Si el secretario provincial de los socialistas cordobeses, Juan Pablo Durán, mantuviese aún un mínimo de dignidad, no le cabría otra opción que “hacer las maletas”, recoger sus efectos personales de la sede de Avda. del Aeropuerto, dimitir de sus cargos y dejarnos disfrutar a los cordobeses de la paz personal y social que a él le falta y pretende violentar con sus palabras.
Ese “la derecha sólo sabe matar y si es posible en las cunetas, donde siempre nos han dejado a los socialistas” que pronunció Durán el pasado sábado en Peñarroya- Pueblonuevo indica, por mucho que el político del PSOE trate ahora de corregir con notas de prensa tan falaces como ofensivas contra la inteligencia de quienes escuchamos sus palabras, el grado de bajeza intelectual y resentimiento de quien diciéndose demócrata demuestra no ser sino un agitador social profesional que vive de la política y de los ciudadanos con el fin, parece que único, de alimentar el odio entre las diferentes posturas ideológicas para, así, obtener un beneficio que no es capaz de conseguir desde la razón.
Con él, por dignidad también, debieran seguir el camino de la calle quienes le auparon al cargo y todavía hoy le sustentan en el mismo, porque quien llega a ese discurso no lo hace por casualidad o fruto de un calentón, sino porque ha ido sedimentando, a lo largo de los años, una conducta política basada en el concepto de enemigo y no de adversario, que tan desastrosos efectos causó en los prolegómenos de nuestra guerra civil y no digamos ya en el propia confrontación, en la que las cunetas se vieron repletas de españoles de una u otra significación ideológica.
No, no queremos entre nosotros, no podemos admitir como representante del pueblo, a un saboteador de la paz que, ante la acción de la Justicia, es capaz de tirar al monte y hurgar en las entrañas de la miseria humana para justificarse ante los suyos, para “alimentar” las conciencias de sus compañeros de partido.
Cuando se demuestra así la ruindad que se encierra dentro no cabe, ni siquiera, el beneficio de la duda, la magnanimidad de una segunda oportunidad.
La sociedad cordobesa y el Partido Socialista Obrero Español de Córdoba necesitan verse libres de mentes que propugnen el rencor en unos momentos como estos en los que tan devaluado está el valor de lo político y tan necesario se hace demostrar que quienes nos gobiernan y nos representan son dignos portadores de valores éticos y sociales que alienten la concordia, el entendimiento y la justicia y solidaridad social.
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