Mas es el nombre del signo de la suma. Esta operación matemática representa la unión de magnitudes equivalentes o la asociación de ideas similares (del mismo entorno. Recuerden lo de que no se pueden sumar peras con manzanas).
    En nuestra política actual, Mas es el apellido de un dirigente catalán que representa lo contrario de todo lo anterior. En estos últimos años, su afán por dividir (otra operación matemática, pero esta de distinto signo), separar y aislar al distinto, resultan dignos de estudio, probablemente psicológico.

    Uno, que algo ha viajado, tomaba cualquier excusa para visitar Barcelona. Siendo cierto que la ciudad Condal no representa toda Cataluña, si nos da una aproximación, entiendo que bastante atinada, de la sociedad Catalana. Ciudad cosmopolita y perfectamente urbanizada como pocas, la imagen de orden, apertura y capacidad de trabajo se respiraban en cada una de sus actividades. A nivel médico, mi profesión, los Congresos organizados en su entorno gozaban de una eficacia y nivel científico al alcance solo de los mejores. Y es más. En este ambiente, siempre se me trató respetuosamente y he decir que conozco la práctica interioridad de los mejores Hospitales de Barcelona, por la amabilidad y simpatía de mis colegas y en general de todo el personal sanitario.

     Dicho esto, he de confesar, que falto de allí desde hace 4-6 años, en los que distintas vicisitudes y el comienzo de la tormenta actual ya se barruntaban, con lo que el interés por repetir visita  decayó sensiblemente por mi parte. Aun así, no me puedo imaginar como una sociedad tan tolerante, educada y formada, ha devenido en el enfrentamiento y la sinrazón actuales. Se abandonó el análisis objetivo, por la agitación de los más primarios sentimientos de pertenencia a la tribu, por cierto, en un momento global, queramos o no, en el que la tribu como poco es Europa entera. Se piensa sin criterio, y se apelan a conceptos tan opuestos como la izquierda y el nacionalismo, cuando la izquierda por definición (hay que repasarse El Capital) es Internacionalista. Por último, cuando todo lo anterior falla, directamente se falta a la verdad, como desoír las apelaciones de todo el mundo en cuanto a la salida de la UE tras la supuesta independencia, o asegurar que económicamente Cataluña estaría mucho mejor, sin los 50.000 millones de euros aportados por el FLA en los últimos años.

         En fin, todo un despropósito.

         Don Arturo Mas, siguiendo el símil de un amigo, está metido en un callejón muy estrecho, sin posibilidad de maniobra y con mucha y variada multitud detrás, empujando... No puede volverse, pero hacia donde va es una pared o algo peor, el precipicio.

         Termino con las matemáticas otra vez. Lo menos que podía haber hecho JPS es haber aprendido a sumar: el plebiscito lo han perdido en votos, y lo saben. No vale contar escaños cuando nos interesa en lugar de votos totales. Seguramente, después del 20 de Diciembre, tocará hablar. Igual para esas fecha, el señor Mas ya se cayó por el precipicio empujado por sus “seguidores” y con él, y eso es lo lamentable, la mitad al menos de la sociedad catalana.