El Tópico recurrente de todos los líderes socialistas
En verdad que no se si es un fantasma, un duende, un trasgo o un lugar recurrente al que acuden los líderes socialistas para amedrentar a los católicos españoles.
Lo cierto es que con una periodicidad machacona, insistente, plomiza y hasta rancia, de cuando, en cuando, sobre todo en el momento en el que se aproximan las elecciones generales enarbolan la bandera con la calavera y las dos tibias cruzadas, símbolo de muerte para los piratas, para con ella anunciarnos que van a cercenar de un solo tajo la educación de la religión católica de los planes de Enseñanza y otras lindezas por el estilo.
Como digo, considero que recurren a ello para no sólo amedrentarnos, sino para arañar un puñado de votos de la izquierda más jacobina que siente ante el Cristianismo un odio ascentral que impregna hasta la médula de sus huesos a todos los que odian esta religión.
Dentro de tal propósito incluye la supresión de la religión en los colegios privados, que, por cierto, son muchos los socialistas que llevan a sus hijos a ellos por la excelencia de su enseñanza.
Estos centros, tienen unos estatutos, idearios, o normas como queramos llamarlos que son por los que se rige cada colegio, y que todo progenitor que quiera que sus hijos sean educados en ellos debe firmar. En las escuelas privadas en las que los socialistas tienen a sus hijos han debido de firmarlos, y en la mayoría de ellos, por no decir en todos, se incluye la enseñanza de la religión.
Este insigne prócer debe de entender que ha de gobernar España, si es que lo hace, incluyendo a todos los que la pueblan, de los cuales aproximadamente el 70% se declaran católicos.
Platón define la democracia como el gobierno de la multitud, y Aristóteles dice de ella que es el mandato de los más, por lo que se debe de legislar para la mayoría y no para la minoría, que es lo que pretende este insigne socialista.
Si llegase a lo que pretende, el Estado español sería una oligocracia o gobierno de unos pocos, es decir, todo lo contrario al mandato supremo que se recoge en nuestra Constitución.
Sentado esto, este hombre eximio, pretendiente a regir los destinos de los españoles, desea también revisar los acuerdos con la Santa Sede, o lo que es o mismo, el Vaticano que, aunque pequeño en extensión, es un Estado soberano al igual que otros, por lo tanto son convenios entre Estados, por lo que entiendo que deberá contar con el resto de partidos para llevara cabo las modificaciones que pretende.
Demuestra crasa ignorancia cuando a estos conciertos llama Concordato, pues éste desapareció al poco de que viviésemos en democracia cuando fueron firmados aquellos el 4 de diciembre de 1979.
De la misma manera intenta borrar de nuestra Constitución toda referencia a la Iglesia Católica, tal como se recoge en al artículo 16.3 de nuestra Ley de leyes, pero para reformar la Constitución tendrá que contar con la aquiescencia de todos los partidos políticos, cosa que no se si conseguirá.
El mencionado artículo dice que el Estado español es aconfesional, cosa que no es lo mismo que laico. Lo primero es lo mismo que ser neutral ante las confesiones religiosas, lo segundo se corresponde con una indiferencia absoluta.
A los Estados laicos les importa un adarme la fe de sus ciudadanos, y pretenden eliminar a Dios y colocarse sus gobernantes en su lugar.
Nuestra Constitución manda al Gobierno y al resto de los poderes de la Nación que las creencias de las personas deben de ser tenidas en cuenta y, además, colaborar con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Estas palabras están escritas en nuestra Carta Magna, por ello, habiendo en España una mayoría abrumadora de católicos hay la obligación de prestarle atención y no entorpecer sus creencias.
Las estadísticas dicen que siete de cada diez votantes socialistas son católicos, ¿ha tenido en consideración cuál puede ser su reacción por su deseo de contentar a una minoría insignificante entre los simpatizantes de su partido.
A los cristianos no nos hace perder el sueño que se den o no se impartan clases de religión en las escuelas, lo exigimos porque nos ampara la Constitución.
Lo que verdaderamente preocupa a todo el pueblo español es el paro, las más de un millón de familias que están en riesgo de exclusión, los pobres vergonzantes que, habiendo tenido trabajos de alta categoría, han de llevarle las organizaciones caritativas el alimento a su casa, porque sienten una enorme vergüenza de que los vean a las puertas de los comedores de Caritas o de otra organización religiosa. La parcialidad, en algunos casos, de la Justicia, en muchas ocasiones manipulada por los políticos.
La hedionda y repugnante corrupción que campa a sus anchas por España. De la que no sabemos por qué solo se despliegan los casos del PP, cuando, hasta ahora, hay 200 expedientes, frente a los 264 del PSOE, de los que poco o nada se habla.
Especialmente a los andaluces nos da asco y náusea la fosa séptica de la Junta de Andalucía, en la que cada día surge algún saco de estiércol nuevo; tiene a dos presidentes imputados, y se cuentan por cientos los beneficiados por el robo de fondos que pertenecen al pueblo, pero claro eso crea una red de clientelismo que hace que en Andalucía el PSOE continué mandando, a pesar del expolio que sufrimos los andaluces.
Sr. Sánchez proponga verdaderas soluciones para tanto problema real, y póngalas en práctica, si es que llega a gobernar a España, y no esparza tanto humo para ocultar las verdaderas preocupaciones que nos afectan.
Sólo le digo que el PSOE ha gobernado el mayor tiempo desde que vivimos en democracia y siempre ha dejado a España en la ruina. Felipe Gonzáles, incapaz de solucionar el paro, llegó a decir que éste era un mal endémico de nuestro País, y lo de Zapatero es para escribir en los anales de la historia lo nefasto que fue para nosotros.
Esperemos que Vd. no rija nuestros destinos, porque el desastre que su partido acaudilla, volvería otra vez a enseñorearse sobre España.
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