Opiniones

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La dignidad de la mujer

A lo largo de la Historia la mujer ha sido postergada y minusvalorada por la sociedad de su momento. Por ello se ha elegido el día 8 de marzo como el Internacional de la Mujer en conmemoración de un incendio ocurrido en dicho día del año 1908. 

Los que han propugnado tal conmemoración han cimentado su celebración según el «Diccionario ideológico Feminista», de Victoria Sau, porque aquel día las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo que padecían. Las obreras ocuparon la fábrica, ante lo cual el dueño cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro.

Como romántica y reivindicativa la exposición es irreprochable si no se tiene en cuenta que el mencionado día fue domingo, fecha apoco indicada para declarar una huelga ya que con esta se pretende dañar a los patronos, y los domingos no se trabaja, así que poco perjuicio le podrían causar al dueño de la fábrica.

Lo que realmente ocurrió, según el diario ABC de la época informó a sus lectores, calificando lo que allí se produjo como “pánico horroroso”,  fue que el 25 de marzo de 1911 cuando las trabajadoras y suponemos que también los trabajadores de la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, edificio de diez plantas, ardió de madrugada con centenares de obreros que trabajaban en el interior del mismo y que no pudieron escapar de las llamas porque los propietarios habían bloqueado todos los accesos para evitar robos en su interior.

A pesar de ello, sólo se recuerdan a las 146 mujeres que perecieron.

La causa de esta cruel insania fue que los trabajadores de dicha fábrica, reclamaron a los dueños mejoras salariales, ya que los sueldos de unos y otras, aunque los varones cobraban más, eran ínfimos, especialmente el de las mujeres que recibían, en ocasiones, menos de la mitad que los hombres.

Documentalmente está probado que también en Rusia ocurrió un hecho similar cuando las mujeres rusas celebraron una serie de actos de protesta el último domingo de febrero de 1913, en el contexto del movimiento pacifista que surgió en vísperas de la Primera Guerra Mundial.

Sin entrar en más disquisiciones, lo que hoy tenemos a nivel de nuestra civilización es que el 8 de marzo está reservado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, pues al igual que hay días en los que se festejan a los padres, a los abuelos, y un sin fin de solemnidades más, es bueno que haya también uno en el que se celebre a las mujeres.

Las feministas propugnan la igualdad entre el hombre y la mujer. Yo admito que a la misma valía de conocimientos, capacidad y entrega, no haya discriminación entre el hombre, por el mero hecho de serlo, y la mujer, en razón de su sexo, pero fisiológicamente somos distintos aunque complementarios.

Desde los primeros tiempos de la Humanidad cada uno han desempeñado un rol distinto guiados por el instinto diferente de la Naturaleza.

El varón, desde la época de los seres humanos como cazadores, posiblemente ayudado también por la hembra, perseguían al animal hasta su muerte para que le sirviese de alimento, pero, desde que se formaron los primeros agrupamientos en rústicas cabañas, la tarea de buscar alimento correspondía al hombre, mientras que la mujer quedaba en la choza cuidando del fuego y de los hijos.

Cuando los primitivos descubrieron el bien inapreciable del fuego, y antes de aprender a producirlo, había que mantenerlo vivo, tarea de la que se ocupaba la mujer. Tanto es así, que se originó un culto al fuego que pervivió hasta la época de la civilización romana, ya que en la misma ciudad existía un templo dedicado a la diosa Vesta, o Hestia, diosa del hogar, cuyas sacerdotisas, las vestales, eran las encargadas de mantener continuamente encendido el fuego sagrado.

Las feministas in extremis han de aceptar que la igualdad total entre el hombre y la mujer no se puede dar, puesto que la Naturaleza ha establecido la diferencia.

No hay don más preciado ni sublime que el de la maternidad reservado exclusivamente a la mujer que, desde los primeros tiempos ha sido quien ha cuidado a la prole y ha trasmitido los conocimientos y la sabiduría de los antepasados.

Que haya hombres faltos de conocimiento que no sepan reconocer la grandeza de la mujer no quiere decir que no la tengan. Quienes así piensan y actúan lo hacen tan irracionalmente que no tienen en cuenta que sin la mujer no hubiesen podido existir.