En este punto me siento como en aquel soneto de Garcilaso de la Vega, «cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por donde me han traído», pues con este serán cincuenta los artículos que he escrito para Surdecordoba.com, sin contar las guías de la Semana Santa de Lucena y alguna que otra entrevista. Sin duda, la oportunidad que me dio Pepe Delgado allá por 2010 no la quise desaprovechar y aquí sigo. Aquí fue donde publiqué por primera vez un artículo de opinión y sin tintes de ensayo, textos en los que me influía el estilo de don Manuel Alcántara, aunque reconozco que en varias ocasiones no haya conseguido reproducirlo.
El primero, con el título de «Picadas», que, por cierto, ya no está en la web de Surdecordoba, desaparecido junto a otras diez aportaciones, fue un encargo de Pepe acerca de lo que tienen de igual y de diferente Lucena y Cabra. Tuvo hasta tres redacciones, porque no me puse de acuerdo con él sobre la extensión y el contenido. En resumidas cuentas, la primera versión era breve y en la segunda me iba por los cerros de Úbeda en lugar de quedarme entre el Picacho y la Sierra de Aras.
En esta vista de los pasos andados, los protagonistas de mis textos han sido de lo más variopinto: Francisco Hurtado Izquierdo, David Bisbal, Lucía Etxebarría, Antonio Mohedano, Robespierre, Antonio Burgos, Benedicto XVI, Vicente Romero, Angela Merkel, los Backstreet Boys, Julián Valle Rivas y Donald Trump, entre otros. Y, por lo que contemplo, ha sido el estado de la poesía a lo que más he dedicado las palabras: García Lorca, Pepe-Luis Álvarez, Antonio de Egipto, Jesús Cárdenas, Maricruz Garrido o Ana Patricia Moya, entre otros nombres.
De los cincuenta, si hubiera que elegir uno, me quedo con el segundo que escribí y que aún está en la web: «El sur de Hurtado Izquierdo». Porque fue con el que más recibí correos electrónicos, felicitaciones, comentarios y este tipo de comunicaciones que te hacen saber que te han leído. Ahora hay ocasiones en que prima el silencio y me da la sensación, como dijo don Manuel Alcántara sobre los artículos publicados en periódicos –de papel–, de que mis palabras, aun digitales, no dejan de ser hojas de otoño.
Pese a esto, tengo claro que, ya pasado el tiempo, han sido cincuenta ocasiones escribiendo, en versos de Raquel Lanseros:
Después de tantos nombres,
de tanta travesía hacia mi propia brújula,
podría abrazar la arena durante siglos.
Ver pasar el silencio y seguir abrazándola.
Sin embargo, al igual que García Márquez, escribo para que me quieran.