Me viene rondando la cabeza desde hace un tiempo la idea de que el partido de Rosa Díez nació unos años antes de lo que le correspondía. Voy a intentar explicar el porqué.
La crisis devastadora que hemos sufrido ha traído consigo que el cabreo de muchos ciudadanos se tradujera en ir contra el partido que nos gobierna, o desgobierna –según quien opine-, y si a eso sumamos la imparable corrupción que desde los dos mastodónticos partidos hemos podido ver, que campa a sus anchas por doquier sin que nadie asuma responsabilidades más allá de las que la lenta Justicia va descubriendo, más aún se explica que la gente esté hasta el gorro de esos dos aparatos de mentiras sin piedad.
Como resultado surgieron movimientos que querían romper el modelo político actual, y salieron no sólo del 15M, también de los muchos hogares que decidieron romper con lo establecido y salirse de la ruta manipulada por PP y PSOE, porque ya no aguantaban más y se habían dado cuenta que esos solamente buscaban su bien y no el bien general.
El bipartidismo empieza a convertirse en el enemigo, al margen quedan partidos que están o no están aquí y allí dependiendo de muchas circunstancias, hablo por ejemplo de IU que en Andalucía estaba gobernando con el PSOE y en Extremadura no gobierna con el PP, pero lo apoya, y al final la gente se aburre también de ellos y son una minoría cada vez menor, y a las andaluzas me remito. Lo mismo le pasa al PA que ni siquiera tenía representación en su región y sigue sin tenerla. O con otros partidos nacionalistas de otras tierras (CIU, PNV, BNG…) que mantienen más o menos su cuota de votos, aunque descienden en representatividad.
Es decir, ya no valen los de siempre, ni los más grandes ni los otros, ya no sirven porque todos han dado muestras de su inoperancia, de que su modelo de hacer política no es justo y desemboca en desilusión, y lo que es peor, en corrupción. Y de todo esto y, por supuesto, de una crisis feroz surgen los Podemos o los Ciudadanos, que como dice el refrán “a río revuelto ganancia de pescadores”. ¿Y dónde anda UPyD?
El partido de Rosa Díez, nació contra todo lo expuesto anteriormente y representaba a los muchos desilusionados, pero precrisis, impulsó un modelo distinto desde abajo, se embarcó en una travesía en solitario subsistiendo con una financiación hasta entonces revolucionaria, transparente, y como una hormiguita se presentó en el Congreso dispuesta a que se le oyera. Tal fue su éxito que fue la líder mejor valorada y lograron grupo parlamentario propio que, con sus luces y sus sombras, ahí ha estado.
Pero la crisis general también lo ha sido para UPyD, muchos de los que se podían haber subido a bordo han embarcado después del 15M en Podemos y Ciudadanos, olvidando a los de Rosa Díez.
Y ahora que tanto se habla de una fusión entre los de Unión, Progreso y Democracia y los de Rivera, por tener muchos puntos en común en sus programas políticos, resulta que ha traído consigo el quebrantamiento de UPyD que había llegado antes a la escena política. Y quizás es ese antes, ese llegar sin una crisis económica brutal, es lo que haga que me plantee si Rosa Díez y su partido pudieran haber sido unos adelantados a su tiempo, porque a lo mejor su tiempo hubiera sido el mismo de Podemos y de Ciudadanos, y quién sabe qué hubiera pasado en las elecciones andaluzas. Hubiera sido más leña al fuego contra el poderío de los partidos de siempre y la fragmentación, probablemente, hubiera sido mayor.
Pase lo que pase, en ese etiquetado tan impreciso con que solemos identificar a los partidos políticos, pienso que si Ciudadanos se cataloga como una derecha muy pegada al centro con toques progresistas, UPyD se marca como una izquierda moderada, opciones ambas que podrían subsistir por ellas mismas sin mezclas que al final pueden terminar explotándoles en las manos a las dos.
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