Escribía el filósofo Roland Barthes que “nos refugiamos en la tautología1 como [nos refugiamos] en el miedo o la cólera cuando estamos faltos de explicación”2 mientras subrayaba la predilección de la pequeña burguesía por este tipo de razonamientos.
Al final suelen terminar plasmándose en un pensamiento político concreto, siendo expresión histórica de este discurso, plagado de racismo, lugares comunes y aparente impugnación del sistema, la pujanza que tuvo el “Poujadismo” 3 en la Francia de los años 50.
El sistema del “simplismo” (blanco/negro-bueno/malo-español/antiespañol) solía y suele dar buenos resultados siempre que el amante de la tautología ramplona no encuentre en su camino a contrincantes que utilicen como herramienta a su principal enemigo: la dialéctica4. A ésta le teme como a una vara verde porque ayuda al ser humano a pensar por si mismo, liberándolo de los “apriorismos” de la tradición.
En España los líderes de la Derecha Extrema actual -aunque mantienen el mismo gusto por la repetición vacía en sus proclamas políticas- no necesitan traducción alguna ni seguir la estela de Poujade. Beben directamente de una fuente similar y más antigua: ese pensamiento que cristalizó en el Franquismo, se encarnó en el Nacionalcatolicismo yen 2020 sigue impregnando sus pronunciamientos públicos. De ahí su empeño en controlar mentes y perpetuar privilegios a través de la enseñanza y el rito religioso.
Por ello los representantes políticos de estos españoles, cegados por el resplandor de las luces -cortas-que utilizan cuando gobiernan y conducen el país pueden blasonar de ser “muy y mucho españoles”, siguiendo la estela del sin par M.Rajoy5.
Demos gracias a la Providencia por haber dotado a bastantes de nuestros compatriotas en su par 23 de cromosomas, además de con el XY testicular (“hago lo que me salga de los c…”) con la propina de un gen típicamente español que, desde las cuevas de Altamira, define al macho ibérico.
Pasando por encima de siglos e historia, se mantiene cual Numancia o Sagunto y permite por ejemplo decir las gilipolleces que ha dicho ese general del Aire apellido Beca, aunque le viniera mejor Bocazas (General alaba a Franco y manifiesta su deseo de fusilar a 26 millones de españoles). Eso sí tras la jubilación, porque en activo o era tímido y olvidadizo o pertenecía al “escalafón cobardito”. Es lo que tienen las Epifanías 6del retiro.
No voy a repetir lo ya escrito hace año y medio en este blog ("Patrias"), pero de tanto manosear el concepto, el término “Patria” corre el riesgo de convertirse en un continente vacío y los candidatos a Andrés Torrejón7 van a tener que organizarse un poco o poner el cartel de “Peligro de avalancha” (o formar el coro “España para los españoles” e irse al carnaval de Cádiz).
Es curioso constatar como los mitos fundacionales suelen asentarse sobre una gran mentira por todos conocida pero que no impide su expansión. “¡Chorpecha!, ¿Pero que ha pachado?” como diría el presentador-humorista Broncano.
Los hitos del nacionalismo hispano que imprimen carácter nacional no aguantan un mínimo análisis histórico hecho con rigor (¡Ojo! Tampoco resisten la prueba del algodón los de los nacionalismos periféricos).
Al final ni Santiago apóstol –si alguna vez hubiera existido- pisó la piel de toro, andando o en caballo blanco, ni la gloria de Lepanto fue gesta solitaria (de las 203 galeras 14 las comandaba Álvaro de Bazán, de los 23.000 soldados, 8500 eran tercios), ni en San Quintín “los españoles derrotamos- terminología de partido de fútbol- a los franceses” (de 41 mil combatientes, un 12% aproximado frente al 53% de alemanes y ningún jefe militar entre ellos) ni tan siquiera es segura que la caballerosidad saliera a relucir en Breda en 1625 cuando el genovés Ambrosio de Espínola aceptó la rendición de Mauricio de Nassau, (aunque sí hay testimonios que cuando el holandés Federico Enrique conquistó definitivamente la ciudad para su causa en 1637 sí tratase cortésmente y dejase ir con honores a la guarnición mandada por el valón Gomar de Fourdin)8
Daba mucha rabia el día que te enterabas por fin de que los Reyes Magos eran tus padres.
Si la machaconería es una característica, la otra es la sordera impermeable, esa que hace resbalar cualquier idea crítica. Para eso se inventaron los dogmas. Por ello continúan con el erre que erre y reducen la Sociedad a una caricatura pues no importa nada trabajar por el bienestar común pero sí mucho el tamaño de la bandera. Y a cualquier grito de “Igualdad” o “Libertad” se le va a anteponer para intentar ahogarlo el de “Cierra España”.
Estamos en Diciembre de 2020, Primer año pandémico nada triunfal (por usar una terminología que les gusta) y en lugar de reivindicar Sanidad o Servicios dignos, los del ardor guerrero con un yelmo de atrezo sobre la cabeza para sentirse Hernán Cortés, empiezan a pedir sin disimulo una escabechina de "comeniños perroflautas muy y mucho antiespañoles".
Tanto "patrioterismo" barato ya cansa. Como le decía Martínez Ares al “Trinchera” (cuarteto del Morera, Carnaval de 2018): “Trinchera, ¡Esto ya es acoso! ¿Tú eres de Cádiz [vale cambiar por español]? Pues, déjame picha, déjame”
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