Cuenta la leyenda que, en cierta ocasión, una de las cabezas visibles de la actual Junta Directiva (por llamarla de alguna manera) del Lucena CF dijo una verdad. Pero es tan antigua dicha leyenda, que ya nadie recuerda cuando fue. Eso, siempre y cuando no contemos con que el nuevo sistema de transparencia del club consista en hacer llegar a cualquiera que entre en la web del club cuál será el menú de los jugadores antes y posteriormente a los partidos, como ya ocurrió hace dos semanas cuando viajaron hasta la localidad gaditana de Guadalcacín.

Como ya dije hace unos meses en un artículo anterior, lo mejor que le podía ocurrir al Lucena CF era la desaparición, para así volver a nacer con más fuerza como han hecho otros clubes aún más históricos que el celeste, que acuciados por las deudas pasaron por el trago de resetearse y empezar desde cero, desde lo más hondo de la competición oficial, y a día de hoy están en Tercera o Segunda B totalmente saneados y con un presupuesto realista y acorde a la situación económica que se vive en la actualidad. Sin embargo, Javier Martí y Eduardo Bouzón decidieron tirar hacia adelante con su proyecto y, por desgracia para ellos, se toparon con una nueva dosis de realidad.

A día de hoy, es imposible cuantificar cuánto puede quedarle de vida al Lucena CF, entre otras cosas, porque su portavoz, Javier Martí, que anunció hace mucho tiempo una rueda de prensa para explicar “al céntimo” cómo iría el tema económico en la presente temporada, aún no lo ha hecho. Y casi ni se le espera. Para evitar un descenso administrativo que podía suponer la desaparición del club, la amplia mayoría de la plantilla del año pasado renunció al 25% de sus emolumentos, emolumentos que se les prometió públicamente cobrar a mediados de Julio, pero nos acercamos poco a poco a los dos meses de desfase y siguen sin cobrarlos.

¿Qué se puede esperar de una entidad que, en su primer partido de temporada oficial, congregó a menos de 200 personas en su estadio, siendo bastantes de ellas, además, aficionadas del equipo rival? ¿Qué se puede esperar de un club que apenas cuenta con apoyos de empresas patrocinadoras y que tiene una deuda de cientos de miles de euros? ¿Dónde está ese grueso de jugadores con experiencia en Segunda B que prometió Javier Martí el día en que presentó a Juan Luis Bernal como técnico? ¿Con qué estabilidad se puede competir en un equipo donde los jugadores se marchan de cuatro en cuatro cada cierto tiempo? ¿Dónde está el dinero del tan cacareado contrato de patrocinio de Trig Money, que según el club era el mejor contrato publicitario de su historia? ¿Se va a estar un año más, pendientes sólo del dinero que entre por vía pública?

Demasiados interrogantes para un club que en Segunda B ya tenía complicada su existencia y que en Tercera División la tiene más difícil si cabe, porque las propias instituciones públicas también le cierran las puertas. La Diputación ya ha mostrado su negativa a apoyar al club económicamente de forma especial y el Ayuntamiento de Lucena, que el año pasado le trasladó una ayuda de 60.000€ que le permitió salvar un descenso administrativo, repartirá, o al menos esa fue la palabra de Manuel Lara Cantizani, esos 60.000€ entre el Lucena CF, el CD Ciudad de Lucena y el Lucena Fútbol Sala. Panorama negro para un club con 47 años de historia y con cada vez más problemas para seguir dando pasos hacia adelante.

Y termino con la decisión hacia el futuro de las categorías inferiores, donde el ayuntamiento, a través del PDM, no ha estado acertado tampoco. Me parece estupendo que se pretendan gestionar dichas categorías con el nombre de Fundación Lucena CF y que los más pequeños tengan su futuro asegurado en el fútbol local independientemente de lo que ocurra con el equipo senior, pero ello no debería haberle cerrado puertas a otros clubes que deseaban, o esa fue su declaración pública en más de una ocasión, tener las suyas propias. En Cabra, sin ir más lejos, CD Egabrense y CD Cabra FB conviven en las mismas instalaciones y compiten incluso entre ellos en algunas categorías, sin que ello suponga óbice para el crecimiento de ninguno de los dos clubes a pesar de que sólo hay un campo de fútbol cuando en Lucena hay varios donde poderlo practicar.