Hace un tiempo abordé ya el tema de la educación. Los meses han pasado y nos hemos vuelto a encontrar con otro informe demoledor. Se ha conocido que el nivel de puntuación de los niños españoles de nueve años está por debajo de la media de los países desarrollados (OCDE). Destaca sobre todo el bajo nivel en matemáticas, con 40 puntos por debajo de la media . Otro dato relevante es que los considerados “alumnos excelentes” son un 4% (frente al 10%) y por el contrario, los “rezagados”, un 6% (frente al 3%).
Paralelamente a esto vivimos inmersos en una guerra de comunidades autónomas, gobierno central, partidos políticos, sindicatos, padres, alumnos,… acerca de la reforma educativa que ha planteado el polémico ministro Wert. Sin embargo observo cómo se está poniendo especial énfasis en la enseñanza del catalán. En si los niños de aquella comunidad están en igualdad de aprender tanto el catalán como el español, el número de horas, las escuelas que lo imparten,… El otro “tema estrella” es la religión y su alternativa como evaluable, retirando “Educación para la ciudadanía” que para muchos era un compendio de versos satánicos.
¿Qué queréis que os diga? Aunque tenga su importancia me parece que es algo baladí comparado con el nivel global de la educación en España puesto de relieve en el informe mencionado. Lo que verdaderamente debe preocupar es que nuestros niños no están preparados, que reciben una educación deficiente, que llegan mal a la Universidad y que por tanto en un futuro en nada podrán competir con profesionales de otros países.
No es algo que nos sorprenda. Esto se viene sucediendo a lo largo de los años y NADIE quiere atajar el problema y enfrentarse con él. Porque ningún gobierno de los que hemos tenido lo ha considerado como un “asunto de Estado” en donde se debería dejar atrás los partidismos y llegar a un acuerdo con la oposición. Pero no, aquí cada vez que alguien gobierna hace su reforma educativa, esa tan maravillosa que nos va a sacar del pozo. Apenas se pone en práctica y llega otro y dice que eso es nefasto y que cambia totalmente la ley. Y así sucesivamente.
Se supone que cualquier tiempo pasado fue peor y que estamos evolucionando. Pero no. Creo que no me equivoco diciendo que la educación por ejemplo que recibí yo al cursar la típica EGB , hasta un octavo curso y luego el paso al Bachillerato y COU era mejor que la de ahora. Tuve unos maestros que me inculcaron el placer de leer, de tener unas nociones fundamentales de matemáticas y de ciencia, una profesora en el Instituto que me dio una base de Inglés más que aceptable, … Pero sobre todo todos me enseñaron que lo que quisiera conseguir en esta vida, debía ser con mi esfuerzo, sin que nadie me regalara nada. Tuve que hincar codos e igual que yo mis compañeros. Y el que suspendiera porque no daba el nivel repetía curso porque la verdad, no estaba para pasar a un escalón superior.
Pero eso ni se ocurra hacerlo ahora mismo. Puedes causar un “trauma” en el alumno y pones en riesgo su integración. A un niño ahora no se le toca. Y cuidado, porque si le dices algo que le sienta mal, te amenaza con que se lo dirá a su padre, el cual sin duda se pone de su parte. La educación es deficiente sin duda en muchas de las asignaturas que han sido ahora objeto de evaluación, pero también lo es la referida a las buenas costumbres, a las normas de convivencia, al respeto hacia los demás …
Con este panorama no nos debe extrañar el puesto que ocupamos en ese ranking. El cual sin duda está estrechamente relacionado con otros muchos. Por ejemplo, con el número de horas que pasan frente al televisor. Con aquel otro que señala que los niños españoles son los más obesos de Europa (fruto sin duda de una nula práctica deportiva y unos hábitos alimentarios basados en la comida basura). Como veréis hay ciertas cosas que sí estamos los número 1. Pero los niños y los mayores. Porque nuestro país también puede presumir de ser el país con mayor tasa de desempleo o estar muy bien posicionado en el listado de países más corruptos (al nivel de Botsuana según conocimos hace unos días). No, no estoy mezclando “churras con merinas”. Los niños de hoy son el futuro inmediato. ¡Y vaya lo que estamos preparando!
Me podréis acusar de volverme nostálgico. De recordar aquellos años de mi infancia en donde salíamos a las 17 horas, y estábamos deseando hacer los deberes para salir a la calle a jugar. A “pillar”, al fútbol, con las bicis, … No parábamos. Y por las noches siempre me acostaba leyendo libros maravillosos: “20.000 leguas de viajes submarino”, “Viaje al Centro de la Tierra”, “Miguel Strogoff”, la saga de Guillermo el Travieso o la del Club de los Cinco, … y también aquellos tebeos de Zipi y Zape, de Mortadelo y Filemón, del Capitán Trueno, …
Pero hoy no. Me parece que pocos niños saben quién es Julio Verne. Sí quien es Melendi, Malú o cualquier que sale en “La Voz”. Ningún niño juega ya en la calle, pero sí casi todos tienen su consola y su teléfono de última generación.
Vamos para atrás. En la educación, en la economía, en la sanidad, en las conquistas sociales, … Hay que recortar. De todos lados porque así nos lo mandan los mercados y la señora Merkel. Invirtiendo mucho dinero en educación no se han obtenido resultados, … nos dicen. Y la solución para algunas mentes lúcidas es quitar profesores, desmotivarlos, eliminar programas, poner más difíciles las becas, cobrar hasta por el tapper, subir las tasas universitarias, … Decía la escritora sueca Derek Curtis: “Si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”. Nosotros ya hemos probado. Y así nos va.
Víctor Salazar Benítez
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