Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

John D. MacDonald. Más oscuro que el ámbar

       La Novela Negra ha entrado como una tromba en el mundo editorial y  los grandes maestros del género pasean junto a los nuevos autores.

 

       Salieron una noche un par de amigos en una barca a ver si picaban los peces sin contar que  tenían la mala suerte en las espaldas y nadie que les echara una mano, fue tal la desilusión hasta el extremo de poner rumbo a su yate donde suelen ver pasar los días con filosofía envidiable, pero “Estábamos a punto de dejarlo todo por aquella noche, cuando alguien arrojó a la muchacha desde lo alto del puente” Esto es el inicio de la novela  de misterio Más oscuro que el ámbar del autor norteamericano John D. MacDonald (1916-1986), pródigo y minucioso narrador que nada aburre en toda su hacendada cosecha literaria.

       Universitario licenciado en empresariales participó en la Segunda Guerra Mundial tras el bombardeo en la base de Pear Halbour, pasó la contienda en Ceilan hasta licenciarse en 1945 con el grado de teniente coronel. Por que eso de los uniformes militares y los cuarteles no era lo suyo, ya que siendo estudiante escribía relatos para los pulps (revistas de encuadernación rustica muy populares). Así, que  la pasión por escribir y la perseverancia lo lleva de nuevo a escribir y publicar una larga lista de novelas de misterios y crímenes.  Consolidado como escritor en 1964 crea  al detective Travis MacCree. Un exjugador de fútbol americano que desprecia y admira a la vez a la sociedad “plastificada”. Todo lo ve y analiza con humor ausente de codicia y evitando relación con la policía junto a su incondicional amigo Meyer criatura de fino olfato y consejero en sus aventuras, en todo aquello que resulta más oscuro que el ámbar. Entre los dos se meten en enredos llenos de sustancias con amplio sentido del humor y sutil burla burlando, sobre la sociedad en la que disfrutan del arte y la filosofía del buen vivir desde su base de operaciones en Florida  punto de partida para adentrarse en enderezar entuertos combatiendo la criminalidad que ese submundo de la sociedad sostiene. 

      Y todo fue ver hundirse aquel cuerpo de mujer en las oscuras aguas del río donde intentaban aquella noche pescar algo, cuando Travis no se lo piensa dos veces y  se sumerge en las turbias aguas hasta sus profundidades para intentar sacar a esa víctima que, por el peso que  han colgado de sus tobillos sus ejecutores resulta imposible pueda por si misma salir a la superficie. Y tras la salvación, la reaniman mientras contemplan ambos el esbelto cuerpo de una  criatura hermosa, a la que sin contemplación unos tipos sin escrúpulos han querido quitar de en medio. Y ellos, embriagados por el misterio de la fémina  están dispuestos a descubrirlo en el momento en que tan embriagadora mujer esté dispuesta a contarles las razones criminales para quitarle la vida.

      Y ese mundo no es otro que el de la prostitución de calidad exquisita, nada de infelices esclavas haciendo la carrera en su calle o en las oscuridades y tugurios de carretera cazando camioneros sedientos de sexo.  Los capos son chulos de calidad que trafican con bellezas esculturales  en lugares de lujo y cruceros mediterráneos de primera, tras estudiar minuciosamente los detalles de la posible victima, porque “siempre se calcula quienes son los que  pueden caer en el lazo, los que pueden  sentir verdadero interés hacia una” Se rechazan a  solteros o viudos, también a los que quieren pasarse de listos. La astucia y los anzuelos se muestran tentadores hasta caer en sus exquisitas y simuladas tentaciones, no para pasar un rato  y satisfacer el sexo contenido, sino poder iniciar una nueva vida llena de gozo y amor con una escultural y subyugante joven. Esa que han soñado en su soledad y que, de pronto, como llegado del cielo de le presenta en bandeja adornada con ensoñadoras guarniciones.

      Y cuando esa comedia de amor fingido en la que a la victima se le ha destapado el tarro de la miel deseada para que moje su dedo y su mente se desborde, cae en letargo calculado por los fríos y criminales gestores, que hace desaparecer las víctimas por la borda del barco o en cualquier otra lugar calculado. Las ganancias son sustanciosas también para ellas, placeres y lujo sin fronteras se sirve en bandeja. Pero cualquier desvío por parte de las esculturales hermosuras puede pagar la más alta factura por parte de sus implacables chulos. Por ejemplo ser arrojadas al río tras dolorosas interrogaciones. Es la historia de todo un entramado  que la ágil y amena prosa de Mac Donald la que saca todo este complot de la oscuridad a la claridad. Maestría y oficio literario de este maestro digno de recordar y volver a leerlo. Sus novelas en la desaparecida colección  Club del Misterio no son difíciles de encontrar por unos tres euros en las librerías de viejos. Merece la pena.

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