Pirro fue rey de Epiro, un estado helénico de la antigüedad que mantuvo continuas guerras contra los romanos. En la batalla de Heraclea, Pirro obtuvo una gran victoria sobre los romanos en el sur de Italia, sin embargo, la pérdida de cerca de cuatro mil soldados, entre ellos sus mejores generales, le hizo exclamar al conocer la noticia de su victoria: "si consigo otra victoria como ésta, estoy perdido". Desde entonces a este tipo de victorias se las conoce como "victorias pírricas".
Algo así le ocurrió el domingo en las elecciones europeas al PSOE de Andalucía por mucho que su secretaria general, Susana Díaz, pretendiera vender lo contrario en sus primeras declaraciones tras conocer el resultado de los comicios. Porque si el resultado obtenido por Elena Valenciano ha sido una debacle en toda regla al perder un 15,78% de los votos, la victoria de Susana Díaz, perdiendo un 13,04% en Andalucía, no deja de ser una victoria pírrica, pues viene acompañada de una pérdida de más de 320.000 votantes.
Esa es la realidad aunque la maquillen los estrategas del PSOE. El problema es que así la venden y así la compra la opinión pública y parte de la publicada, aunque lo que se diga no sea cierto. Porque no es cierto que el PSOE de Susana Díaz haya ganado algo que perdió, ni es cierto que este sea "el primer fruto del nuevo tiempo que prometí hace ocho meses" como proclama la presidenta; pues los resultados que se arroga son bastante peores que los que su partido obtuvo hace cinco años.
Tampoco es cierto que haya ganado ahora lo que antes otros perdieron, pues el PSOE en Andalucía ya ganó las elecciones europeas del año 2009, sin Susana Díaz, igual que las ganó el domingo, aunque eso sí, con un porcentaje de votos mucho mayor (48,16%) al obtenido ahora (35,12%).
Y si pírrica ha sido la victoria del PSOE en Andalucía, qué decir de la victoria del PP a nivel general con una pérdida de casi doce millones de votos. Fruto, sin duda, del castigo a una política de recortes injusta e incomprensible para la ciudadanía. En ambas victorias, a mi entender, hay algo en común; me refiero a las reacciones de Díaz y de Mariano Rajoy, los dos cometen el mismo pecado que ha llevado al fracaso del bipartidismo: no reconocer la llamada de atención y simplificarlo todo a ganarle al contrario.
Susana Díaz tergiversa los resultados para promocionarse y Rajoy mantiene a pesar de todo al gobierno responsable, junto con él, del fracaso del PP. Algo que no podemos decir de Rubalcaba, que al menos ha sido coherente con su evidente fracaso; otra cosa es que la terapia que pretende aplicar a su partido para reconducir el rumbo sea perseverar en perpetuar el aparato de poder, algo que sigue alejando a mucha gente de la política y de los políticos
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