Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Cuatro películas

Por fin he visto La La Land (La ciudad de las estrellas) y, después de tanta expectación, pasa el tiempo y sigo teniendo la misma sensación que cuando apareció The end en la pantalla de mi televisor. No es para tanto. Cierto que la música es sensacional y que fueron muy merecidos los Óscar por su banda sonora y por la canción, pero el conjunto no me ha convencido y sigue sin convencerme, hasta tal punto que estoy de acuerdo con mi amigo Agustín Pérez: «los que dieron los premios fueron cuñados del director». En fin, para las personas más críticas, simplemente comentaré que La llegada también estaba nominada a mejor película y con eso basta para entenderlo.

El motivo por el que hablo de La La Land es que, al referírselo a un compañero de trabajo, me comentó que esa película no aportaba nada interesante y que trataba de nuevo el mismo tema estúpido de ínfulas innecesarias a las generaciones más recientes; que, en definitiva, no es para tanto. Él prefería películas de otro tono y con momentos dramáticos que verdaderamente puedan ser o parecer importantes en lo cotidiano, como Manchester frente al mar. O una película alemana, Eine unerhörte Frau, que relataba la desesperación de una familia por la salud de su hija, para la que todo un sistema sanitario no hallaba ni quería darle respuesta.

Ahora es cuando confieso que ni La La Land ni Manchester frente al mar (aunque esta última me pareció mucho mejor que la primera), ha sido Tren a Busan la que más me ha llegado y que, a medida que pasa el tiempo, me sigue entusiasmando. Tren a Busan es una película dirigida por el coreano Sang-ho Yeon sobre el manido tema de los zombis, con lo habitual de ellos: irracionalismo, contagio por mordedura, sangre, etc. Sin embargo, el director consigue crear momentos de tensión casi en todas las secuencias y, a riesgo de desvelar parte de la trama, aunque parezca una estupidez, la sencilla manera de abrir o cerrar una puerta causa una intranquilidad incesante. Esto da paso a una cuestión moral: en contraste con el zombi, el ser humano es consciente de su maldad.

Y aquí está lo curioso: todas las películas citadas son distintas y no tienen nada o casi nada en común entre ellas. Como en la variedad está el gusto, cada quien elija la que quiera ver. Yo ya he dicho con cual me quedo.