Se nos murió recién Cesar Luis Menotti, ilustre jugador y entrenador argentino más conocido por El Flaco.
Para los que nos gusta el fútbol, representó sin duda uno de los mayores ideólogos y estrategas de este juego, convertido cada vez más en un galimatías de intereses, televisión y dinero, donde resulta difícil encontrar el niño con las rodillas desolladas detrás de un balón, que en mi infancia, era la viva imagen de este deporte. Maradona y posteriormente Messi, ambos argentinos, han representado un poco esto que digo.
Menotti era un esteta del Fútbol. Entendía que para ganar era bastante conveniente, no imprescindible, pero sí conveniente, jugar bien, tocando el balón y con la plástica que en Sudamérica se concibe este deporte.
Entrenó al Barcelona en la época de Maradona, donde cada partido era un canto al buen trato del balón y a la imaginación del astro....De estos conceptos derivó posteriormente toda la herencia de Cruyff y posteriormente Guardiola, y que tanto añora el aficionado culé. Xavi, no da con la tecla, porque además, quizá necesitaría otros mimbres para ello, y algo más de autocrítica.
Como toda figura futbolística, Menotti tuvo también su otra cara de la moneda, su reflejo deforme en el espejo, que fué Carlos Salvador Bilardo, esencia del “otro” fútbol, el del balón parado, las segundas jugadas en los rechaces e incluso de los pellizcos a los contrarios en los corners para sorprenderlos en pleno salto para el despeje. Otra forma de ver las cosas, que también le generó al ginecólogo (esa era la profesión inicial de Bilardo) no pocos éxitos.
El día y la noche, el espectáculo frente al resultadismo.
Menotti era un bohemio, amante del fútbol y de otras cosas, siempre atento a la belleza y a la cultura, a lo de dentro y lo de fuera del estadio. Convenció a Núñez, por entonces presidente del Barcelona, para entrenar por la tarde, que era la hora en que se jugaban los partidos para adaptar los biorritmos de los jugadores (?) Semejante motivo , pocos se lo creyeron. Luego, el domingo, el equipo daba espectáculo y arte con el balón, y eso era suficiente.
Llevó a Argentina a su primer Campeonato del Mundo, en casa y en plena Dictadura . Difícil entorno, en el que aquella victoria fué una especie de amargo bálsamo para la época que vivía el país. Al final de su carrera, seguía ligado a la AFA y algo tuvo que ver en el afán combativo y la manera de aprovechar el equipo que tenía Leo Messi a su alrededor para traerse de Qatar el tercer mundial para Argentina.
Gran personaje, y un visionario del fútbol, Cesar Luis, que seguramente al llegar arriba le habrá pedido fuego para el eterno pitillo que sostenía con sus labios a San Pedro, y que los médicos, aca abajo le tenían tan prohibido. Está por ver qué le contestó el apóstol.
Descanse en paz.
