Lo del “no me consta” no deja de ser de una desfachatez monumental. Qué manera de liquidar un asunto cuando no interesa ahondar en el mismo, oiga. Entrevistan al politicastro –un cargo de responsabilidad extrema que afecta a la educación o a la sanidad- y el individuo apoya los codos sobre la mesa y con una frialdad de muerto le contesta al periodista que “no me consta”, sin más explicaciones. Ante una pregunta de vital importancia para el ciudadano, puesto que se está, en este caso, hablando de la apertura de miles y miles de colegios y del chorreo de contagios por Covid-19 que no cesa.
No lo entiendo, de verdad. ¿Cómo es posible que semejantes ejemplares ataviados de políticos nos restrieguen constantemente, en los distintos medios de comunicación, sus babosos egos sin importarles lo más mínimo la manera en que se proyectan ante la pantalla, el papel o las ondas? Es que no tienen vergüenza alguna, está claro. El cemento se les ha pegao de tal manera a las caras que ya no tienen remedio. Y mientras, el de a pie en la más absoluta ignorancia, dándose cabezazos por los rincones porque no sabe exactamente a qué atenerse.
Que ya me dirán ustedes el panorama cómo está. Hoy se dice una cosa y mañana otra. Los datos oficiales de muertos son unos y los extraoficiales otros. El número de contagiados, a ciencia cierta, ni se sabe. Los rebrotes te aparecen por cualquier esquina. Los hospitales empiezan a saturarse y a las citas médicas se les hace un punto y aparte. En los colegios comienza a expresarse el miedo de padres y alumnos, por mucho que se insista en la preparación modélica que se ha ejercido durante estos meses atrás para que todo funcione con normalidad. Los botellones en las plazas de los barrios y en los extrarradios… ¿Sigo?
Así que señores ministros y diputados en general, no empleen la táctica del chulo de playa o de discoteca. En esta trágica y sangrienta situación económica y social que nos ha tocado vivir y en la que estamos todos, absolutamente todos inmersos, ustedes no pueden eludir la gigantesca dificultad que nos afecta, hacer mutis por el foro y despachar las entrevistas y comparecencias ante toda una nación, que espera expectante soluciones de calado, con un cobarde y miserable, “no me consta”.