Se celebraron las elecciones para la Junta de Andalucía, con resultado humillante y desastroso para el PSOE, pues ha conseguido el fruto más exiguo y ridículo del que, en toda la historia de la democracia, ha logrado obtener en esta tierra a la que el referido partido consideraba como su cortijo y su feudo, ya que han sido más de y treinta y seis años los que ha estado gobernando a los andaluces.
En puridad, aunque haya sido la fuerza más votada, el beneficio que ha obtenido dicha formación ha sido el peor de su historia, en una palabra, irrisorio y vergonzoso.
No pretendo entrar en una polémica de cifras ni de posicionamientos, sólo quiero exponer escuetamente el resultado de estos comicios, sin entrar en pormenores.
Ciertamente, por el número de escaños obtenidos, el Partido Socialista ha sido el primero, aunque haya logrado 33 con un 28% pero, como he dicho, consiguiendo la más afrentosa derrota de todas las elecciones a este parlamento. Inmediatamente después sigue el PP con 26 escaños y el 20% de los electores. Tras él se ha posicionado Ciudadanos, con 21 escaños y 18%; a la zaga del cual va Adelanta Andalucía, 17 representantes y 16,2% y, finalmente, lo no esperado por nadie, irrumpe con fuerza arrolladora en la vida política andaluza, Vox, con 12 escaños y un 10,9%.
Vox es una formación política que cumple con todos y cada uno de los requisitos para ser admitida dentro de la democracia de España.
Esta simpleza legal hay quien no la admite y se dispone a combatir a esto conjunto con todas sus fuerzas. Inmediatamente después de conocerse el resultado de los comicios, el partido del sin par Pablo Iglesias ha arremetido con todas sus fuerzas contra él al grito de “sin piernas ni brazos los fascistas a bombazos”.
Pero bueno, ¿esto qué es? ¿acaso podemos llamar demócratas a los que pretenden eliminar a un partido demócrata?.
Veamos, Podemos es un partido comunista leninista financiado por Venezuela e Irán, según la DEA de EE.UU.
El propósito de todo partido comunista es acabar con el resto de formaciones, aunque sea exterminándolas por la fuerza. No haremos un repaso de la historia porque está en la memoria colectiva lo que la URSS llevó a cabo con sus oponentes políticos, así como hoy día ocurre en los países en los que impera esta forma de gobierno.
Señores de Podemos ¿pretendéis eliminar a todos los que os pueden hacer sombra? ¿Sólo vosotros tenéis derecho a representar a los ciudadanos?
¡Qué equivocados estáis! Vox, mal que os pese, está respaldado, aproximadamente, en números redondos, por la voluntad de 400.000 personas, que han puesto su confianza en esta fuerza emergente.
¿Acaso quienes lo han elegido no son, según vosotros, demócratas?
Los que se han decantado para preferir a esta formación política en el ejercicio de su plena potestad democrática, han decidido voluntariamente, al igual que los que han votado a los otros partidos, escoger la formación política que consideran más oportuna para que lleve a cabo sus aspiraciones.
Lo que no puede hacerse en una democracia, lo repito machaconamente porque es la forma que todos hemos decidido para ser gobernados, es lanzar las turbas a calle porque los resultados obtenidos no han sido los que se pretendían.
Esto que ha hecho Pablo Iglesias no es ni más ni menos que un adelanto de lo que ya en enero de 1936 dijo Largo Caballero en un mitin pronunciado en Linares y que quedó publicado en El Liberal de Bilbao el 20 de enero de ese año.:
"Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos".
También se le recogió la siguiente frase: “La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución”.
Bien que se salió con la suya y vino la sangrienta contienda.
¿Es esto lo que pretende Pablo Iglesias, volver a la situación de la Segunda República, que llevó a España a un baño de sangre y que ocasionó el Alzamiento y la consiguiente guerra incivil?
Este iluminado, sin luces, mesías que salva solamente a los de su ralea, tiene que darse cuenta que España no está en la situación de desgobierno de los años de la preguerra.
Los españoles ya no estamos por la revolución, aunque la pobreza haya llegado a una situación alarmante y se hayan consolidado los casos más graves de quienes aspiran a unos derechos sociales básicos.
La situación hoy es bien distinta a la de la preguerra que asoló nuestro país.
Iglesias quiere implantar en España un comunismo cubano o venezolano. Es un trasnochado desnortado, utópico y descentrado que si quiere vivir como comunista que se vaya a cualquier país en los que impera esa exclusiva dictadura y nos deje en paz a los españoles.