Estos días estivales son malos para los fabuladores. La realidad política de Españistán deja en pañales a cualquiera otra ideada por la imaginación más truculenta. Son tan numerosas las tropelías perpetradas por el Conservadurismo hispano (marca fetén y blanca), tan burdos los argumentarios trenzados a la carrera que al escucharlos o terminas muerto de risa ante el surrealismo que destilan o totalmente acojonado de pensar en manos de quienes está nuestro país y puede estar nuestro futuro próximo.
El juego del “y yo más” (más chulo, altanero, despreciativo, caradura...) al que se han apuntado Batman Rajoy y Robin Rivera para salvar a los atolondrados habitantes de Gotham City, terminará estudiándose en las facultades de Ciencias Políticas, como ejemplo -marxista grouchiano- de dos dirigentes salidos de la nada mental que llevaron a sus conciudadanos a la más alta cota de miseria. Para imponer los objetivos diseñados por el dúo calenturiento el entorno ayuda y mucho.
Si ambos no pensaran que a un importante sector de la población española “se la sudan las barbaridades” siempre que éstas las cometan “los suyos”, no asistiríamos al actual revival franquista para gente sin complejos, ni Ciudadanos hubiese enseñado tan pronto su vacuidad ni el PP se habrían quitado el camuflaje de demócratas-constitucionalistas que les sirvió de disfraz en décadas anteriores.
Y si el Ideario anticorrupción del partido de Rivera -ese que iba a dejar a España limpia como una patena- no hubiese terminado vendiéndose en la sección de “matasuegras y confetis” en las tiendas “Principios todo a un Euro” o sus propuestas de Regeneración hubiesen sido verdaderas, su hoy pareja de baile Don Tancredo de Santiago no estaría (con capa y maillot azul gaviota a juego), graznando alegre por confundir toda la nación con un vertedero.
La semana desde el punto de vista de la utilización de las Instituciones en beneficio particular empezó en una cota que creíamos difícilmente superable con la aparición en la escena pública de “militares twiteros celosos” que no tenían nada mejor que hacer para proteger su concepto de ¡¡Ssspañaa!! que ejercer la censura preventiva contra el diputado de Unidos Podemos Alberto Garzón, bloqueando su acceso a la cuenta oficial del Ejército de Tierra en twitter.
Esta acción realizada por el típico descerebrado ultra no merecería un mínimo comentario. El problema surge cuando la cuenta la llevan funcionarios públicos pagados con los impuestos de todos, incluyendo a los más de cinco millones de votantes de Unidos Podemos. Es verdad que no son adictos al uso de banderita en la muñeca, pero la experiencia nos dicta que el uso y abuso de dicho adminículo es inversamente proporcional al cumplimiento de las obligaciones fiscales en el país que tanto defienden de boquilla las personas que lo portan.
De este episodio habría que averiguar si es fruto de la voluntad aislada del responsable o estricto cumplimiento de órdenes superiores. Si fue un lapsus de los responsables de la cuenta porque estudiaron en la Academia militar aquello de “ser centinelas siempre alerta contra el peligro judeo-masónico- bolchevique”, habría que pedirle al Estado Mayor de la Defensa que cambie de una vez los apuntes por trasnochados. Si no es así y la orden vino de más arriba estaríamos ante un planteamiento ideológico que vuelve a colgarnos a la Izquierda el sambenito de “la Anti-España”. Nada sería de extrañar en un ministerio cuyo titular fue antes director de una empresa de misiles (MBDA) y luego consejero de otra que fabricaba bombas de racimo (Instalaza). Esto no son puertas giratorias, esto son tiovivos instalados en los accesos.
(Permitid un inciso: como las “modas“ se extienden, en estos días Demetrio Fernández, ínclito obispo cordobés - famoso por sesudas posturas como intentar borrar el concepto “ mezquita” de la Mezquita, calificar de “ bomba atómica” la ideología de género o pregonar que la Unesco tenía un plan para hacer “homosexual a media población”- ha seguido la estela y apartado del cáliz, perdón del seguimiento, bloqueando como personas non gratas a concejales del ayuntamiento y activistas sociales).
Pero faltaba la guinda en el pastel de cinismo político que nos quiere hacer tragar el nuevo dúo Sacapuntas del parlamentarismo hispano. Y esa, como no, la puso Rajoy en su comparecencia tras la reunión con los gerifaltes del PP. Primero por haber pedido una semana para estudiar las propuestas-ultimátum del partido Cuñadísimos(antes Ciudadanos) y reconocer después que no las habían estudiado y segundo por escudriñar el almanaque (carcajadas incluidas) con la presidenta del parlamento - ¿también con el niño del Ibex, socio “ in péctore”? - hasta ajustar que la fecha de la investidura si fracasaba, llevasen las elecciones al 25 de diciembre...¡ y culpar de ello a la oposición!
Ha quedado claro lo que piensan de la Ciudadanía española: nos consideran gilipollas integrales. Hasta el más lerdo sabe que la fecha la fijan conscientemente para meter presión al PSOE y que todo el entramado es mentira ( artículo: el falso dilema de las elecciones en Navidad...). Bastaba con algo tan simple como señalar otro día para la investidura. Descartaron tal opción para provocar que nos echemos las manos a la cabeza ante el disparate. Y además con la ayuda de sus periodistas paniaguados quieren ocultar que en octubre se pueden presentar o nuevos candidatos o intentos de gobierno alternativo. Repito, la barbaridad la engendran ellos y la culpa es de la oposición.
Con la instrumentalización de la fiesta navideña la pandilla basura de la política hispana ha vuelto a demostrar que sus creencias religiosas son pura fachada y no van más allá de los rituales de procesión y golpes de pecho. A no ser que la estrategia esconda un sutil intento educativo que se nos escapa: el de transmitir a sus acólitos la necedad de vincular el nacimiento de Cristo a un día concreto lleno de paganismo. Seguramente TVE1 desbrozará el camino hablando de como en la Antigüedad romana el 25 de diciembre estaba vinculado al Sol Invicto, a Mitra y la semana a las Saturnales, todo al solsticio de invierno y la iglesia primitiva lo que hizo fue apropiarse para adaptarlo a su conveniencia.
O puede que le demos al señor Banalidades mayor capacidad maquiavélica de la que tiene y lo identificamos por defecto con un personaje astuto y taimado cuando él tal vez prefiera identificarse con el pez protagonista de “Buscando a Dory”.
Pero lo que no podemos es comprar la burra por mucho que nos la quieran vender. Estoy esperando la reacción de mis representantes en el Parlamento y medios, desenmascarando la impostura, la falsedad, el ridículo.
Hablaba Machado de la España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía. La convocatoria de investidura y proceso electoral le da plena vigencia a sus versos.
Por ello para nuestra higiene política y mental se hace más que nunca necesario redoblar esfuerzos. No paremos hasta lograr que el caganet barbudo, tan navideño él, no se coma el turrón en la Moncloa.