Dice un refrán popular, ‘cría fama y échate a dormir’. Su significado parece evidente: algunos pueden permitirse el lujo de vivir de las rentas a cuenta de la fama obtenida apenas sin esfuerzo. En política, una gestión puntual afortunada, un pacto pertinente, una frase oportuna, un eslogan adecuado o un simple acierto en un debate, han permitido a muchos políticos alcanzar una fama de la que viven y por la que se permiten el gusto de sestear porque, hagan lo que hagan, pueden vivir del cuento.
Desgraciadamente este privilegio o esta suerte no la tiene todo el mundo. A algunos, en política, para su pesar, les ocurre lo contrario. Un simple error, un comentario inadecuado o una frase fuera de lugar, arruinan la carrera de cualquier político aunque su desliz haya sido puntual. Para éstos el refranero también tiene una sentencia: ‘por un perro que maté, me llamaron mataperros’.
El ejemplo más sangrante de todos, paradigma de la injusticia, se produce cuando un político paga por algo que no hizo o, lo que es aún peor, paga por los errores que no ha cometido y que otros le atribuyen. En este caso, como dice el refrán, ‘pagan justos por pecadores’.
La historia reciente de Andalucía contempla uno de estos casos: el desbloqueo, por los andalucistas, del proceso autonómico después de que no prosperara el referéndum celebrado el 28 de febrero de 1980. Afortunadamente la historiografía actual está aclarando una de las patrañas políticas más crueles de la historia contemporánea: la satanización de los andalucistas por parte del PSOE a cuenta del desbloqueo autonómico; un claro ejemplo de cómo los justos pagaron por los pecadores. Unos pecadores a los que no les importó repetir hasta la náusea la historia de una traición que nunca existió pero que repetida una y mil veces terminó por calar en el imaginario andaluz.
Nadie puede imaginar que a un director de una sinfónica no le guste la música, o que a un filósofo no le interesen las ideas o que un sacerdote no crea en su dios, y sin embargo el pueblo andaluz se creyó que el Partido Andalucista, nacido por y para Andalucía, no quiso la autonomía para la tierra que es su texto y su pretexto. Y lo triste y lo lamentable de toda esta historia es que después de más de treinta años de aquella gran mentira, después de más de treinta años de trabajo del andalucismo en nuestros pueblos y ciudades; después de haber llevado la voz de Andalucía al Congreso de los Diputados y al Parlamento Europeo, después de haber gobernado en Andalucía en dos legislaturas, tengamos que seguir oyendo todavía la cantinela de siempre y tengamos que seguir pagando por una deuda que no habíamos contraído.
Todo esto me lleva a una última reflexión. ¿A Susana Díaz, presidenta del gobierno andaluz y a su partido el PSOE, se le va a perdonar el escándalo de los ERE como si ella acabara de llegar a la política y no formara parte del aparato del PSOE, por el simple hecho de disculparse y proclamar teatralmente que será implacable contra la corrupción?, ¿Ocurrirá con el PSOE lo mismo que pasó con la estafa electoral de la entrada en la OTAN, o con la financiación ilegal del caso Filesa, o con los GAL?¿Castigará el pueblo al PP por el caso Gürtel o por el escándalo del caso Bárcenas de financiación ilegal, o al final terminará olvidando igual que terminaron olvidando que Aznar nos metió en una guerra que no era nuestra y acabaron votando al que durante años fue vicepresidente de su gobierno?
Desgraciadamente para algunos la memoria del pueblo es muy débil y para otros ha sido implacable. Es lamentable que un pueblo tenga dos varas de medir, con una perdona pecados ignominiosos y con otra hasta las virtudes y los méritos los hace pagar como pecados. Recuerdo ahora un refrán un poco escatológico que oí más de una vez a mi abuela, ‘hay quién mea en una lata y no suena y hay quién mea sobre la lana y suena’.
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