Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Vejez

Pensaba darte un descanso estival de mis textos con el anterior sobre las películas e, incluso, a Joaquín, a quien envío mis escritos para Sur de Córdoba, le había deseado unas buenas vacaciones; sin embargo, me veo en la obligación moral de redactar estas líneas durante el intenso calor del día del Corpus, preludio terrorífico de lo que nos espera en verano, después de leer varios mensajes, reflexiones y estupideces sobre la inutilidad de las personas de mayor edad en Facebook, Twitter y otras redes sociales. De todos ellos, me quedo con dos: uno en el que una mujer decía que no entendía por qué tanto odio sobre la muerte del torero Iván Fandiño, a lo que varios de los usuarios le contestaron, con ánimo de insultarla, que era vieja, sin más; y otro en el que un tipo llamaba sesudos y ancianos a los académicos de la RAE con motivo de que del diccionario formaran parte algunas palabras que a él parecían no gustarle.

Cualquiera podría pensar que es algo aislado, que no hay motivo para darle mayor importancia y que desconectara el ordenador y pasara de este asunto, pero recordé que hace cosa de un año hubo un gran ataque en las redes contra los viejos y viejas de este país a la que seguidores y militantes de cierto partido acusaron de no haber ganado las elecciones, con Carolina Bescansa echando leña a la hoguera. Me llamó la atención en su momento y, desde entonces, en pequeñas dosis me voy encontrando esa peligrosa inquina de una juventud que desprecia a sus mayores, para lo que las redes sociales funciona como un megáfono: al igual que desearon la muerte de un niño porque le gustaban los toros, desprecia la vida pasada o que le queda de una persona que ha llegado a superar los sesenta años.

Cervantes, en el prólogo de la segunda parte del Quijote, confiesa que, de todo lo que había dicho sobre él Fernández de Avellaneda, el autor del falso Quijote, lo que más le dolía era que le acusase de viejo: «como si hubiera sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí». Y don Manuel Alcántara dijo una vez en la radio que «las sociedades modernas se avergüenzan de los que peinan canas o, lo que es peor, no tienen nada que peinar».

Con gran facilidad se nos olvida que tenemos fecha natural de caducidad y que, justo antes de cumplirla, debemos de pasar por la vejez.