Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Vosotros, ¿qué pensáis?

Digo vosotros, ustedes, tú; como se dice en mi pueblo. En mi barrio, en ese entorno en que tú y yo nos movemos. En ti, en mí, en todos. Ah, se me olvidaba, en todes. (Aquí, el corrector se me queja). Digo vosotros, porque yo lo llevo ya en la despensa de las omisiones, de los imposibles despropósitos, del miserable olvido de la dejación. Pero vosotros, acostumbrados ya a las miserias del vocabulario, ¿qué pensáis? Sí, ¿qué esperáis de esa monumental y grosera actitud de gritar en manada por los ventanales de un edificio o residencia, por parte de quienes llamamos futuro, diciendo a voz vociferante, groserías a las muchachas? ¡No las repetiré! Os lo digo: misiles, destrucción. Arrasamiento. Mendicidad, hedor, virulencia. Maltrato. Esto ha sido sonado, oído, visto y comentado en todos los medios y cenáculos. ¿Y aquí, va todo bien? El ser humano se desarrolla en tres ámbitos vitales: la familia, la comunidad educativa y el entorno social. Salvo los escombros de una guerra. Y también.  ¿Y éstos son los principios que se imparten al amparo de nuestras leyes…?   

Yo, que soy amante de la cultura (y ésta proviene de agricultura, no lo olvidemos), dije, hace mucho tiempo una “barbaridad”, una vez visto el plantel del futuro que sembrábamos, y era ésta: “si de la universidad salen señoritos que arruinan el reino, mejor que la cierren”. Esto sería una “barbaridad”. Porque soy un enamorado de los profundos saberes y los hondos sentimientos. De la formación plena y humana. Sencillamente así. (Busquen, por curiosidad, en un diccionario de sinónimos dicha entrada). Lo recalco, porque veo salir tal “sensibilidad” de las universidades, del futuro, que llego al espanto. Prefiero quedarme con la cultura que emana del pastor. Del noble pastor, del que labra y ama la tierra. Sí, pastor de ganao montuno con las alpargatas rotas. De Córdoba a Extremadura por tres puñaos de bellotas.

Y me explico: si de la Universidad sale la ciencia esa, que llama puta o putas, en tropel de manada, a las muchachas que grávidamente, podrán en el mañana ser sus compañeras, su esposa, la madre de sus hijos; si de la universidad sale esa ciencia que inventa misiles y elementos para arrasar, no digo humana, sino toda vida planetaria; si de la universidad salen esos valores esenciales, esa emancipación, esa madurez, esa cordura, esa carencia de respeto a sí mismo, como seres humanos, mejor que la cierren. Si de la universidad salen señoritos, especuladores y jetas que arruinan el reino, mejor que la cierren. Esto es una barbaridad. Pero vosotros, ¿qué esperáis? Yo sólo espero podredumbre y cieno. Pestilencia. Nada. Y nada de poesía. Espero el desastre, en eso que se llama humano. 

Estos aconteceres no se fraguan de la noche a la mañana. No espontáneamente. Esto, para mí, que soy amante de la libertad bien entendida (esto es el punto medio de que hablaba Arthur Schopenhauer, pero con ética y sensibilidad), de la música, del buen entendimiento, de las cosas nobles y parladas, de una grata copa de vino; de la democracia, inventada por el argénteo griego; yo, noto, no especulo, veo esta debilidad democrática, su ruina: la deficiente formación del ser humano como tal, en su desacertada proyección del propio futuro, y el abuso intrínseco de la integridad en lo colectivo y el vacío de sus valores. Y lo que parece peor aún, que esta grosera y monumental actitud en la chusma de la sociedad que estamos haciendo, tenga en sí su propio aplauso. Su consentimiento, su risa, y su aceptación sumisa. Porque vosotros, ¿qué esperáis de esta vocación que labra el porvenir? Aquí, a muchos, esto, se le ha ido de las manos mientras cogía el dinero.

Misiles, bombas, armas químicas, armas nucleares, universidades con una juventud, no digo machista, esto ya está en desuso; voy a decir “macabra y desoladora”, por haber pasado a otra escala de valores vindicativos. Incontenible mundo de la droga. Es que acaso ¿está todo hecho? ¿Es que las éticas no existen? ¿Es que el humanismo ha desertado y no hay nada que hacer? ¿Es que el sentido del pudor y el respeto, carecen de significado o están reñidos con la libertad, al margen de religiones e ideologías? ¿Y si se dedicaran a corregir las faltas ortográficas? A conocer la riqueza del idioma. Su belleza expresiva. A ser felices. En cada persona que atenta de palabra y obra contra otra en su dignidad, lleva en sí un dictador macabro. Ustedes, usted, yo mismo, ¿qué pensamos de esto? Yo ¡me enamoro de esta sociedad frustrada! Me desapego. Porque me siento humano y amo los libros. Fui pastor. ¡Pastor de ganao montuno! Y será por eso que, no acabo de entenderme bien con el rebaño. Y además puedo escribir los versos más tristes esta noche. Y pido perdón, por alimentarme de mentiras.