Enrique Bellido Muñoz
Rodríguez Zapatero reúne a su Consejo de Ministros para aprobar la ampliación del estado de alarma en España durante quince días más.
Ya parece haber llegado a compromisos con algún grupo nacionalista -como es natural a cambio de algo que quitar de la boca del resto de autonomías- para que la preceptiva votación del Congreso dé el jueves un voto afirmativo a la prórroga.
Ello supondrá que seguiremos en el Estado militarizado que los socialistas -quien lo iba a decir- aprobaron por Decreto, ante su incapacidad más que evidente para resolver por otros medios un conflicto, que lo es laboral, por mucho que el Presidente del Gobierno afirme lo contrario.
Poca o ninguna confianza tiene el PSOE en el funcionamiento del Estado de Derecho -he de reconocer que yo tampoco la tengo- cuando para garantizar la tranquilidad aeroportuaria en las fechas navideñas ha de recurrir a poner la pistola militar -de forma figurada, o no, no lo sé- en la nuca de los controladores a fin de que permanezcan en sus puestos de trabajo.
Entiendo, al menos de ello se encargan profusamente los medios de comunicación cercanos al Gobierno, que las diligencias contra los controladores están abiertas y que el Fiscal General del Estado ha dado órdenes más que públicas a fin de que la mano de la Justicia sea del todo severa con quienes se ausentaron de su trabajo. Por tanto, ahí debiera cerrase el círculo de las actuaciones nacidas de aquella tarde del 3 de diciembre.
A partir de ahora los trabajadores debieran ser considerados solo como eso, como trabajadores sometidos a la ley laboral y no como militares sin rango y bajo sospecha.
Es grave a lo que han llegado los controladores aéreos y por ello se les está juzgando, pero en tanto no exista una sentencia judicial no pueden ser privados de sus derechos constitucionales, como los que asisten a todo trabajador, utilizándolos, a la vez, como mano de obra, en este caso militarizada.
Lo que sucede es que Zapatero -ni tampoco Rubalcaba, que casi todo lo sabe- sabe qué hacer. No tiene ni idea de cómo lidiar este toro y para ello nada mejor que lo que hace cincuenta años hacía el dictador, echar a los militares a la calle -en este caso a las torres de control de los aeropuertos- a fin de sofocar la revuelta.
Para problemas sociales los españoles merecen respuestas sociales, no militares. Para tan corto camino no necesitábamos un texto constitucional tan extenso.
No sé qué dirección tomará el Partido Popular, si la más cómoda del populismo, apoyando la medida, por mucho que critique la gestión del Gobierno, o la más difícil de afrontar desde los principios democráticos una situación que en modo alguno puede seguir resolviéndose bajo el texto autoritario de un Decreto.
Enrique Bellido Muñoz
Ex senador del PP y miembro del Consejo Asesor del PP-A
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