todos son iguales”. Que ellas ni quieren ni entran por la puerta giratoria.
Es el momento de que respondan a cada privatización con una denuncia en en Juzgado contra su promotores políticos, aireando nombres y apellidos, por “ presunto robo del Erario Público”.
También de notificar oficialmente a las empresas carroñeras que en su programa electoral -para cumplir como primera medida- va incluida la nacionalización sin indemnización de los bienes hoy privatizados, subrayándoles que al adquirir de esta forma la riqueza de todos los españoles actúan igual que los peristas pues conocen perfectamente la ilegitimidad en origen de los bienes adquiridos.
Estos días desayunamos con una noticia esperanzadora: la fiscalía estudia abrir diligencias contra la familia Pujol. En nuestra ingenuidad pensamos que no estamos ante una revancha política por remover el fantasma del independentismo, sino en el inicio de una nueva etapa que pondrá en almoneda e inspeccionará exhaustivamente el patrimonio de todos los políticos (parodiando al García de Castañar de Rojas Zorrilla: “ incluyendo al Rey y hacia abajo ninguno sin mirar”) hasta encontrar a quienes se enriquecieron mucho más allá de lo que oficialmente ingresaron y de camino imputarán a todos los empresarios que pagaron para beneficiarse de las privatizaciones realizadas.
Juan Rivera Reyes
Añadir nuevo comentario