Es desesperante ver pasar los días y comprobar que la clase política española es de una incapacidad que empiezo a pensar que puede ser enfermiza. Estamos perdidos en un laberinto electoral en el que nos han metido sus señorías por su falta de coherencia y su poca valía como estadistas, del que sólo saldremos si los resultados electorales de mañana en el País Vasco y Galicia pueden valer para un “yo te apoyo aquí si tú me apoyas allí”. O al menos eso es lo que parece, porque la formación de un gobierno en España se ha paralizado desde la fracasada investidura de Rajoy, que prácticamente dio pie a que los líderes nacionales se volcaran en las campañas autonómicas antes mencionadas.
Pero si los resultados tampoco dan para el trueque, todo indica que iremos directos a las terceras elecciones generales, …como si eso fuera la solución. No lo fueron las segundas, y es un absurdo político el estar votando una y otra vez cuando se ha comprobado que el fin del bipartidismo ha vertebrado el arco parlamentario de tal manera que la mayoría absoluta parece imposible, y los acuerdos por desgracia también.
Se dice que todo esto se solucionaría en el momento que los políticos no cobraran un euro hasta que no hubiera un gobierno formado. Visto lo visto tengo que estar de acuerdo. Esta gente cobra un pastón por no hacer nada. Son un poder legislativo que no legisla desde hace un año. Estamos funcionando por inercia, de ahí que también en la calle se pregunten que para qué sirve un gobierno. Es más, algunos, con sorna y recochineo, manifiestan que lo mejor es seguir así siempre, pero eso sí, echando a la calle a todos esos que viven de la política.
España pierde credibilidad en los mercados internacionales a pasos agigantados, y si las consecuencias no se notan de inmediato ya nos daremos cuenta a medio plazo de lo que eso significa. Ignoro si en otros países se ha vivido una circunstancia tan rocambolesca como la nuestra, y si bien en cada sitio cuecen habas, lo cierto es que ahora mismo seremos el hazmerreír del primer mundo que nos mirará con recelo.
Es difícil buscar culpables de esta situación, todos se culpan los unos a los otros de haberla generado, pero lo cierto es que entre todos la mataron y ojalá no se muera ella sola. Todos buscan esos argumentos, que no dejan de ser verdades a medias, para eximir sus culpas.
Que si nosotros somos los que hemos ganado las elecciones, dicen los peperos. Y no, sí ha sido el partido más votado, sólo eso, estaría bien que dejaran de mentir porque bien saben que en nuestra Constitución no se dice que el partido más votado es el que gobierna sí o sí. Que dialoguen y dejen su altanería y, sobre todo, sus corrupciones, eso sería lo recomendable.
Que si el pueblo con sus votos nos ha puesto en la oposición y por eso nuestro No a Rajoy es inamovible, que se busque Rajoy la vida, dicen los psoistas. Y no, sí han sido el segundo partido más votado, pero que yo sepa en la papeleta socialista no ponía no poder abstenerse en la investidura del ganador en caso de no ser ellos los vencedores. Bueno sería que escucharan a algunos líderes autonómicos y a los llamados varones para al menos no hablar tan tajantemente.
Que ellos por coherencia ideológica no pueden ni siquiera pensar en una abstención en la investidura de Rajoy, dicen los del matrimonio iuistas con podemistas. Vale, ¿pero por qué ahora le dicen a Pedro Sánchez que intente él formar gobierno con su inestimable apoyo cuando se lo negaron tras las primeras elecciones? Eso sí, sin bajarse del burro de que los catalanes tienen que votar solitos si deciden quedarse en España. Si saben que por ahí nunca van a entrar los psoistas, estaría fenomenal que dejaran de marear la perdiz y aclararse ellos entre sí y con las mareas y no enturbiar más el panorama.
Que yo dialogo con quien haga falta para desbloquear esta situación, dicen los riveristas, qué buena voluntad la suya, y eso que en campaña su superlíder se hartó de decir que con Rajoy nunca habría pacto porque era la cara de la corrupción. Y sí, se acercó tanto a Rajoy que parecía beber los vientos por ir juntos de la mano hasta el fracaso, lo mismito que meses antes hizo con Sánchez, quien debe de pensar que lo suyo con Rivera no fue amor.
Y los nacionalistas vascos esperando sacar partido desde mañana mismo, pero mientras no juegan ni al mus con nadie. La de Canarias va por libre y a todos les hace un guiño. Los catalanes a lo suyo, siguen y siguen, a mí me aburren mucho, no sé cómo a la inmensa mayoría de los catalanes no les pasa igual, y recalco lo de inmensa porque a la mayoría se ha demostrado en las urnas que no sólo les aburre, sino que les asquea.
Mucha gente dice que como haya unas terceras elecciones no piensa votar, lo dicen en privado, yo lo digo públicamente. Sería la primera vez en mi vida que no ejerzo mi derecho, pero me niego a seguirles más el juego a esta panda de políticos que me desesperanzan y que no tienen talla para estar donde están. Dirán que hacer eso es beneficiar a unos o a otros, me importa un bledo tanto como a ellos les importamos todos nosotros, y a las pruebas me remito.