El exilio cultural provocado por el franquismo no solo tuvo como consecuencia la pena de huida de grandes talentos. A ese sufrimiento real y ausencia de la tierra que te vio nacer, habría que añadir otro que en algunos casos perviven aún: el olvido de esos intelectuales tras su vida y muerte a miles de kilómetros de España. Lo podríamos denominar como una especie de segundo exilio. Nuestros artistas exiliados, reprimidos y perseguidos por el franquismo y, en algún caso, como el de nuestro personaje, perseguida y detenida por los nazis, corrieron distintas suertes. Unos tuvieron la “fortuna” de partir a nuevas patrias de acogida y desarrollar allí sus carreras. En cambio, otros, se quedaron en los frentes de batalla o fueron fusilados.
Traemos a nuestras páginas el recuerdo de la vida y obra, ambas prolíficas e intensas, de una mujer de nacimiento catalán y de orígenes andaluces y vascos. Hablamos de la gran pintora surrealista, Remedios Varo Uranga. La vida de esta artista se asemeja más a la de una protagonista de una novela que a un ser humano tradicional. En solo 55 años de vida vivió en decenas de sitios, conoció profundamente a los más altos representantes del arte de su tiempo, fue perseguida por el fascismo y detenida por el nazismo, se exilió dos veces, trabajó interdisciplinarmente para sobrevivir pero sobre todo amó y fue amada pasional e intensamente por varios hombres.
Infancia y orígenes familiares de Remedios Varo
De nombre completo María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga nació un 16 de diciembre de 1908 en Anglés (Girona) y falleció el 8 de octubre de 1963 en México. Su padre, Rodrigo Varo y Zajalvo, fue ingeniero hidráulico nacido en Cabra (Córdoba) y al que su trabajó le obligó a distintos destinos tales como Girona, Marruecos y Madrid. La madre de Remedios Varo, Ignacia Uranga Bergareche era de ascendencia vasca. El matrimonio tuvo tres hijos, Rodrigo, Remedios y Luis siendo la pintora la segunda. Remedios Varo llega con su familia a Madrid cuando contaba 9 años. Desde esa etapa de su vida sufrió problemas cardíacos que le marcaron el resto de su vida y el final de esta. Esto no fue óbice para que Remedios llevara una vida intensa y llena de emociones en lo artístico y en lo personal. Alegre, vitalista y apasionada en el amor, destacan de ella un detalle que le adelantó su súbito fallecimiento: “bebía café casi todo el día y fumaba hasta tres paquetes de cigarrillos”. Pero lo que realmente importa es que tras su exilio en distintos lugares y su estancia definitiva en México, se convirtió en la líder del movimiento pictórico surrealista en Latinoamérica teniendo una parte amplia obra en un museo mexicano. Pero en España, salvo para los círculos artísticos, sigue siendo una gran desconocida a pesar de que su legado podría ser doble, desde un punto de vista de su enorme pintura así como la destaca impronta feminista de su obra.
Juventud y estudios de Remedios Varo
Remedios Varo fue pionera femenina en cursar estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (ingresó con 15 años en 1924) y como artista del surrealismo. Allí recibió clases del famoso pintor, paisano de su padre, el cordobés Julio Romero de Torres. En la Residencia de Estudiantes de Madrid conoció a García Lorca o Salvador Dalí con los que entabló debates, reuniones y amistad. Tras la conclusión de sus estudios en 1930, Remedios Varo contrajo matrimonio con un compañero de la Academia de San Fernando, Gerardo Lizarraga Ortiz y se trasladaron durante un año a París. A su vuelta en 1932 fijaron su residencia en el barrio de Gracia barcelonés. En la Ciudad Condal Remedios trabaja como diseñadora publicitaria y se une al grupo surrealista catalán denominado “logicofobista” (fobia a lo que parece lógico). Se trataba de una nueva generación de surrealistas que buscaban además dotar de implicación social a este movimiento. La pintora se incorporó plenamente a la vanguardia artística catalana con su amigo Salvador Dalí como la gran referencia.
Tras la ocupación nazi de París en 1941, Remedios es detenida por ser la compañera de Benjamin Péret (fue delegado del Partido francés obrero internacionalista unificador del trotskismo. También luchó junto a los anarquistas de la Columna Durruti dirigiendo una unidad que combate en el Frente de Teruel). Toda una odisea de artimañas posibilitó que finalmente ambos lograran huir a México. Fueron los últimos días de Remedios Varo en España, ya nunca regresó a su país.
Etapa mexicana
Merced a la política de acogida a exiliados españoles del presidente mexicano Lázaro Cárdenas, Remedios y Benjamín se establecen y trabajan en México. Remedios trabajó en artesanía, decoración y publicidad. Destaca su labor con Marc Chagall en el vestuario para el ballet Aleko. En 1947 Remedios Varo y Benjamin Péret se separa y el poeta vuelve a su tierra natal, París. De la bondad de Remedios Varo da cuenta el hecho de que apoyó económicamente a Benjamín y lo acompañó a la hora de su fallecimiento en 1959.
Dos años en Venezuela
Una faceta de Remedios fue su conocimiento científico. Gracias a ello y a sus contactos en 1947 integra una expedición científica a Venezuela para realizar estudios microscópicos de mosquitos contra el paludismo. Desde Venezuela trabaja para el laboratorio Bayer realizándole carteles publicitarios.
Regreso a México
Tras esta etapa venezolana en 1949 vuelve a México intensificando su trabajo como ilustradora publicitaria. Un nuevo amor y un nuevo matrimonio surge en su vida tres años después de su regreso a la capital azteca: Walter Gruen, un austriaco admirador de su obra. De origen judío y miembro de Partido Socialdemócrata de Austria, Gruen fue detenido por la Gestapo y enviado al campo de concentración de Dachau y luego al de Buchenwald. Sobreviviente del horror nazi también decidió establecerse en México. El austríaco le proporcionó a Remedios estabilidad tanto económica como emocional a la artista y fue el artífice de lograr que Remedios se dedicara exclusivamente a la pintura. No en balde esta fue la mejor época artística y de labor pictórica de Remedios junto a figuras como Frida Kahlo y Diego Rivera. Es en ese momento cuando por fin logra vivir de la pintura. Sus empleos anteriores fueron labores artísticas de supervivencia, especialmente como ilustradora publicitaria.
Reconocimientos póstumos a Remedios Varo
A pesar de que en 2007 Zoé Valdés publicase la novela “La cazadora de astros” con la historia de la artista y de que, en 2008, Barcelona la reconociese con una placa y poniendo su nombre a unos jardines del barrio Diagonal Mar. A pesar de todo ello y de que la Universidad de Barcelona organizase entre 2008 y 2009 seminarios internacionales para celebrar el 70º aniversario del exilio de Remedios Varo, con todo ello, Remedios varo, sigue siendo otra gran olvidada, otra gran sufridora del “segundo exilio”, ese que te relega a la desmemoria. Sería justo y obligatorio esa reparación moral y cultural porque como Octavio Paz dijera de la artista de Gerona, de padre egabrense y madre vasca, que “Remedios ríe pero su risa resuena en otro mundo”, es necesario que esa risa también llegara e inundara a la gente del país que le vio nacer, donde vivió y que tuvo que abandonar huyendo del fascismo y de la barbarie fascista.