José Luis Casas Sánchez
De la mano de la próxima convocatoria electoral han llegado a esta publicación las respuestas a un cuestionario por parte de los candidatos a las alcaldías de Lucena y de Cabra. Resulta interesante hacer un análisis comparado del conjunto de respuestas, como supongo que habrán llevado a cabo cada uno de los partidos y muchos lectores.
Dado que conozco mejor el caso de Cabra, haré unos breves comentarios acerca de algunas de las respuestas de los cuatro aspirantes. En primer lugar, con respecto a los futuros pactos, nadie explica con quién sí pactaría o con quién no lo haría. Quizá el más concreto sea Carnerero, dispuesto a pactar con quien tenga “cercanía ideológica y programática”, y resultaría difícil que eso lo encontrara en dos de las fuerzas políticas que concurren en Cabra; Villatoro opta por un genérico, “la ciudadanía”, cuando en realidad los ciudadanos al ejercer nuestro voto pactamos con todos los elegidos, que de modo automático se convierten en nuestros representantes, con independencia del sentido de nuestro voto; Ariza señala la imposibilidad de algunos pactos, en concreto “con la intransigencia, con el desprecio, con la hipocresía”, pero no nos explicita qué partido representa todo eso; y Priego se muestra dispuesto a pactar con quienes apuesten por “buena gestión, austeridad, humildad y proximidad con el ciudadano”, algo que ninguna de las fuerzas políticas negaría en este momento. En consecuencia, más allá de lo que se puede intuir en esas respuestas, no podemos sacar una idea clara acerca de unos posibles pactos en el caso de que no hubiese mayoría absoluta. La experiencia en Cabra es que ha habido un fallido, por lo breve, acuerdo PA-IU; un interrumpido pacto PA-PSOE, y dos más estables: PA-PP y PSOE-IU. Podemos sacar alguna conclusión.
La otra cuestión que me ha llamado la atención tiene que ver con la Escuela de Enfermería. Antes que nada, me permito expresar mi opinión acerca de que en su momento fue una barbaridad que Andalucía tuviese una universidad en cada provincia, lo cual ha conducido a una situación de despilfarro de recursos enorme. Por otra parte, entiendo que acceder a los estudios universitarios debe ser algo más que acudir a clase en un centro universitario, significa disponer de instalaciones adecuadas para un conjunto de actividades complementarias a tu formación específica, como puede ser el caso de una buena biblioteca en tu centro y otra central de la universidad, porque aún hay publicaciones de las que no disponemos en la red, puedo dar fe de ello. Dicho esto, me sorprende que cuatro candidatos con formación universitaria apuesten de forma tan decidida porque en Cabra haya una Escuela Universitaria de Enfermería sin ofrecer criterios relacionados con la formación científica y académica.
Tanto Villatoro como Carnerero entiendo que dan la respuesta más ajustada a la realidad en este tema, es decir, que todo depende de la voluntad y de la capacidad de la UCO. Ariza habla de que si en otras universidades tienen centros en otras poblaciones por qué no en Cabra, lo cual nos conduce a lo mismo que nos ha llevado a tener nueve universidades más la Internacional en nuestra Comunidad. Priego, con la lección bien aprendida, señala que la culpa es de la Junta y destaca la promesa de Arenas para que Cabra sea ciudad universitaria. Me da la impresión de que al hablar de la Escuela de Enfermería hay demasiado localismo y poco análisis a la hora de valorar qué calidad de enseñanza se puede ofrecer.
Por supuesto las otras respuestas dan para más, pero no quiero extenderme. Sí me gustaría, como ciudadano, expresar mi reconocimiento a todos cuantos han formado parte de la Corporación estos cuatro años y a quienes aspiran a estar en los próximos. A estos últimos les agradecería que adoptaran medidas para que Cabra dejara de ser una ciudad tan ruidosa e hicieran pedagogía para que la preocupación por la limpieza de las calles no estuviese solo en las señoras que cada mañana barren y limpian su fachada, la acera y una parte de la calle (utilizo las cursivas para resaltar que “suyo” solo es lo primero).
José Luis Casas Sánchez
Historiador
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