Aunque hay personas, porque existen aunque no lo creamos, que tienen por costumbre reírse y faltar el respeto por sistema a quienes residen en centros para discapacitados sensoriales, físicos y/o psíquicos, y a las personas que trabajan en ellos, es innegable la labor oscura que desde dichos centros se hace por integrar a dichas personas en la sociedad, y para que, sean cuales sean los motivos que han derivado en su ingreso en dichas instituciones sociales, se sientan, simple y llanamente, como una persona más en la sociedad, con sus derechos adquiridos y pudiendo disfrutar de actividades como las que disfrutarían de no padecer dichas enfermedades, sean cuales sean, y estuviesen en casa a diario disfrutando junto a sus familias y amigos.

Y es que a muchas personas, de esas que, en muchos casos, hablan desde el desconocimiento y en otros muchos, desde la mentira porque tienen relación directa de una u otra manera con estas instituciones sociales, no les está quedando más remedio, lo quieran o no, que abrir los ojos y poner en valor el trabajo encomiable que desde los diferentes estamentos (equipos técnicos y personal de atención directa) de dichas instituciones se está haciendo para que a las personas que residen allí no se les señale con el dedo como si fuesen bichos raros de la sociedad, sino personas totalmente integradas en la misma sean cuales sean sus características personales.

El título, además, de este artículo, no podía ser otro que el que es porque la última actividad destacada de este tipo de fundaciones, como las que rigen los designios de Promi o Albasur, está consistiendo en el empleo del deporte como medio integrador para las personas que hacen diariamente su vida en estas instituciones, y son los habitantes de Priego, y quienes no lo sean están invitados a asistir a los partidos, los que lo están pudiendo comprobar con sus propios ojos cada fin de semana, bien como espectadores, bien como participantes de hecho, ya que la última iniciativa que se han sacado de la manga las dos fundaciones reseñadas anteriormente, ha sido la de inscribir a sendos equipos en la Liga Local de Fútbol Sala de Priego de Córdoba, y no crean que ese es un torneo que lo disputan sólo discapacitados, no; lo juegan personas como usted y como yo, querido lector, que durante la semana acude a su trabajo y en el tiempo que ello le deja, mata el tiempo libre, por ejemplo, haciendo deporte.

Para quienes vivimos la realidad de estos centros y de estas personas prácticamente a diario, formar parte de ello es un orgullo. Chavales que no hacen ni una sola falta durante los partidos en muchos casos. Chavales que lo único que hacen es quitar días de su calendario para ver cuándo llega el sábado para disputar su siguiente partido. Chavales que, a cada gol encajado, responden con una sonrisa de oreja a oreja y con un “no pasa nada, hemos venido a pasarlo bien”. Chavales que cuando hacen ellos un gol o paran un disparo a puerta del rival, corean el nombre de sus compañeros porque cada acción de este tipo, para ellos, es un paso enorme en lo personal y un paso enorme hacia su integración en la sociedad. Chavales que, al término del partido, lo primero que hacen es ir a felicitar al rival por su triunfo y que no dudan en pedir una foto junto a dicho rival porque esos cuarenta minutos que les dura el partido contra personas como usted y como yo, son los mejores cuarenta minutos de su semana.

Mi enhorabuena desde aquí a todos y cada uno de los centros que, cada día, luchan por la integración de los discapacitados físicos, psíquicos o sensoriales con los que trabajan, porque son los verdaderos artífices de que, con el paso del tiempo, muchísimos de ellos se integren al cien por cien en la sociedad y disfruten de los mismos derechos y libertades que usted y que yo.

Y por cierto: mañana, a las 12.00 horas, derbi entre Albasur y Fundación Promi Esparragal en el Pabellón Cubierto de la Ciudad Deportiva de Priego. Yo de ustedes no me lo perdería; será una gran fiesta y una gran goleada de la integración.