Sí, asesinaron a tan inimitable criatura creadora. Cuánto mal dominó a los maleantes asesinos para quitarle la vida. ¡Hasta donde llega la bestialidad. La envidia y odio del ser humano.
Federico García Lorca genio y figura por los siglos de los siglos sin final ni amén alguno. Perdura y se desdobla. Siempre que acudo a su espacio creativo, siempre me pregunto. ¿Por qué asesinaron a esta inimitable criatura creadora? Cuánto mal dominó a los maleantes asesinos para quitarle la vida. ¡Hasta dónde llega la bestialidad, el odio y la envidia del ser humano y la condena a lo injusto. Y resurge de nuevo el dolor, la protesta, que importan los años transcurrido, si los herederos de los asesinos de ayer se encuentran semiescondidos en la trastienda del odio y la morbosidad de la caverna.
Y ahora nos llega esa etapa lorquiana a lo largo de su rica y emotiva estancia por tierras donde se habla la lengua de Cervantes. Declaraciones y entrevistas completas. Nueva edición (de Palabra de Lorca (Ediciones Malpaso), bajo el cuidado de Rafael Inglada con la colaboración de Víctor Fernández, que reúne por primera vez todas las entrevistas conocidas del poeta, incluso aquellas que se publicaron después de su muerte, tal y como fueron publicadas en las revistas y periódicos, sin los cortes que habían sufrido algunas de ellas. El volumen se complementa con una colección de fotografías la mayoría de ellas inéditas o de difícil acceso para los lectores.
Un Lorca rebosante de alegría e ingenio dispuesto a dar rienda suelta a su imaginación poseída de catarata creativa, que desembarca cargado de ensueños en los países en América hablando español de Andalucía. Impresionante expectación que descubre a quienes lo acogen ser un virtuoso de la palabra, la música, el verso y la metáfora con música envolvente. Y así, temblando de emoción y gozo, le escribe a sus padres: “Ya veréis los periódicos. Una cosa como cuando vino el príncipe de Gales.» En una sola mañana de octubre, sin levantarse de la cama de su hotel bonaerense, firma veinte álbumes de autógrafos. Se asombra de los «doscientos retratos» que le han sacado los fotógrafos de Buenos Aires. Y el poeta del pueblo de la palabra viva señala: “Me parece absurdo que el arte pueda desligarse de la vida social” Y los medios de comunicación se sienten sorprendidos a la vez que atrapados por el esplendor de su verbo, los profesionales de la prensa y la radio, ante el poeta desbordante para entrevistas con preguntas ya preparadas. Es tiempo perdido ya que ante él, surge lo sorpresivo saltando de un tema a otro, nada de preguntas tontas y comunes, pues la respuesta siempre será el salto de un tema a otro y el periodista se puede sentir “como el convidado de piedra”
Y llegan los día que Federico García Lorca se encuentra con los negros en Nueva York, donde “se dan cita las razas de toda la tierra; pero chinos, armenios, rusos, alemanes, siguen siendo extranjeros. Todos menos los negros. “Es indudable que ellos ejercen enorme influencia en Norteamérica, y pese a quien pese, son lo más espiritual y lo más delicado de aquel mundo. Porque creen, porque esperan, porque cantan y porque tienen una exquisita pereza religiosa que los salva de todos sus peligrosos afanes actuales” Y allí, inmerso en el espacio propio de los negros surge la magia y el sentimiento del poeta que “veía a través de mi ventana la estatua que inmortalizó en el bronce la figura de la heroína de la revolución liberal de 1830”.Y surge el verso: de “Poeta en Nueva York” que inagotable, pródiga, de la mano de todos los mundos subjetivos y objetivos, aquellos que se conjugan con la fantasía y la realidad, la vida y la muerte. Lo clásico y lo popular flotando en el ambiente.
“Yo denuncio a toda la gente/que ignora la otra mitad, /la mitad irredimible/que levanta sus montes de cemento/donde laten los corazones/de los animalitos que se olvidan/y donde caeremos todos/en la última fiesta de los taladros” Y vuelve uno a preguntarse: ¿Pero cómo pudo ser posible su muerte dolorosa, humillante, trágica y oscura en una noche de olivar? Cuánta miseria existe en el ser inhumano para este genocidio de un mago que contemplaba el mundo tras una luna transparente.