Si estuviésemos hablando de una organización que realmente quisiera llevar a la práctica lo que predica, no haría falta escribir este artículo. Pero desde la Transición hemos vistos en decenas de ocasiones que las rotundas soflamas de periodos electorales o la radicalidad del discurso, suele quedar en aguas de borrajas cuando accede al Gobierno Central. Los buenos negociadores saben que cuando hablan con el PSOE el primer paso es refrescar la Gramática para llevar aprendidas las condicionales. Los sofismas y la coherencia no casan bien.
Si la “pata izquierda “del sistema bipartidista hubiese querido alguna vez tras el 20 de diciembre un gobierno alternativo, teniendo como tiene veteranos muñidores con capacidad de contar y recontar, desde el minuto cero habría volcado su acción política en intentar armar un gobierno salido de la suma de sus diputados y del espectro electoral situado a su izquierda que, no olvidemos, tiene más votos que ellos.
Pero la fórmula del “parar a la derecha” que tanto invoca (y tanto le ha beneficiado para copar Ayuntamientos y Comunidades en las distintas citas electorales) es automáticamente desechada cuando se trata de llegar al Gobierno Central.
El Poder real -autóctono o encarnado por la Troika- decidió al día siguiente de contar los votos que el destino del PSOE quedaba uncido al de Ciudadanos por aquello de que a las buenas yuntas...Y para escenificarlo encadenaron con luz y taquígrafos la muñeca izquierda de Pedro Sánchez, con la derecha del predicador de la nueva orden “domini pecuniae o capitalis” fray Albert de Verona, perdón, de Rivera, lanzando al mercado electoral un paquete indivisible de dos por uno.
Una vez que Podemos y las distintas marcas de confluencia asumieron en estos meses el baile de la silla o de la negociación, implícitamente aceptaron lo que les venía encima.
Tengo claro que uno de los pilares centrales de la acción política venidera debe ser el de desalojar de las instituciones y puestos de decisión a los responsables de la crisis. También que la higiene democrática pasa por la limpieza de unos establos patrios ( se puede ser “patriota” en el sentido de querer una sociedad más justa y solidaria para todos los españolitos de a pie sin tener que llevar una pulserita en la muñeca con la bandera monárquica que muchas veces oculta el número de cuenta de un paraíso fiscal ) que acumulan más excrementos en forma de corrupción que los del rey Augías.
No tengo en cambio tan claro que esa limpieza a fondo pueda hacerse de la mano de quien durante decenios ha sido “el otro” disciplinado ejecutor de la voluntad del Poder. O que reducir la respuesta social por centrarse casi exclusivamente en la contienda institucional sea la forma más correcta de conseguir la hegemonía.
En esta tesitura Pablo sabía que al aceptar las negociaciones sólo podía salir desarmado y humillado ( que le pregunte a Tsipras) si al final claudica conformando un gobierno con PSOE y Ciudadanos al que solo podrán incorporarse desde Podemos quienes demuestren una circense capacidad de ingerir sapos descomunales, embridado si pasa por el aro de dar un “ sí crítico a la investidura PSOE/ Ciudadanos para que no gobierne el PP” ( que le pida clases prácticas de “ sí críticos” a las cúpulas sindicales o antiguos dirigentes de Nueva Izquierda para ver donde nos llevó la postura adoptada ante los tratados leoninos -en beneficio exclusivo del Capital multinacional - que configuraron la actual UE ) o anatemizado y culpabilizado si no admite el Trágala.
Como es inteligente seguro que coge la última opción pues es la única que combina honestidad y coherencia. Y fijo que ya tiene diseñada una estrategia capaz de aunar movilización ciudadana y praxis, sabedor de que las ideas las impones si llegan respaldadas por la tensión social de un pueblo consciente de sus derechos. Para capear el temporal se habrá puesto el chubasquero y con él resistirá el chaparrón mediático, el huracán desatado por los medios de difusión que como siempre obedecerán a la voz de su amo. Aunque las injurias intenten calarle hasta los huesos. Vienen días de prueba. Y se hace más necesario que nunca aguantar impertérrito.
Por nuestra parte también debemos saber utilizar las condicionales: “Si hubiésemos ido juntos a las pasadas elecciones- mundo Podemos/ mundo IU- el PSOE ahora no tendría la excusa de su presunta hegemonía en la izquierda a la que dice pertenecer de boquilla, ni tendría las papeletas para encabezar un gobierno. En definitiva, nos habríamos ahorrado la farsa porque si las únicas opciones fuesen o gobierno del PP o de las izquierdas plurales, ya estaría en marcha desde hace meses la gran Coalición PP/PSOE”
Pero como no fue así por nuestra incapacidad congénita y la política ficción no existe al menos que alguien con criterio le diga al Sánchez que intenta aparecer disfrazado de fiel en la balanza de la centralidad: “ Pedro, tetas y sopas no caben en la boca”.
