Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Lágrimas de cocodrilo

Los mismos que el sábado festejaron el fallecimiento de Fidel y el jueves -viernes se mofaban en redes sociales del de Marcos Ana mientras tapaban el demoledor dato de los 23 años encarcelado, tortura y condena a muerte del poeta comunista porque su calidez humana y coherencia vital les desarbola el mito fundacional de la transición española pura e inmaculada, al impedirles disimular que el actual sistema político español se construyó sobre el esqueleto intacto de la sangrienta dictadura, apenas blanqueada, son los que a principios de semana “ exigían” respeto absoluto y homenaje sumiso a la memoria de Rita Barberá.

    No le demos más vueltas que así es la rosa. La empatía ante la muerte de un dirigente político siempre va por barrios y está totalmente condicionada por nuestra visión ideológica. A mí me duelen Marcos y Fidel y antes me conmovieron Marcelino, Dolores o el en estos días muy recordado – por el ninguneo que sufrió de una Cámara de la que fue diputado, tan sensible sin embargo en otras defunciones- José Antonio.

    No me quitará nunca el sueño la ausencia en esos instantes de caras compungidas en la bancada de la Derecha extrema, en las filas de los hijastros “políticamente correctos” siempre que se diga “amén” a los deseos de quienes mandan o en los asientos de quienes sostienen a Rajoy mientras se siguen autodenominando “socialistas”. Aunque una vez tuvieron al tatarabuelo Pablo, al bisabuelo Francisco, “el Lenin español” o al repudiado abuelo Juan Negrín, hace ya muchos años que descolgaron los retratos del salón familiar para arrumbarlos en el rincón más perdido del desván.

    Si la Derecha de forma activa y sin disimulo siempre menosprecia nuestros símbolos (¿cuántas excavaciones ha promovido desde el Gobierno para honrar la memoria de las decenas de miles de cadáveres que aún siguen en las cunetas, cuántos homenajes realizó a la valentía cívica del exilio republicano en la resistencia antifascista, qué reconocimiento dio a los miles de represaliados en la larga noche del Franquismo, tan plácido para ellos?...) ¿por qué se cree con derecho a intimidarnos para que estemos silentes, pasivos y en posición de firmes ante sus ocurrencias?

     Porque tiene claro el concepto de clase y dominio  impuesto a través del rodillo ideológico y sabe que la mejor manera de perpetuarlo es conseguir que su visión social sea comprada también por los perjudicados en la práctica de la aplicación del Capitalismo sin freno que defienden (uno de los ataques más demoledores contra las nefastas consecuencias sociales de esa política la acaba de protagonizar desde dentro el dueño de los hoteles AC Antonio Catalán. Ver enlace) 

    Y en estos días inciertos que dirían los Celtas Cortos, aunque mantengan un nivel de apoyo en sectores populares lo suficientemente amplio como para llevar las riendas, ven el futuro con nubarrones porque una parte importante de la Ciudadanía hemos osado cuestionarles los privilegios.

    Y se ponen nerviosos si nuestros gestos no acompasan sus deseos. Quienes fomentan la fusión de Política y Religión sin distinguir que la primera pertenece a la esfera pública y la segunda al ámbito privado, quienes otorgan a una cosmovisión el papel de religión oficial pese a estar teóricamente en un Estado aconfesional o entregan  calles a las manifestaciones de culto, ponen crucifijos en los nombramientos oficiales, logran la complicidad del Jefe de Estado en sus ceremonias confesionales... ven una falta de respeto en todo lo que no sea decir “ amén” ¡ Ay de quien se atreva a mostrar públicamente otro criterio!

    Conociendo personalmente la humanidad solidaria de algunxs diputadxs de Unidos Podemos o la trayectoria de lucha y respeto a los Derechos Humanos de la mayoría, no pienso que al simbolizar un ¡Basta ya! ante el homenaje a Barberá, una sesgada decisión política de sus antiguos compañeros de partido que rezumaba hipocresía por todos los poros (quienes en vida la trataron de apestada, ya callada para siempre la vindicaban como protomártir) hicieran un acto de crueldad contra la fallecida en su calidad de ser humano. Simplemente rechazaban lo que la exalcaldesa valenciana representó mientras ejercía sus cargos. Antítesis de la transparencia y búsqueda del bien colectivo defendido por quienes impugnan este corrupto Sistema.

    El día de autos el Congreso de los Diputados fue anegado por un manantial de lágrimas de cocodrilo. Llevaba tiempo sin ver tanto llanto tapando el falso arrepentimiento o la tristeza simulada. Luego los corifeos en las ondas, prensa y televisiones realizaron el asalto a las mentes a la búsqueda del pensamiento único que tanto añora el Jefe. Ese que le otorga siempre la razón.

    El famoso minuto de silencio me trajo a la memoria el recuerdo de un momento político con ciertos puntos en común. Corría mayo de 1990, cuando se produjo la muerte de José Solís Ruiz, ministro franquista, alcalde honorífico e hijo predilecto de Cabra (Córdoba). En una corporación municipal de 21 miembros, me tocó -como portavoz en ese tema de los 3 concejales del grupo municipal de Izquierda Unida- defender en un pleno extraordinario nuestra oposición a que se instalase la capilla ardiente en el consistorio y rechazar la declaración de luto oficial por su muerte. Pese a que estaban a favor el resto de los partidos (PSOE, PP, PA y CDS).

    La tensión podéis imaginarla. Presiones, insultos a nuestros militantes, conatos de agresión, en los bares y corrillos el manido “hizo mucho por nuestro pueblo”, “era nuestro paisano” ... y todo lo que se pueda pensar en una agrociudad de acusado perfil conservador con las "fuerzas vivas" movilizadas.

    Pero la Asamblea de Cabra tenía muy claro que si apoyábamos las propuestas estábamos ofendiendo la memoria de los/as miles de militantes de nuestra organización asesinados/as, torturados/as, encarcelados/as por una Dictadura Franquista en la que el difunto había jugado un papel estelar. Y eso nos dio fuerza para aguantar presión y descalificaciones. Habíamos tomado una decisión política con altas dosis de simbolismo y no la defendíamos para insultar a nadie sino para dejar constancia de nuestro pensamiento.

    De rebote la falta de unanimidad provocó en lo público que la familia del finado no quisiera instalar la capilla y en lo privado recibir una alucinante petición de entrevista de un anciano exalcalde franquista... ¡para felicitarnos por la coherencia!

    Todos los que militamos en la Izquierda podemos presentar un cuaderno de quejas parecido. En él anotamos las miles de horas perdidas en discusiones estériles, los sueños rotos al chocar con el muro de la realidad, el dolor por los brotes de canibalismo cainita que nos asalta cada equis tiempo y la amargura ante la incomprensión. Pero de vez en cuando releemos con orgullo algunas páginas subrayadas. En mi caso las de estar presente en la constitución de los Comités Anti Otan, optar por la Insumisión y el Movimiento de Objeción de Conciencia, asistir al nacimiento de Convocatoria por Andalucía y después Izquierda Unida, poder representar a mis compañeros/as en Cabra y Constantina, participar en el 15 M, Prometeo, Frente Cívico, Unidos Podemos...y decir no a los actos de homenaje a Solís cuando lo más cómodo y fácil era sumarte a la corriente del “sí”.

     No olvidemos que el amedrentamiento en la pugna política, el silencio cómplice porque el miedo impide articular respuesta es un clásico dentro del repertorio que sigue el Poder para mantener su dominio.

    De ahí la sobreactuación cuando olfatean que no les estamos siguiendo el juego. ¿Cómo era eso de “ladran pues...”?