Lamira, es una niña saharaui de 10 años que nació en una jaima en los Campamentos de Refugiados Saharauis de Tindouf. Tierra y pueblo olvidado para el resto del mundo desde hace más de 40 años.
Llegó como otros muchos miles de niños a España gracias al programa Vacaciones en Paz. En concreto pertenecía el grupo que llegó a Córdoba y provincia, que gestiona ACANSA (Asoc. Cordobesa Amigos de los Niños Saharauis). Esta asociación destina parte de su proyecto a niños con necesidades específicas, con algún problema físico o psíquico, y los “acopla” con familias “especiales” y un corazón enorme.
Lamira llegó a Córdoba con un problema en los huesos de la cadera que le hacía que el caminar fuera para ella un verdadero suplicio y más si lo situamos en el contexto en el que tiene que hacer su vida diaria, el desierto del Sahara. Este desierto, considerado uno de los más inhóspitos del planeta, puede llegar en verano a temperaturas cercanas a los 50º por el día y bajar drásticamente hasta llegar a bajo 0 por la noche.
Durante los primeros días de su estancia en Córdoba fue comprobando que era cierto todo lo que otros niños le habían contando en aquellas largas noches de historias y sueños compartidos a la luz de una linterna. Asimismo durante ese periodo, por parte del equipo de traumatología infantil del Hospital Reina Sofía se le hicieron varias revisiones comprobándose que Lamina tenía la cabeza del fémur totalmente destrozada. Los doctores no entendían como con la gravedad de la lesión podía andar, sabedores de los dolores que le tenía que provocar. Y es por ello que a todos nos hace reflexionar y entender porque se dice que los saharauis son de una raza especial y no es más que un problema de supervivencia en el desierto.
Los doctores, tras obtener los resultados, decidieron reconstruir el fémur y fijarlo a la cadera, y para no dilatar más el problema se hicieron gestiones rápidamente para pedir la documentación pertinente, así como la autorización de los padres para la operación quirúrgica.
Lamira fue operada a finales de Noviembre, de forma exitosa. Antes de la operación tenía una diferencia de altura de una pierna a otra de 5,5 cm y después quedó ésta en 2,5 cm. Para completar esa diferencia se podía realizar un alargamiento del fémur, opción que fue rechazada por los doctores debido a lo doloroso y largo del proceso. Tras tres meses de recuperación, sin apoyar la pierna, se estudiará la posibilidad de equilibrar ambas piernas con unas plantillas.
La operación ha sido un éxito tras un magnífico trabajo por parte del equipo de Cirugía Pediátrica del Hospital Reina Sofía. Todo ello gracias a asociaciones como ACANSA que trabajan todo el año por ellos y para ellos, a las familias que acogen a los niños, y a entidades como el Patronato de Bienestar de Social de Cabra, que colaboran en el Proyecto Vacaciones en Paz.
Lamira pronto estará en los Campamentos con su familia, cuyos padres habrán pasado este periodo de preocupación y serán felices viendo la recuperación de su hija. Le darán gracias a “Bismilahi rahmani rahim” (1), comiendo “Afachai” (2) y bebiendo “Kefir” (3).
1- En nombre de Allah el supremo, el misericordioso. 2- Plato tradicional saharaui ”vísceras de camello, cordero o cabra a la brasa, que puede incluir giba o sebo”. 3- Leche de cabra rebajada con agua y azúcar.