Hace ya unos años que dejé de defender la fiesta de todos los santos y de difuntos frente a la peliculera Halloween; no merece la pena perder el tiempo en cosas que le importan a muy pocos y que todos los años te irritan. La gran americanada se coló en los colegios de la mano de los maestros de inglés y se exportó a los institutos, quedando totalmente instalada cuando el bilingüismo se propagó como una pandemia purificadora.
Hay muchas cosas en la vida que nos tomamos muy a pecho, y es cierto que cuando sufres la desgracia de padecer una grave enfermedad, o de que la padezca un ser muy querido que incluso le ha llevado a la muerte, ves que lo que tan a pecho te habías tomado es algo insignificante e indigno de que te provoque una lucha. Ves la vida de otra manera, relativizas muchísimo más lo que es importante de verdad, incluso no ves la urgencia en lo que antes creías que había que hacer de inmediato.
En días como hoy, no suelo yo acordarme de los seres que he querido mucho y que ya no están, al menos no especialmente. A mí esos recuerdos me vienen cuando vivo circunstancias parecidas y noto que falta algo, o cuando me pasan cosas y me pregunto qué diría esa persona en esa circunstancia. Nunca me han gustado las imposiciones, y menos las que vienen establecidas por calendario, me refiero a que si es la feria de tu pueblo tienes que salir a divertirte sí o sí, y si es el día de los difuntos te tienes que poner triste y acordarte de los tuyos sí o sí, y en verano hay que ir a la playa a tumbarte al sol sí o sí, y cuando…
Es cierto que la vida diaria, a veces llena de prisas, te exige ese relativismo porque no puedes estar en todo, y en el mundo pasan tantas cosas que no sabes a qué acudir con tu curiosidad. Estos últimos días no paro de preguntarme qué va a pasar con la vuelta a la gran palestra de la extrema derecha. Lo de Brasil, ese enorme país que no termina de emerger, se une a lo de Estados Unidos, a lo de Holanda, a lo de Austria, a lo de Francia, a lo del norte de Italia o a lo de la misma Alemania. En España también ha resurgido de la mano de VOX, yo pensé que Fuerza Nueva volvería, pero no. Y me he propuesto que todo este peligroso giro no me afecte más que la llegada de Halloween. Es una propuesta, no sé si lo conseguiré, porque me cuesta relativizar cuando atisbo un gran peligro.
Nos echamos las manos a la cabeza cuando vemos que pensamientos ultraconservadores son elegidos por la gente democráticamente. Pero esos barros traen estos lodos. El populismo se nutre de la mala gestión de los estados democráticos que, tienen tantos agujeros, que provocan en mentes poco formadas políticamente una reacción a la contra basada básicamente en eso, en decir lo contario y ahí es donde están los extremos recogiendo sus frutos.
En España tenemos que tener en cuenta que la extrema derecha siempre ha estado ahí desde la muerte del dictador, lo que pasa es que al principio estuvo tan sola que ni ella se creía que tenía futuro, por eso se integró en la derecha pepera. Ha estado calladita en ese gran fondo ideológico de armario que tienen y discretamente, de vez en cuando, se ha sacado una de esas prendas para exhibirla en algún ministerio. Ahora, al hilo del comportamiento de los independentistas catalanes y de la pusilánime reacción de los gobernantes de España, que siguen y siguen dejando en entredicho nuestra frágil democracia, se ha envalentonado y ha dicho aquí estoy yo. También ha ayudado a esto el tema de sacar los restos de Franco del Valle de los caídos, algo justo, pero poco necesario en estos precisos momentos.
Se conoce a gente que militaba en el PP, y que incluso ostentaron actas de cargos políticos públicos de ese partido, que se han pasado a VOX. Parece que estaban esperando el momento para dejar el fondo de ese armario pepero para dar el salto al prêt à porter y exhibir donde confluyen sus ideas, que no es más que la añoranza de un régimen dictatorial que apenas conocieron y que creen que es la forma de acabar con tanta corrupción y con tanta mano blanda.
La Justicia, la Educación, la Salud, la inseguridad, el desempleo, las desigualdades, etc., con sus errores monumentales alimentan el caldo de cultivo de los absolutistas que, después de cuarenta años, ven que es su momento, y más aún viendo que fuera de nuestras fronteras empiezan a ser protagonistas.
Que no quiero darle vueltas a eso, que no, que lo que quiero es minimizar todo lo expuesto para darle valor a lo importante, que no dejan de ser principalmente mis seres queridos, los que están presentes y los que están a mi lado de otra manera. Hoy voy a comer gachas y no veré el Tenorio porque ahora suena a machista y las televisiones están a lo políticamente correcto. Eso sí, me ofrecerán muchas y maravillosas películas de Halloween.