Mientras que marzo trae en su etimología el “ardor guerrero” del tiempo dedicado al dios Marte, abril - Ovidio lo vinculaba a tierra y flores, otros a la espuma (aphrós) de Venus y al amor- trae a la historia contemporánea de la Península Ibérica vientos de esperanza para la clase trabajadora. Gracias a dos fechas simbólicas, el 14 de abril de 1931, proclamación de la Segunda República española y el 25 de abril de 1974, revolución portuguesa de los claveles. Ojalá el próximo 28 encontremos, sin esperarlo, otro día para señalar en rojo nuestro calendario sentimental.
Una vez que banderas y discursos identitarios han sacado a la luz la España más negra y hedionda, esa que pregona sin complejos sus muchas “in” (intolerante, intransigente, insolidaria, insolvente intelectual...), la realidad va a imponernos reagruparnos en la lucha como dice nuestra canción. Teniendo claro que o peleamos juntos contra quienes vienen a arrebatar derechos y a pisotear conquistas sociales o, como tantas otras veces, nos ahorcarán por separado.
A ver si por una vez los hijos y nietos de la Memoria Histórica nos aplicamos el cuento, siendo capaces de definir con claridad lo fundamental y lo accesorio. Para de esa manera dejar en segundo plano los matices que nos separan y centrarnos en potenciar todo lo que nos une.
Cuando el regeneracionista Costa hablaba de echar «doble llave al sepulcro del Cid, para que no vuelva a cabalgar» con mucha menos retórica también describía ” El pueblo español, hambriento de pan, hambriento de luz, hambriento de justicia, hambriento de libertad, hambriento de patria, está harto de jardinería política, y prefiere, señores oradores, al olor de todas vuestras flores retóricas, el olor de un esterquilinio sobre el campo” ("Crisis Política de España" Juegos Florales salmantinos 1901).
Lo triste, más de cien años después, es seguir hambrientos de justicia/ libertad y a la vez necesitar cerrar candados pues en muchos corazones de compatriotas sigue anidando el espíritu del dictador Franco y el fantasma de Torquemada. Como país no hemos sabido aún desparasitarnos de Trento, la España imperial y las banderas blandidas para abrir cabezas con el asta.
Debemos, pese a la urgencia de las fechas que se aproximan, alejarnos de la melancolía de lo que pudo ser y centrarnos radicalmente en lo que deseamos construir. Dejar de enfrascarnos en el “quítame allá esas pajas” de las diferencias en puntos, comas y entonación que separan unos pensamientos políticos iguales en esencia o negarnos a engrosar las filas de quienes no traigan en sus propuestas el afán de sumar.
Superemos con solvencia el falso debate del “Todo por la Patria” en el que querrán centrarnos. Gritar a los que gustan manipular la Historia para extraer de ella solo los ejemplos que les convienen: “Menos reivindicar espadones y testículos para “arreglar" el país”.
La Patria nunca fue un general enriquecido, Narváez u O'Donnell con sus testaferros en los Consejos de Administración o Franco acumulando fortuna y crucifijos con su mano derecha mientras que con la izquierda entregaba la nación a Estados Unidos. A la Patria siempre la encarnó mucho mejor la honradez de Pi y Margall, el compromiso hasta la muerte de Companys o el jornalero capaz de mandar en su hambre antes de bajar la cerviz.
Si la “Patria está hoy en peligro” no lo está porque corra el riesgo de romperse, sino porque la ha invadido un ejército autóctono de corruptos que la saquean sin piedad mientras dejan paso franco a extranjeros fondos buitres e inversores desalmados. Y eso que son ultraxenófobos.
La Patria la cuartean quienes llevan en sus genes la “teoría del cortijo” y ven a España como propiedad privada de la que pueden usar hasta abusar. Los mismos que en Abril tendrán como modelo político a Abascal montando el caballo, Casado con máster auténtico de bailar sevillanas o Rivera paseando en calesa por el recinto electoral.
El trío, pasadas las votaciones, se unirá (como lo ha hecho en Andalucía) para convertir España en una clasista feria de Abril, con las casetas vetadas a la inmensa mayoría. Coto de caza exclusivo. Frente a esas intenciones no podemos olvidar nuestro modelo de festejos: mayo cordobés de “entrada libre”.
Es tiempo de encuestas que nos empequeñecerán al máximo para así poder jugar al “voto útil” que tan buenos resultados les dio en tiempos pretéritos. No olvidemos que preparan la Cuarta Restauración Borbónica con el PSOE de pieza central (Ciudadanos guarda en la manga - por si las cosas vienen mal dadas- un as que dice "Siempre nos quedará Sánchez"), ni que son maestros en vendernos realidades virtuales paralelas tipo “dictadura en Venezuela”, “rebelión violenta de los independentistas catalanes”," obispos españoles aman la democracia y odian los privilegios" o “ PP/C´s / Vox defensores de la Constitución”.
Con nosotros juegan a meteorólogos. Unas veces nos lanzan rayos y truenos si tambaleamos sus privilegios, la mayor parte del tiempo nos inundan con el calabobos (nunca mejor dicho) de las “fake news”.
Pero al vender nuestra piel - la de la Izquierda transformadora- antes de cazarnos, corren el riesgo de que, ya puestos, sigamos una hispana tradición y aprovechemos el mes florido para resucitar.
Al mundo de Izquierda Unida, Podemos, Equo, Compromís, Anova, Mareas, Marchas... nos es posible crecer desde la sinceridad de nuestras propuestas. Dejando claro lo que defendemos, no otra cosa. Una sociedad que se rija por la defensa del Sector Público, el sentido Laico, la apuesta Federal, la honestidad y la ética en la actuación política, justicia social, impuestos progresivos... Eso también crea un modelo de patriotismo y una bandera invisible que no nos importa agitar ni colgar en la calle.
Siendo conscientes de que nos mirarán con lupa los defectos desde el ojo que todo lo magnifica y que nos obligarán a remar contracorriente. Pero aun así evitemos ser pasivos el 28 de abril para no quejarnos del dolor el 29.
Dificultades muchas, no debemos negarlo. Pero sin renunciar a ser combativos ni perder la alegría. Lo que cantaba mi casi-paisano Pedro Garfías sobre Asturias (“Dos veces, dos, has tenido /ocasión para jugarte/ la vida en una partida/ y las dos te la jugaste”) lo hemos vivido muchas veces. El miedo a la derrota no nos impidió dar la batalla por nuestras ideas. Y nunca, nunca salimos a jugar al campo considerándonos derrotados de antemano. A estas alturas no vamos a cambiar el chip. Si nos lo proponemos, hay partido. Para ir calentando el encuentro tenemos de entrenamiento la huelga feminista del 8-M.
Volvamos a Costa. Frente al "pan" de la limosna y el "circo" mediático, reivindiquemos "despensa" (salario digno) y "escuela". Sí, esa Enseñanza Pública que tanto se afanan en hacer desaparecer y tanto les fastidia que mantengamos.