Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

...y la Batalla de los Horrores

Como quiera que en mi escrito anterior he dejado una parte “tradicional” de las fiestas de nuestro pueblo sin tocar (la Batalla de Flores) y teniendo en cuenta que aquí también existen discrepancias en cuanto al modo de entenderla, me he permitido plasmar mi pensamiento sobre el tema, dejando muy claro, que al igual que el anterior, no deja de ser una opinión personal.

Tengo en mi mente el recuerdo de la Batalla de Flores como un día en el que los protagonistas eran las serpentinas y los papelillos de colores, quedando la palabra batalla en algo simbólico, puesto que lo peor que te podía pasar en esa “batalla” era que te dieran un empujón o que te entraran papelillos en los ojos, la nariz o la boca, cosa por cierto molesta, pero no dolorosa.

Generalmente los papelillos eran lanzados con la idea de fastidiar a alguien en concreto, sin embargo, las serpentinas (teníamos menos porque eran más caras) se reservaban para algún familiar o bien para esa otra persona (novia, amiga…) a la que querías llamar la atención.

Al terminar el desfile todo lo que quedaba en las calles eran verdaderas alfombras de serpentinas y papelillos. Se lanzaban tantos que al llegar a tu casa y quitarte la ropa, salían hasta de los sitios más insospechados.

La forma de ver el desfile era muy distinta porque la gente se quedaba en las aceras, ventanas o balcones y desde allí interactuaban con los que iban en las carrozas y lanzaban y recibían papelillos y serpentinas.

Este año hemos visto por las cámaras de televisión como niños destrozaban las carrozas y, en algunos casos, ayudados por mayores que reían su proceder. Lo hacían muy cerca de las carrozas, mientras la calle y las aceras se encontraban vacías de personal que seguramente no estaban dispuestos a ver semejante espectáculo “tradicional”. Me llamó la atención que los locutores de la televisión local, que retransmitían en directo el desfile y que generalmente no suelen opinar, no han podido reprimir sus sentimientos y se han manifestado ante semejante espectáculo.

Porque si se llega a pensar que todo lo visto en el día 4 era insuperable, comprobamos que nada más lejos de la realidad, en la jornada del día 5 pudimos superarlo…y empeorarlo.

Porque poco o nada queda de todo lo anterior, se han perdido prácticamente los papelillos y las serpentinas, las mujeres en un alto porcentaje han dejado el original y “tradicional” traje de gitana, se cantan canciones poco acordes al momento, se bebe en exceso…y como fin de fiesta se destruyen las carrozas para el regocijo de algunas personas… con todo lo cual se consigue que cada vez sean menos las personas que se queden a ver semejante espectáculo.

Todo lo anterior hace que me pregunte si hoy en día, y visto lo visto, merecemos seguir ostentando el título honorífico de FIESTAS DE INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL, concedido en 1972.

Soy defensor de las tradiciones, son costumbres que vienen de nuestros mayores y debemos defenderlas porque forman parte de nuestra cultura y patrimonio. Es por ello que creo que la palabra tradición no debe ser utilizada para enmascarar lo que personalmente considero un acto irracional.

De continuar esta perspectiva lo normal sería hacer una reserva en una playa de la costa para estos días (ya hay quien lo hace) y evitarnos sufrir este espectáculo tan tradicional, pero no creo que esa sea la solución. Creo que debería haber una puesta en común en la que los distintos sectores de nuestro pueblo opinen y se intente llegar a un acuerdo para tener unas fiestas de las que todos nos sintamos orgullosos y deseemos mostrarlas con satisfacción a nuestros visitantes.

Para finalizar, espero y deseo que el año que viene no tengamos que volver con el mismo tema, sería buena señal.