Está visto que José Ignacio Wert quiere irse calentito del gobierno. Ya dijo en su día que una vez que las Cortes aprobasen su proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) se marcharía del Ejecutivo.
El camino que le queda cada día es menor y antes de final de año culminará el trámite parlamentario de la ley una vez sea debatida en el Senado y devuelta al Congreso para su aprobación definitiva.
En todo caso, las críticas le van a seguir lloviendo, desconozco hasta qué punto puedan estar cargadas de razón, si bien las elevadas tasas de fracaso escolar que viene soportando nuestra sociedad, así como los ratios marcadamente negativos que nuestros estudiantes marcan en algunas materias en comparación con los del resto de Europa, indican un fracaso de la actual ley vigente, la LOE, y la necesidad de introducir en nuestro sistema educativo amplias correcciones que hagan de la educación no sólo un derecho sino un proceso eficiente que lleve a nuestra sociedad a niveles más altos de desarrollo y competitividad en el marco internacional, algo que no parece gustar a la izquierda inmovilista y a los nacionalismos más rancios.
Por si no tenía poco, el Ministro de Cultura se deja ahora caer con la retirada de las ayudas estatales de las becas Erasmus a aquellos estudiantes que durante el curso anterior no hubiesen tenido derecho a la percepción de una beca universitaria en nuestro país.
Pero es que, además, lo hace cuando los perceptores han iniciado ya el curso en distintas ciudades europeas, generándoles un conflicto educativo, personal y familiar que carece de todo sentido por muchas explicaciones que Wert quiera dar a la medida.
Uno puede entender que en una situación económica como la actual se prioricen los recursos y los fondos públicos se destinen, fundamentalmente, a quienes menos ingresos tienen. Sin embargo, ello, que debe ser así, ha de contar con unos criterios de reparto, unas normas, transparentes, no sólo en su contenido sino también en cuanto a la necesaria antelación a la circunstancia para las que se desarrollan, de forma que con su aplicación no se cometa un fraude como el que en este caso pretende llevar a cabo el ministro de Educación.
Tanto es así que NN.GG. del Partido Popular se ha dado prisa en emitir un comunicado rechazando de plano la medida, lo que me hace sospechar que José I. Wert dará marcha atrás en las próximas horas.
Sé que es complicado gobernar con una herencia económica totalmente adversa, con el nacionalismo como amenaza y con una oposición, cuyo único objetivo es desbancar a la derecha del poder, rota en su organización interna y hasta desleal con el Estado en la lucha que mantenemos para salir de la crisis, pero ello no debiera impedir no cometer errores de bulto como éste que, si puede estar justificado en el fondo, pierde todo su valor en las formas dejando en evidencia la improvisación e incluso el engaño de todo un gobierno, algo que no merece.
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