Las vacaciones de verano son un buen momento para recordar, y conforme vas cumpliendo años más cosas te van quedando en esos recuerdos. El escuchar música es algo que tengo que hacer por estas fechas, pero las canciones no son de ahora, son las canciones de mis recuerdos, esas que estuvieron ahí y que de vez en cuando sacas a la luz para refrescarte la memoria y deleitarte con lo que te gustó en una época y que ahora te sigue gustando.
En eso estaba cuando escuché una canción que se llama el esnob, un tema desconocido de ese cantautor conquense que es José Luis Perales, y digo esto porque a él sólo se le conoce por sus temas de amor o desamor, pero hay una parte social en su discografía muy interesante que nunca llegó a la multitud. Pues bien, ese esnob que se describe burlonamente, yo diría que sarcásticamente, me hizo pensar en lo que abundan hoy las personas que adoptan ese talante. Porque lo de ser esnob es algo así como si dijéramos en la jerga actual que alguien adopta un postureo.
Y hablando de postureo, algo que aborrezco verdaderamente son esas palabras, o palabros, que se meten como el aire en nuestros pulmones y las tenemos que tener presentes para poder vivir al día. El esnob usa el postureo y usa esos términos de muy dudosa procedencia que suenan una y otra vez desde los medios de comunicación a internet terminando en la calle y en las casas. El esnob puede ser ese que dice que es emprendedor y que va a poner en valor un software en versión freemium a través de face esperando un feedback.
La irrupción de las nuevas tecnologías y el bilingüismo más o menos real que se aplica en la escuela pueden ser en parte los causantes de que tanta palabra en inglés y tanta mala traducción inunde las conversaciones, y más si entre los interlocutores se encuentran algunos esnobs. Es más, el propio término esnob proviene de allí y quizás en su época se usó tanto que lo adoptó la RAE, puede que para darle un solo nombre a lo que aquí hubiéramos dicho que era uno que iba de moderno, y que por deducción también tanto abundaban. Lo que me lleva a pensar que esto del postureo no es cosa de ahora, más bien es cosa de lo que se llama sociedad moderna y que ahora con internet se ha extendido hasta de manera virtual.
Porque si en persona un esnob es alguien penoso, por la red puede llegar a ser insufrible. El dejar ver que eres quien no eres es patético y muchísima gente está subida a ese carro. Y los hay de cualquier sexo, raza y condición. Si antes tenías que verlos en la calle con su libro de Nietzsche dejándolo entrever, o con su LP de la Creedence Clearwater Revival, para que se vieran las melenas y las barbas que eran la rebeldía americana, ahora los ves en Facebook, twitter, whatsapp, instagram o la red que sea luciendo sus selfies, ya no hechos con el palo sino con un nixie para que todo el mundo sepa dónde y con quién está, y en muchos casos lo culto que es. Recuerdo ahora que a aquellos esnobs se les llamaba también culturetas, hoy no sé cómo los denominaran, si es que alguien se ha preocupado de renombrarlos.
Cuesta librarse de este tipo de personas, te los encuentras por doquier y su terminología tienes que asimilarla o te pillas una urticaria poco recomendable con estas calores. Los políticos, que ya sabemos que no son ejemplo de nada aunque deberían, son esclavos del esnobismo y se apuntan a él sin la menor objeción, aparentar es algo que se les da bien y para lo que muchos están ahí. Ya no nombran a los empresarios, ya todos son emprendedores, no sé si es que así el término suena más progresista y la derecha se aferra a esas triquiñuelas para embaucar al votante. Lo peor es que algunos socialistas también se suman al carro, con lo cual mi despiste es morrocotudo. Tampoco los famosos deportistas o los cantantes o actores, gentes que tampoco son ejemplares, se libran de las garras del postureo galopante; por eso al final, para que no digan que la Real Academia de la Lengua es rancia terminarán adoptando tanta palabreja.
Que el español como lengua esté vivo y se vaya renovando con el paso del tiempo no me parece incorrecto, no es malo en sí mismo siempre que no se autodestruya, mutilando palabras históricas que caen en desuso y que podrían servir para significar lo mismo que los anglicismos. Lo que me parece peligroso es que prolifere tanto esnob, tanto hipócrita social, tanto mameluco aparente, tanto falso moderno que la sociedad que venga, en lugar de ser más digna, más honrada y más justa, se convierta en un hábitat de indolencia y de cinismo, y lo que es requetepeor, virtual.
Comentarios
Es verdad
Cuantas verdades se leen en este artículo, desde las canciones de Perales hasta la cantidad de esnobs que hay por todos los sitios, a esta gente también se les llama fantasmas, y no dan miedo, lo malo es cuando te rodean, jejejeje
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