Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Palabras de Zoido

Leo en este diario que el pasado domingo estuvo en Cabra el presidente de los populares andaluces, Juan Ignacio Zoido. La primera consideración que me vino a la mente al leer el titular de la noticia, y las primeras líneas de la misma, fue que la derecha andaluza sigue las líneas maestras de lo marcado tradicionalmente por la derecha española, cual es considerar, cuando gobierna la izquierda, que en nuestro país se quiere imponer un sistema calcado de otro. Así ocurrió a lo largo de los años 30 del siglo pasado, cuando distintas fuerzas de la derecha insistían en que con los gobiernos republicanos de izquierda (no con los de derechas entre 1933 y 1935) España iba camino del bolchevismo y de establecer un sistema semejante al de la Unión Soviética. Aquella corriente, como es conocido, se acentuó a partir de febrero de 1936, y los golpistas pusieron como pretexto que era necesario salvar a España del comunismo. Algo que hoy la historiografía puede desmentir, y para lo cual incluso podemos recurrir a un testimonio tan poco sospechoso como el del embajador de los Estados Unidos de aquel momento, Claude G. Bowers, quien en sus memorias recuerda que en el primer ejecutivo del Frente Popular “no se consideró ni pensó en incluir a ningún comunista, y ni siquiera había un socialista en el Gobierno”, como tampoco los hubo en los meses siguientes,  y más adelante añadía que esto “no será nunca demasiado repetido, pues cuando comenzó la rebelión había de justificarse como el propósito de combatir un Gobierno comunista”.

En la actual coyuntura, como no está la Rusia soviética, Zoido aprovechó que Chávez se encontraba de cuerpo presente para decir que el gobierno de nuestra comunidad “quiere hacer de Andalucía una Venezuela de Hugo Chávez”. ¿De verdad alguien se puede creer una afirmación de ese calibre? ¿Tiene competencias un gobierno autonómico para llevar a cabo una política como la de Venezuela? ¿Alguien ve en el gobierno andaluz una línea de actuación como la del desaparecido presidente venezolano? Se podrá responder a esto último que ha habido voces entre los socios de gobierno, en concreto en IU, que reclamaban una política como la de la denominada “revolución bolivariana”. Pero eso no pasa de ser una opinión, no la línea de un gobierno, y en todo caso responde, desde mi punto de vista, a esa atracción hacia los predicadores existente en un sector de la izquierda comunista, aún no curada de esa “enfermedad infantil del izquierdismo” de la que habló Lenin.

Zoido resulta todavía menos creíble cuando explicó que en España tenemos un gobierno serio, responsable, coherente, sólido, que dice la verdad y que no cuenta una sola mentira. Por supuesto, entiendo estas palabras en función de que se trataba de un acto partidario, donde quienes le escuchaban eran militantes del PP, que sin duda asentirían, aunque algunos quizás pensarían en cómo explicar todo eso a los ciudadanos cuando compararan esa descripción con lo que hace el gobierno de su partido. Que es tan serio que el propio presiente del Gobierno ha reconocido que ha incumplido su programa electoral. Es tan responsable que cuando hay decisiones importantes convoca ruedas de prensa donde no se admiten preguntas. Es tan coherente…, eso sí lo es, sin embargo la coherencia no es una virtud por sí misma, depende de con respecto a qué. Y resulta tan sólido que es el primer gobierno de la democracia que en las encuestas ha obtenido una valoración negativa en todas las carteras en un tiempo de récord.

Falta la cuestión de decir la verdad y de no contar mentiras, en lo cual el PP tiene un historial del que no puede sentirse demasiado orgulloso. No me remontaré al pasado, basta con escuchar las contradictorias explicaciones que ha dado acerca de la relación con su extesorero (no lo nombro por respetar la costumbre de Rajoy) o con el exmarido de la ministra de Sanidad, pues son el último ejemplo de su dificultad para asumir un compromiso de veracidad, es decir, un compromiso ético con la verdad.

José Luis Casas Sánchez

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