Pensaba no tocar el tema “Elecciones” hasta pasado el 20 de diciembre pero ver el “show” de “Salvados” anuló la primitiva intención. Superado el impulso de escribir en caliente, quisiera reflejar en frío algunas ideas que han tomado cuerpo desde esa noche. Allá van:
- No sirve de nada leer a Gramsci si a las primeras de cambio, en lugar de articular el “partido orgánico” abrazamos la antítesis del pensamiento del sardo y nos perdemos en la senda de la política-espectáculo. Tomando ese camino flaco favor se hace a la lucha colectiva por la transformación social.
- La Izquierda, independientemente del nombre bajo el que se cobije, debe utilizar frente al “todo vale" la honestidad intelectual. No puede por tanto sentarse en un escenario amañado que deja dos sillas vacías para simbolizar la ausencia del PP/ PSOE sin denunciar -pese a que te favorezcan en el trato mediático- que hasta que no se celebren las elecciones y por mucho que las encuestas marquen tendencia, allí debía estar también representada la tercera fuerza parlamentaria del país. Lo correcto hubiese sido reivindicar la silla de La Izquierda Plural o el nombre de Alberto Garzón. Si practicamos el juego limpio sabemos que no se aprovecha la lesión del adversario en beneficio propio.
- No debe nunca olvidarse la importancia de la Economía en la Historia. Si nos quedamos con los pronunciamientos apresurados que en temas centrales perpetraron ambos, la visión económica de Albert Rivera y Pablo sonrojaba por su falta de criterio. Parecían aprendices de brujo incapaces de controlar la varita mágica. En ese bloque también se hubiese agradecido la presencia de Alberto.
- Al combate dialéctico se va con los deberes hechos, no con las garras limadas. Es básico traer muy estudiado el Programa que ofreces, claros los elementos esenciales del mismo y preparadas las respuestas ante las contradicciones en las que intentarán hacerte caer
- Si tu interlocutor de Ciudadanos es impertinente porque admira la escuela “Sálvame” y no te deja hablar, no intentes ser razonable con él. Olvidas que en este país la pose chulesca gusta mucho a quienes siendo incapaces de reivindicar los derechos mínimos son sin embargo capaces de montarte una revolución de barra de bar entre copa y copa.
- El Centro Político al que tantos aspiran es un gran agujero negro que se lo traga todo, también los ideales de cambio y la frescura inicial. Preferible tener claras las ideas fuerza y defenderlas antes que dar la imagen grouchomarxiana de “tengo unos principios, si no le gustan tengo otros” muy en consonancia con la hispánica tradición del pase foral navarro o del virreinato colonial del “se acata pero no se cumple”
- En un momento del espectáculo televisivo salió de refilón el amo del cortijo. Ignoro si fue por una negligencia de la cadena o para dejar sentado quien constituye el verdadero Poder de España. El presidente del BBVA Francisco González subrayó con frases y actitud que le gusta la nueva marca naranja del Sistema y que desprecia al criado respondón de Podemos por mucho que éste intente guardar la compostura. Sus palabras abrieron un postigo en la cerrada muralla de la Oligarquía pero Pablo no tuvo la habilidad de aprovechar la brecha para diferenciarse de su contertulio. Además alguna gracieta en el cuestionario rápido sonó a amaño y no a combate ideológico. Parecía no percatarse de que un importante sector de la Izquierda cuando algo le huele a tongo baja con rapidez el pulgar y condena.
Fuera de la vida televisiva tampoco faltan problemas. Repasando los movimientos de los días siguientes en otros sectores, vimos como el panorama en lugar de aclararse se ennegreció.
Si reducimos las propuestas alternativas a la apropiación de unas siglas para registrarlas y concurrir a las elecciones no hemos entendido casi nada. Volvemos a la chapuza del corto plazo. Por mucho que Baltasar Garzón apadrine un nuevo proyecto llamado “La Izquierda” no sirve si es otro nacimiento que hace más densa aún la sopa de letras en la que tanto nos gusta movernos.
Si utilizamos el concepto de Unidad Popular solo como marca electoral para las elecciones nos traicionamos. Propiciar la Unidad implica resistir la resaca de desmovilización tras el auge de las mareas y trabajar para auspiciar otra gigantesca ola de protesta ciudadana que haga chica a la de marzo del 2014.Aunque del nombre elegido por los valedores de Alberto Garzón pueda gustarme el guiño implícito a la CUP catalana o el morbo que da pensar la cara que pondrán algunos cuando caigan en la cuenta de que en Euskadi la traducción del nombre de la nueva formación será Herri Batasuna, no me gusta que haya quien venda que la unidad se concreta sólo porque aparezca en el encabezamiento de una papeleta.
Nos lo ponemos a nosotros mismos cada vez más difícil pero a pesar de lo visto en la Izquierda debemos seguir negándonos a interiorizar el Canto III Infierno) de la Divina Comedia y arrojar la toalla para entonar el “Oh, vosotros los que entráis: abandonad toda esperanza”. No traicionemos la esperanza de lo que conseguimos poner en pie con las Marchas de la Dignidad. Volvamos a convenir que aunque la participación en las elecciones sea importante, no vale si no va acompañada de la movilización y presencia en las calles. Sin ese músculo nuestra fuerza se diluye como un azucarillo
A veces se tiene el “corazón partío”. Si los “culpables” estuviesen a mano les pediría un pequeño favor. A Pablo que vuelva a reconocerse en el espejo y no beba el agua del río Leteo “que tiene el poder de hacer que uno olvide el pasado“. Así no se lamentará dentro de unos años ante la contemplación del desastre que arrasó a la Izquierda alternativa gracias a la miopía congénita.
A Alberto que remire la trilogía de “El padrino” y afile los sentidos para detectar cuál de los burócratas de turno, campeón en carantoñas públicas, terminará por servir su cabeza en bandeja al primer contratiempo.
A los dos que mantengan la cordialidad. Y que la trasladen al circo electoral, no participando por ejemplo Pablo en la anulación mediática de IU. Si los dueños de los medios de difusión plantean los debates a cuatro bandas, debe ser consciente que no secundando la estrategia la anula.
El Tripartito sabe las dificultades que tendría para vendernos la burra coja de la libertad de pensamiento si no hay nadie en el platillo izquierdo de la balanza que le haga el juego. Está en condiciones de imponer, basta con que se atreva.
Y mientras, que las candidaturas de Podemos y de Unidad Popular se transformen en Hansel y Gretel y vayan dejando hilillos de pegamento por el camino. Los necesitaremos a partir del 21 de diciembre, cuando la estrofa “ni dioses, reyes o tribunos” recobre todo el sentido original porque la tarea de reconstruir volverá a estar en el tejado la Ciudadanía consciente.
En ese esfuerzo no sobrará nadie.
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