«En la música, Frank Sinatra puso la voz, Elvis Presley puso el cuerpo... Bob Dylan puso el cerebro.»
Bruce Springsteen
“Bob Dylan no es un poeta al uso”, sino un narrador que utiliza una particular fórmula para contar las historias con un estilo especial para contar y cantar pequeñas existencias en el leguaje rico de la poesía sencilla y palpable que acaricia. Su lírica no es minoritaria, es universal. De aquí que sacar una edición bilingüe (inglés-español) de tal riqueza expresiva para lectores de buen leer es un valor perecedero. Un revolucionario de todos los tiempos. Creador nato por encima de posturas y publicidad.
En su libro “Visiones del pecado”, Christopher Ricks interroga a Bob Dylan sobre la naturaleza de su arte. En realidad, el profesor de la Universidad de Boston extrae posibles explicaciones de varias entrevistas al cantautor:
1) «La letra es tan importante como la música.» (1965)
2) «Sólo importa la música que sostiene la letra.» (1968)
3) «Ante todo me considero un poeta.» (1978)
Creo que en estas tres transparentes respuestas el polémico tan llevado y traído cantautor por esto de concederle el Premio Nobel de la literatura, para sus seguidores, que son miles de miles, despeja cualquier duda o corajina de aquí y de allá. Y dicho sea de paso, reconocer el valor y la oportunidad junto al riesgo, que todo debe de comentarse, de la editorial Malpaso apostando por la aventura que supone esta magnífica edición bilingüe del cantautor de cantautores.
“Vagando desde el salvaje oeste
Dejé los lugares que más quiero
creía haber pasado por altibajos
Hasta que llegué a Nueva York
Gente que baja a la tierra
Edificios que suben al cielo”
Invierno en Nueva York
“El viento esparce la nieve
Doy vueltas sin rumbo fijo
Se te hielan los huesos”
“Se me helaron los huesos
El New York Times dijo que era
el invierno más frío en diecisiete años
Yo no tenía tanto frío entonces”
La presencia didáctica refleja la llegada del creador aventurero, su guitarra en banderola, a la gran ciudad de Nueva York que sería con los años la constante permanente en la elaboración de la lírica llana, sencilla, tan real como solidaria frente a los poderes de la altura, donde el poeta cantor pregona su latir de caminante lleno de aliento ajeno al cansancio y la cómoda vida social con la investidura de los agasajos y títulos:
“Aquí estoy, a mil millas de casa
Voy por un camino que otros hombres recorrieron
contemplo tu mundo de gentes y de cosas
Tus miserables y campesinos, tus príncipes y reyes”.
Esa tristeza de la vida expresa la dulzura de algo que significó una honda nostalgia que se nos ha quedado en la memoria. Aquellos trenes que veíamos pasar cuando muchachos, soñadores de tomarlos como nuestros por desear salir del pueblo. Porque los sueños nos hacían esperar ansiosos la llegada del día esperado, soñado. Ese día que sentíamos la música afinada de su silbato anunciando al fin la llegada para la partida. Y que este del poema ese silbato del tren convertido en poesía cantada, pasa vestido de luto hacia la vía muerta con la historia de un amigo.
Balada para un amigo
“Estoy triste y sentado en la vía del ferrocarril
Contemplando esa vieja chimenea
El tren parte, pero no volverá.
Años atrás nos dedicábamos
A ver pasar los trenes por el pueblo
Ahora ese tren se dirige al cementerio”
Puede parecer un tanto manido, la respuesta vuela con el viento, sacar a la luz unos versos archiconocidos de de Calderón de la Barca ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, / y el mayor bien es pequeño; / que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. “Qué es la vida, un frenesí…/
Es la constancia en la poesía y la música de Dylan el soñar, preguntarse a sí mismo, una y otra vez:
“¿cuántos caminos debe recorrer un hombre
antes de que lo llaméis hombre?
¿Y cuántos mares deben surcar una blanca paloma
antes de dormir sobre la arena?
¿Y cuántas veces deben silbar las bombas
antes de ser prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo mío, vuela con el viento”
“Caminante no hay camino / se hace camino al andar”. Un Machado nos dio la copla, el otro nos dio el camino, camino que largo eres, que largo son los caminos.
Confía en ti
“Confía en ti.
Confía en ti para hacer aquello que solo tú conoces bien confía en ti
confía en ti para hacer lo justo sin que luego te juzguen
No confíes en que te muestre la belleza porque la belleza puede oxidarse
Si necesitas confiar en alguien, confía en ti
confía en ti
confía en ti para descubrir el camino que al final sea verdadero confía en ti
confía en ti para hallar la senda donde no hay condiciones
No confíes en que yo te muestre la verdad porque
la verdad puede ser polvo y ceniza Si quieres confiar en alguien, confía en ti
Estás sola, siempre fue así
En una tierra de lobos y ladrones
No esperes nada de hombres impíos
No seas esclava de creencias ajenas confía en ti
Y no te decepcionarás cuando los vanos te fallen confía en ti
Y no busques respuestas donde no las hay
No confíes en que te muestre el amor porque
mi amor puede ser pura lujuria
Si quieres confiar en alguien, confía en ti”
Respetando todos los criterios que se puedan manifestar, menos los insultantes y cargadas de malicia por mera envidia. Bob Dylan muestra con sus versos la forma de relatar los hechos y las vivencias, impacto en el tiempo y el discurrir de la vida diaria sin evitar victorias o condenas. Y por principios confiando en sí mismo.