“Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo.... y por los mismos motivos”
Bernard Shaw
No pueden ser culpables de nada ni autor de un delito todos los que logran entrar clandestinamente en un país democrático huyendo de las dictaduras y de la miseria, buscando libertad y un trabajo con el que poder alimentar a los suyos. Es posible que entre cien, mil, un millón, también se pueda encontrar el hipotético asesino, un profesional del hampa y del fanatismo religioso, tal vez no quiso convertirse en un paria, pero la dureza de la vida, soledad y explotación, el habiente hostil, pueden convertir al más pintado en un peligro incontrolable. De todas maneras, debe de pagar su culpa quien delinque y asesine. Pero los grandes responsables de toda estas tragedias que suelen suceder con la arriada de refugiados, empieza por los gobiernos de donde proceden, luego pasan a aquellos que los reciben junto a los miserables negreros acreditados como empresarios que los explotaran vilmente como en los tiempos remotos de la esclavitud.
Escribía, hace tiempo para un periódico un artículo sobre los que huyen de las dictaduras del color que sean, donde señalaba muy por encima como se explotaría la aprobación de la Ley de Extranjería por los grupos más conservadores del país. Los lamentables y peligrosos sucesos por su extremado comportamiento racista en determinadas localidades, descubren por si sola la cochambre y los interiores de una parte de la sociedad, que por su propia historia y cultura política le resulta imposible evolucionar y convivir en democracia y las libertades que trae consigo
Las declaraciones de determinados alcaldes, la furia de una parte de la vecindad y la pasividad de las denominadas fuerzas del orden en su cumplimiento, nos están recordando los tiempos de Hitler. Representantes de los partidos políticos en el Parlamento, han realizado visitas a las provincias para ver si existe el triste modelo de racismo, comprobar in situ la situación de los trabajadores extranjeros, quedando impresionados de las condiciones de vida y marginación de la mayoría de ellos, así consta en el informe. Entonces ¿quiénes son los culpables de esta explotación descarnada? Quiénes son los responsables de esta situación si no aquellos que los reciben, las dictaduras de los países de donde proceden y los especuladores y negreros sin escrúpulos, que los ponen a trabajar por salarios de miseria en las democracias, al mismo tiempo que tienen que pagar por insalubres viviendas unos alquileres propios de pisos de lujo.
Sumemos a esta serie de crueles irresponsabilidades, el desarraigo de estos seres humanos tratados como bestias, (los perros y los caballos viven en Andalucía mejor que ellos) el desarraigo, la lengua con la que nos comunicamos los seres humanos, para contarnos nuestras alegrías y tristezas, los sueños, el amor, la ilusión de la vida. No olvidemos tampoco el desprecio que sufren y la lejanía de la familia; no hace falta conocer su lengua para comprenderlos, cuando los fines de semana hablan por teléfono con su gente, allá en tierra suya.
De acuerdo, que la Justicia juzgue al asesino fundamentalista, pero como ciudadanos juzguemos también nosotros a esos tres grandes culpables que no asumen sus responsabilidades y pensemos, que ese tipo de amo sin piedad despide un olor mucho más nauseabundo que el de todos aquellos que abandonan su tierra para buscar un opresivo puesto de trabajo en un ficticio Dorado.
Añadir nuevo comentario