En la sociedad, una mente que va rechazando o aislándose de la luz ya solo puede desarrollar oscuridad; es decir, una mente que no agradece o no se preocupa por la luz (neta razón, rigurosa ética, sentido común, etc) ya no puede desarrollar el respeto, el arreglar de verdad los problemas sociales, el no equivocar a la gente, el no dañar a la Naturaleza o a la sociedad, el educar o el no confundir a los niños, etc.
¡Cierto!, el que no cuida su salud, la destruye, ¡obvio!, el que no cuida su mente, la corrompe o la pone en manos de todo lo sutilmente corrupto o equivocado que haya, ¡así es!
O más claro, el que no respeta a lo que vaya a tener mañana su mente (con sus decisiones), pues ya no respeta ni al aire, sí, es como una sombra podrida o como una máscara solo destructiva de maldad que quiere hacerse pasar por todo siendo solo maldad (o error).
Asimismo, el que no cuida lo que va a seguir (como SEGUIDOR-COLABORADOR) en total desinterés o maltrato al cumplimiento de “un buen cuidar” o de “un buen hacer” cualquier acción de incidencia social, pues es ya como una bestia, como un pillo escondiéndose entre males y solo destruyendo dondequiera que vaya.
Sí, es uno que siempre se va escaqueando de la responsabilidad o de la conciencia que supone cualquier bien.
El que no cuida lo que va a escuchar o a atender en los medios de comunicación (o en las Redes Sociales), en total claridad es alguien que no respeta un ápice de moral o de ética, sí, es alguien que juega con los bienes del mundo o de la misma vida, es alguien que juega con los sentimientos y con los sufrimientos de los demás o es alguien que sin parar va alimentando daños o sinrazones por causar los máximos daños posibles, burlándose o corrompiendo su conciencia misma, sin miramiento alguno.
Y, ya al nublar, aturdir, equivocar o maltratar a su misma conciencia, pues va jugando con la inconsciencia que él mismo ha causado o preparado, ¡eso es!, por la que se justifica desalmadamente en todo lo que dice o hace; y, a partir de ahí; él mismo se da vía libre o él mismo maléficamente se perdona lo que le da la gana por conseguir todos los éxitos sociales que desea o maquina con tal sucia predisposición.
En fin, el que no cuida la boca por la que va a comer, ¡come mierda! (¡obvio!); el que no cuida la mente por la que va a pensar, ¡piensa vacío o error o mierda! (¡obvio!); el que no cuida el camino (dirección) por el que va a andar, ¡se mete en desorientaciones o en barrizales asquerosos o en precipicios por los cuales solo va a dar tercos cabezazos (que merece) de ignorante o de estúpido en todo lo que ya diga o haga en adelante!
Eso es sabido o sostenido hasta por la máxima decencia primigenia (ésa solo de los sabios o santos que nos han precedido): el que no cuida la flor que siembra es como si la malsembrara o, en suma, la matara sutil o desalmadamente.