Las reglas son el conjunto de normas que regulan una actividad.

          Hay algunas tan perfectas que han resistido el tiempo, y permanecen inalterables y vigentes desde mucho, como las del juego de la Oca, simples pero eficaces: si te equivocas, vuelves a la casilla de salida o al “pozo”, recuerdan...

          Los modos cambian, y el tiempo, o más bien, la sensación de su transcurso, cada vez resulta más vertiginoso. Ello resulta palpable en cualquier actividad humana, pero quizá en la Política está yendo a una velocidad que para algunos resulta excesiva.

          Hace escasamente un par de años, nadie habría pronosticado, que una agrupación sin militantes ni cuotas físicas, al menos aparentes, como Podemos, constituido al pairo de un movimiento popular como el 15-M, podría presentarse a unas elecciones, las Europeas y obtener el resultado que tuvo. El uso de las redes sociales, la aparición medida y oportuna en los medios, y un cuidado esquema propagandístico, han permitido un éxito que deberá refrendarse en la realidad de la toma de responsabilidades, y gestión, en los siguientes meses...pero eso es otra película, aún por visualizar.

          Visto lo visto, parecería conveniente que todas las formaciones políticas apostaran por la modernidad y renovación más profunda, abjurando de lo antiguo, para entrar de lleno en la política del Siglo XXI. Tampoco es eso.

           He sido un convencido de la idoneidad de nuestra Constitución de 1978 y el tiempo que la alumbró, la Transición. El consenso y la generosidad por parte de todos los grupos políticos en aquel momento, fue ejemplo para todos. A la vista de los nuevos pulsos, ahora empieza a pensar, que el tiempo ha generado demasiadas arrugas en la “señora”, y empieza a necesitar un rejuvenecimiento.
            Con reglas de mediados del pasado Siglo, no se pueden gestionar políticas para los próximos decenios y la dinámica diaria nos lo está demostrando.

             Las fatiguitas que está pasando Susana Díaz para constituir Gobierno en Andalucía muestran de un lado las maniobras de quién le niegan su plácet a efectos político particulares, pero de otro la necesidad de la propia necesidad de la Presidenta en funciones de entender,  que otro tiempo ha comenzado, donde el dialogo, la contraposición ideológica y el obligatorio acuerdo final, sean el único y evidentemente el mejor, camino en política. Y esto solo es el principio, abróchense los cinturones para lo que viene después de las Municipales y Autonómicas. No me imagino Parlamentos hiperfragmentados, a la italiana, sin ser italianos. Ellos están entrenados en la cuestión, pero la cosa no está para alimentar más los sectarismos en nuestro panorama institucional.

        Creo que, citando de nuevo a Susana Díaz, llevaba razón en reclamar segundas vueltas electorales en estas situaciones. Solo una pega, quizá un poco antes, sobre todo, antes de saber el resultado electoral.

        Segundas vueltas electorales, limitación de mandatos a dos legislaturas en cada cargo institucional, listas abiertas....son algunas de las medidas que la dinámica parece plantear como inevitables, por no hablar de elementos relacionados con la dinámica de propio estado como los referentes a la Corona, el Senado o la Organización Administrativa estatal (Ayuntamientos, Diputaciones)... y esto lo dice alguien que sabe un poquito de orejas y gargantas. Juristas y Constitucionalistas hay al respecto. Ellos deberán valorar el calado de la reforma, la extensión de la misma y sobre todo la profundidad en el tiempo con la que se afronte. Las Constituciones no han de ser objeto de movilización a capricho, pero tampoco ser observadas como tótems intocables, que en su propio inmovilismo, terminan resultando ineficaces.

          A nuevos tiempos, nuevos elementos para poder transitarlos e interpretarlos adecuadamente.  Con el apretado calendario electoral que nos espera, sospecho que este cometario pronto va tener fehaciente demostración de su utilidad. Estaremos atentos.