Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Un poco más de coronavirus en todo

Empiezo a escribir estas líneas cuando suceden las caceroladas, las manifestaciones desde barrios de altas rentas en Madrid contra el Gobierno, como buenos españoles que no hemos aprendido nada. Quienes hasta hace poco tachaban, y con razón, de irresponsable el 8M, han querido tener su propia versión y sumarse no solamente al carro de la irresponsabilidad, sino al de la estupidez. Esto último, en especial, cuando veo el vídeo de una mujer, que afirma ser educadora, diciendo que no ha visto «ningún féretro, ninguna autopsia» ni nada… En la dicha de su vida, no habrá visto ni el virus de cerca. Creo que eso de que «este virus lo paramos unidos» ha sido un mal eslogan, a no ser que se entienda que «unidos y contagiados». Flaco favor al conjunto de la ciudadanía desde partidos como Vox o políticas como Díaz Ayuso, que ven en todo un acto político y no la salud. Y, para remate, la manifestación en Pamplona para recordar a un asesino etarra va más allá de la estupidez, es tal el sinsentido que no tiene otro nombre que el de necedad.

Sin simpatizantes sí sé bien que me quedo yo, si en el anterior artículo hablaba en términos parecidos de la ministra de Igualdad, y en este de la oposición. Siempre está la estupenda opción de que lean a otro, u otra, que hay de todos los colores en Surdecordoba.com

Algo que me ha sorprendido, y molestado, enormemente es la campaña de desprestigio desde la izquierda que ha habido en Twitter hacia Iker Jiménez. Que el equipo de este periodista se expresara atónito y cuestionara las decisiones del Gobierno y de Fernando Simón (un buen científico, que ha tenido, y tiene, antológicas meteduras de pata) acerca de la pandemia; como decía, todo esto se interpretaba como que Iker Jiménez estaba contra el Gobierno y, por consiguiente, parecía de derechas. Es fácil olvidar que con el ébola, con el PP en el Gobierno, le pasó algo similar; y que, mientras otros periodistas, de izquierdas muchos, reían la gracia de lo que hacía China en enero y febrero, y afirmaban que la Covid era una gripe, él avisó de que esto era algo distinto y que España debía prepararse; sin embargo, fue tachado de alarmista. Y unos meses después, cuando a él solamente le mueve reflexionar y hasta plantear la duda de si el virus apareció por zoonosis o en un laboratorio, otros se dedican a buscan en sus programas de misterio si cree en los ovnis. Es la paradoja de ciertos periodistas que, vaya mala suerte, suelen estar en la izquierda: exigir respeto para lo que yo creo, pero lo que tú creas no lo merece. Así, de repente, resulta que la ufología tiene ideología. Lamentable ha sido el rol de algunos tan renombrados como Mestre, que me ha decepcionado tanto que lo he silenciado en Twitter (he comprendido que pertenece a ese tipo de personas que se sacarían su ojo derecho para afirmar que todo lo ven desde la izquierda; ídem para los del otro bando, que también los hay tan tuertos de miras). Sobre Iker Jiménez (y su equipo, porque se rodea de expertos) diré, por último, que decidí ver los programas dedicados al coronavirus y, sinceramente, si algo se le puede achacar a este periodista es que, como él mismo dice, es un periodista. Puede hacerlo mejor, como cualquier otro, pero tiene mi respeto por estar a la altura de las circunstancias.

En verdad, a la izquierda le interesa que la derecha proclame su verdad y a la derecha le interesa que la izquierda haga lo suyo, para retroalimentarse de la inquina y el cainismo españoles en sandeces, en lugar de arrimar el hombro para salir antes y buscar soluciones cediendo ambas, pero no. Se puede estar más o menos de acuerdo con la gestión del Gobierno, y la oposición tiene que hacer lo que indica su nombre; pero no es el momento, en plena pandemia, cuando bajan los contagios y las muertes por día de hacer manifestaciones, que, como su propio nombre indica, implica mucha gente, porque esto será el cuento de no acabar. A no ser que se prefiera el acabose. En España todo es posible.