Juan Luis Valenzuela
Decíamos ayer que queda poco, muy poco para las próximas elecciones municipales y que nueve meses en política no son nada.
Por ello aunque las tendencias electorales en Cabra estarían casi perfiladas tras más de tres años de gestión municipal, no puede suponerse que “todo el pescado está vendido”. Es más, el espacio de indecisos, así como ese perseguido objeto del deseo que significan el 6 ó 7% de electorado que puede decantarse en una campaña electoral, auguran, como analizaba en el artículo anterior una disputa muy reñida y para muchos apasionante.
Los socialistas van a tener que enfrentarse a tres enemigos: el PP, el PA -o mejor dicho Javier Ariza- y a la crisis económica.
Puede que la situación económica, aunque el espacio temporal es corto, comience a dar signos -ya los da- de recuperación en el primer trimestre de 2011. Evidentemente no se evidenciará notablemente en la economía doméstica, pero puede coadyuvar a generar una situación más optimista, un acercamiento a las posturas del gobierno y a desvelar la catastrofista política de un Partido Popular anclado en el no a todo y que cuando España, la real no la de la banderita en el reloj, la necesitó dijo no. El patriotismo de verdad versus patriotismo de hojalata.
Si es así, si esos signos de recuperación se dan y la crisis comienza a despedirse, es claro que afectaría positivamente al PSOE y castigaría al PP. Si por el contrario no ocurriera esa situación tan deseable como necesaria, el sentido del voto sería inverso.
Pero bajando a lo local, el PP de Cabra tiene posibilidades serias de ascender en número de votos y en concejales. Ello es algo que nadie cuestiona. Los vientos conservadores soplan a favor en toda España y de esa corriente es obvio que aquí también se beneficiarán. ¿Lo suficiente como para editar una mayoría popular-andalucista? Esa es la clave. Es difícil tarea, complejo objetivo pero posible, aunque en mi opinión no probable; por poco pero no probable.
Los populares egabrenses comenzaron una travesía del desierto más que plausible. Un trabajo que encomiablemente, años antes, emprendió Enrique Bellido pero que dejó inconcluso y no pudo concluir tras su marcha al Senado y a responsabilidades provinciales. Conscientes de que la imagen que poseían, como aun la siguen teniendo en algunos pueblos andaluces, era de naftalina azul, asociada a nostalgias pasadas, a Alianza Popular y que sus representantes locales estaban más cerca del ¡Arriba España! que de “Viva la Constitución”, emprendieron un camino en que los jóvenes de Nuevas Generaciones tomaron las riendas del nuevo PP local. El trabajo ha sido importante desde el punto de vista de pasar pátina democrática y así, al menos yo, lo reconozco. Pero también ahí, curiosamente reside una parte de su propia debilidad.
Partiendo de la base de que tengo en alta consideración a buena parte de estos jóvenes cachorros de la derecha local, y que bastantes de ellos me parecen personas de convicciones democráticas y formados, si aprecio una excesiva bisoñez y una falta de madurez política, por otra parte propia de un colectivo formado básicamente por jóvenes. No lo critico, solo lo refiero pues ya quisiera yo para mí esa falta de veteranía derivada de una temprana edad. Pero esa es la percepción que la calle tiene, jóvenes bien formados, de talantes liberales, pero pocos maduros aún para asumir tareas de gobierno local en Cabra.
Una de las innumerables citas que se atribuyen al histórico y enigmático lider de la Democracia Cristiana italiana, Giulio Andreotti era que "El poder desgasta.sobre todo cuando no se tiene". Y ahí reside una de las claves actuales de las dificultades para una victoria del PP, además del suelo electoral tan bajo del que disponen en Cabra. Otra cita, algo torpe y reaccionaria, dicha en su día por Rubén Darío y repetida hasta la saciedad constituye la otra clave: "Juventud divino tesoro"... Aquí, ahora y en las municipales de 2011 en Cabra, no lo es pero promete
Su candidato Fernando Priego, refleja precisamente eso: juventud, liberalismo, compromiso, formación, pero creo que por ahora “no toca”, no es su momento, es demasiado virginal políticamente y aun le queda camino para robustecerse y aparecer como una opción sólida. Dicho sea de paso, auguro un futuro político exitoso a Fernando, pero no ahora. Tiempo tendrá.
Como escribí en el artículo anterior la lucha va ser dura. El PP subirá pero no lo hará por encima del PSOE. Quedará, según mi sondeo personal y no escrito, como segunda fuerza política. Ello sería, de producirse, todo un éxito para los conservadores. Podrían pasar de ser la cuarta, y última fuerza política actual, a ser la segunda. Si así fuera, el PP y Fernando Priego estarían situándose por primera vez como una alternativa real de gobierno por sí misma. Para serlo ahora debería contar con el voto de los concejales que el naufragio del andalucismo retenga. En ese caso serían las matemáticas las que contribuyeran a esa coalición. Pero una cosa son las voluntades política de coaligarse que creo que las hay y otra muy distinta es alcanzar once concejales. El PSOE junto a IU lo tienen más fácil.
Para esa labor, para romper las matemáticas favorables al PSOE irrumpe Javier Ariza. Pero de ello hablaremos la semana que viene.
Juan Luis Valenzuela Simón
Coordinador de El Plural de Andalucía y director del periódico digital Málaga 101
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