Pesadilla en rosa, novela negra en la que el poderoso señor don dinero juega un papel trepidante y cuyas miras por conseguir objetivos económicos carece de escrúpulos.
Pesadilla en rosa, de John D. MacDonald -Libros del Asteroide. Traducida por Mauricio Bach-, es el segundo título de su serie de novela negra que ve la luz literaria en español, teniendo como protagonista al atractivo e individualista personaje Mac Gee, para abordar el compromiso contraído con un viejo amigo de la guerra que perdió la vista en la jungla vietnamita. Pasados los años, ante la situación extraña que vive la hermana, pide a su amigo detective ponga en claro el caso y haga justicia, protegiéndola del peligro que la acecha al enfrentarse a los poderes económicos calculadores sin escrúpulos, propio de las altas finanzas. Esto significa para el sabueso jugarse el pellejo en las calles del inmenso variado y complejo mundo que ofrece Nueva York. Lo que representa todo lo contrario de su placida vida en la Florida, pescando en su cálido mar.
De manera que Inicia los contactos con Nina, la hermana del amigo que ha sufrido fuerte golpe al conocer que su prometido ha muerto en extrañas circunstancias. La policía considera el suceso como uno más de los múltiples atracos con homicidio que se producen en Manhattan cotidianamente, pero Nina parece disponer de información distinta a la oficial. Pues resulta que su novio había encontrado irregularidades en la contabilidad de la empresa donde trabajaba. Lo único que parece claro desde el principio es que la empresa va a proteger sus oscuros secretos internos cueste lo que cueste. Situación que de ninguna de las maneras puede conformar a nuestro detective poco dado en aceptar la prepotencia e intento de soborno. Teniendo que enfrentarse con un dominio cuya práctica habitual, si la situación obliga, es actuar implacablemente a favor de los orondos beneficios en el tablero. Destruyendo con los más refinados póker de ases empleando crueles métodos para golpear cuanto sea necesario. Desafío al que se ve tentado McGee, teniendo sumo cuidado con las ofertas femeninas desbordantes. Ante el panorama de las astutas situaciones no sería acertado descubrírselas al lector, pues la narración perdería el interés que la aventura ofrece sin pausa alguna durante toda la trama.
Ahora bien, dentro de lo posible en esta tensa historia entre ficción y realidad se le puede permitir al lector, saltando las fronteras, encontrar idoneidad entre tan alto volumen mafioso de la cuadrilla fascinante en la metrópoli neoyorquina y el Madrid de todas las Españas donde la corrupción no dormita, y nada tiene que envidiar a los poderosas grupos allende de los mares en cuanto a niveles de corrupción. Mas, con una diferencia muy curiosa, que aquí los corruptos, al considerarse con descaro inocentes intocables, disponen de amplia holgura cuando se quedan al descubierto sus primorosos trapicheos millonarios.
Apetecible resulta esta segunda aventura cargada de peligros y tensiones, de este clásico de la novela negra John D. MacDonald nos ofrece en la nueva aventura del caballero andante, dado a enderezar entuertos con la peculiar y señorial manera que caracteriza a su detective Mac Gee, protagonista capaz de mantener un pulso en los fregados que se mete. Rompe todos estereotipos que el género viene padeciendo en este boom de novela negra, y que en tantas ocasiones no tiene nada de novela negra, sino insípida y deslucida copia con etiqueta falsificada. Esperemos impacientes su próxima aventura entre la realidad y la ficción. Toda su obra policíaca merece la pena disfrutarla.