Opiniones

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Perder la ilusión

Escribo el 5 de enero, el día de la cabalgata, o de la noche, de la ilusión, la que todos hemos tenido alguna vez en nuestra vida, cuando estábamos convencidos de que al día siguiente íbamos a encontrar a los pies de nuestra cama el regalo deseado, aunque casi nunca era así, pero no importaba, porque el juguete que encontrabas se convertía de pronto en tu nueva ilusión, como si lo hubieras deseado igual que el que nunca llegaba. Entre las diferentes acepciones de la palabra ilusión, se encuentran, según el DRAE, la de “esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo” y la de “viva complacencia en una persona, cosa, tarea, etc.”. En consecuencia, cuando perdemos la ilusión es porque ya no tenemos esperanza de alcanzar algo determinado o porque hemos dejado de confiar en alguien o en aquello que hacemos. 

Vienen a cuento estas consideraciones sobre la ilusión porque a finales del pasado año, durante el último pleno de la corporación municipal egabrense, hizo pública su intención de dimitir uno de los dos concejales de IU, Manuel Carnerero. No fue una sorpresa, pues en los mentideros políticos egabrenses ya se había escuchado en alguna ocasión que ese hecho se produciría de un momento a otro. En este medio se han vertido algunas opiniones sobre el dimisionario, y no voy a insistir en las apreciaciones personales, pues comparto muchas de las que se han hecho de él, además de que mi opinión particular ya se la he expresado al interesado. Y en su despedida, Carnerero dijo que había perdido la ilusión, o que ya no tenía ilusión, no recuerdo el tenor literal de sus palabras.

Cuando este periódico recogió la noticia, decía que el hecho había producido “cierto desconcierto” en el resto de los concejales, pero además incluía unas consideraciones que no he visto recogidas en otros medios, como que en el mes de octubre había dimitió el Consejo local de IU, que se habían producido algunas bajas de militancia, y que a pesar de todo no se había producido ninguna reacción por parte de la dirección provincial. Si tenemos en cuenta estos hechos, podríamos pensar que todo eso habría influido en la decisión de quien durante tantos años ha sido la referencia de IU en Cabra.

La pérdida de ilusión tiene que ver no con la ilusión en sí misma, sino con algo concreto como expresamos al comienzo. Cabe preguntarse, pues, por cuáles son las causas que han llevado a Carnerero a la desilusión. ¿La política, en general? Pienso que no, porque cuando se tienen convicciones como las suyas acerca de lo que debe ser el ejercicio de la política, siempre se mantiene la esperanza de que se pueda desarrollar dicha actividad de acuerdo con la idea de que estar en política significa, antes que nada, ocuparse de lo colectivo, de lo general, de lo que nos interesa e importa a todos.

¿La política local? En este punto, más que desilusión supongo que puede haber un cierto cansancio, puesto que han sido muchos los años dedicados a la política municipal, casi siempre en la oposición, y quizá haya podido pesar el análisis de lo que fue la etapa de gobierno compartido con el PSOE entre 2007 y 2011, sobre todo a la vista de los resultados electorales.

Y nos queda un tercer punto, ¿la política de su partido? Y digo partido a sabiendas de que IU no es tal, lo cual representa, desde mi punto de vista, uno de los elementos de confusión de esa organización, donde el PC tiene un peso específico más que notable, y que conduce con frecuencia a que se escuche sobre todo un discurso donde todavía se peca de esa enfermedad infantil del izquierdismo, ya señalada hace tiempo por Lenin (al cual, por cierto, como a Marx, muchos comunistas no han leído nunca). En mi opinión, Carnerero es capaz de pensar en términos de democracia, entendida como unas determinadas formas jurídicas y como una práctica política concreta, y por tanto resulta difícil compaginar ese pensamiento con el de aquellos que ni entienden de formas ni de otras muchas cosas.

Claro que quizá mi análisis esté equivocado, porque puede haber factores personales que ignoro, y también es posible que haya un poco de cada una de las causas citadas. Mi conclusión es que el ayuntamiento de Cabra pierde un político honesto y, de cara al futuro, que la izquierda tiene mucho trabajo por hacer si pretende ocupar el espacio que tuvo en otros momentos.

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