José Antonio Rodríguez

Elegir supone un proceso mental por el que el elector, tras reflexionar, forma el propósito de escoger de entre dos o más posibilidades una, renunciando a las demás. Para decidir es conveniente conocer la mayor información y puntos de vista posibles, sobre lo que se elige, ponderando todas las circunstancias.

Siendo lo anterior adecuado para cualquier decisión, cuando se trata de elecciones políticas, como las municipales del 22 de mayo, la observación se torna especialmente acertada; porque la razón es Cabra, y una vez realizada la elección, en un sentido, esta no podrá confirmarse o modificarse sino hasta después de cuatro años. Durante los cuales habrá que pechar con el resultado (verbigracia, el actual gobierno estatal). A esto se une que los votantes no solo deciden por ellos, también por los que no pueden o no quieren hacerlo; porque todos son vecinos de la localidad y a todos afecta determinantemente el escrutinio.

Estas consideraciones son las que me llevan a escribir este comentario, con el ánimo de ofrecer al lector otra opinión más, que sumar a las ya numerosas escritas por otros, al respecto, desde las pasadas semanas.

Cuatro son las formaciones: PSOE, IU, PA y PP, las que presentan candidatos en Cabra a alcalde y este, escogido de entre los alcaldables, contará con la poca o mucha fortaleza del grupo político que lo patrocina.

La coalición formada por PSOE - IU, gobierna en Cabra desde el pasado proceso electoral. Izquierda Unida al principio del mandato, que ahora termina, se decidió por formar gobierno con el actual socio, en vez de elegir la otra posibilidad que tuvo al alcance y que posiblemente le hubiese sido más ventajosa; apoyarlo como lista más votada y de cercana ideología, en decisiones puntuales; pero huyendo del pacto, que si bien ha dado estabilidad al PSOE en el gobierno municipal a IU, al parecer, la ha devorado y desgastado profundamente, ante sus electores del año 2007. En estas elecciones, la formación asiste sin el atractivo del que disfrutaba en las anteriores y perjudicada por una gestión de gobierno de la que, si bien, en su mayor parte no es autora, sí corresponsable en todo; para el que fue fiel electorado entonces.

El otro socio del, hasta el momento, gobierno municipal de Cabra, el PSOE. Inició su encomienda en mejor situación de la que podía augurarse, según su propio resultado electoral. Después, por la amplísima colaboración brindada por su compañero de gobierno, (podría pensarse que rayana con la sumisión), ha administrado con absoluta libertad y comodidad. A pesar de esto, actualmente el panorama dista mucho de las expectativas iniciales, su gestión se revela mediocre; sin aprovechar, para el pueblo, la natural comunicación y colaboración que intensamente debiera haber existido con otras administraciones públicas territoriales de su misma tendencia, (cosa que, sin embargo, sí ha logrado otra población vecina). Con una marca política en claro retroceso, en cuanto a apoyo popular, tanto en nuestra región como en la nación; concurre desprovisto del adorno del gasto social, dada la actual situación económica general y el estado de la hacienda egabrense, en particular. Por fin, la más que posible realidad de la derrota del partido en Andalucía y el Estado, no lo preconiza como el deseable gobierno para Cabra. Tal vez sea necesaria, en su beneficio, una travesía del desierto en la oposición, para regenerarse, dando paso y protagonismo a integrantes de su lista, que por primera vez, ahora, aparecen en puestos destacados.

El PA está, a nivel de partido, en claro declive; con escasa representatividad en el ámbito andaluz y ninguna en el nacional. Su candidato no podrá luchar por si solo contra las, más que previsibles, adversidades económicas. Porque la promesa, casi única, de trabajar incansablemente por el municipio, por muy loable propósito que nos parezca, no sustituye a los apoyos de otras instituciones que fuesen de su mismo signo. En este sentido, el voluntarismo nos relega por lo general a situaciones, al final, melancólicas de lo que pudimos ser y no somos. En consecuencia, si al votar se persigue invertir pensando en Cabra, esta tampoco es la opción más rentable. No obstante, de Javier Ariza es justo resaltar su probada experiencia, capacidad de trabajo y de comunicar empaticamente con el pueblo; sería un adecuado miembro, relevante, del próximo gobierno municipal; por lo dicho no como alcalde, pero sí como primer teniente de alcalde. Son momentos para el entendimiento y Cabra debe ser la única razón.

El último, pero el primero en resultado electoral, según las encuestas. El PP, en Cabra, acude con un equipo renovado y cohesionado; fruto de una inteligente organización, que ha mimado y desarrollado a una base joven, como impulsora de un atractivo proyecto. Fernando Priego, cabeza de lista, es máximo exponente de esta nueva estructura; posiblemente su juventud esgrimida como reproche y desdoro por sus contrincantes políticos, sea lo que provoque más adhesiones; incluso entre la población menos cercana a él en edad. No olvidemos que cuando las dificultades arrecian, los ciudadanos identifican cambio con juventud; siempre que, como es el caso, esta vaya acompañada de preparación, tanto académica como política. Véanse los supuestos (en otro ámbito) de Adolfo Suárez, Felipe González o José Maria Aznar, todos de diferentes siglas, pero con una común circunstancia; que eran, aproximadamente, igual de jóvenes; cuando comenzaron a asumir responsabilidades de gestión, en tiempos de turbulencias institucionales o económicas. Como añadida consideración, pero incluso de mayor relevancia, este candidato ha sido nominado como alcaldable, por un partido político en manifiesto auge, en todas las esferas territoriales.

Para terminar, por encima de consideraciones ideológicas o reducidas al plano emocional, seria esperanzador (parece que utópico), que todos al votar tuviésemos a Cabra como principal razón.

José Antonio Rodríguez

Licenciado en Derecho. Asesor jurídico