La rosa empeñada en serlo
“En aquel corralón de Seisdedos, en Casas Viejas, en donde fueron sacrificados muchos jornaleros andaluces en aras de una República macabra, fue arrancado de cuajo en la refriega un rosal anónimo, que rodaba por los suelos cubiertos de lodo y sangre”.
Más tarde, como sigue recordándonos en sus memorias el gran médico libertario Pedro Vallina, un trozo de aquel rosal fue recogido por un Blas Infante conmovido al visitar días después el lugar del crimen, llevándolo consigo mustio a su casa de Coria del Río, donde rebrotó primero en rojo y pasados unos días, como guiño del destino, en blanco.
En el pueblo gaditano de Casas Viejas el sueño igualitario del comunismo libertario que llevaban en el corazón y en el pensamiento los campesinos anarquistas, tan hambrientos como conscientes y dignos, quedó por esa vez bajo los escombros de la choza incendiada del anciano Seisdedos.
Fue el 11 de Enero de 1933 cuando comenzó la insurrección al abrigo de las de Madrid, Barcelona, Valencia...La II República había nacido como esperanza proletaria pero la lentitud de las reformas, como la ansiada reforma agraria, el poder intocable de los caciques latifundistas, la carestía, las hambrunas…pero sobre todo la CONCIENCIA y la DIGNIDAD (las revoluciones no salen del hambre…sino de la toma de conciencia y la dignidad) llevaron entonces al sindicato mayoritario, la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo, y a la Federación Anarquista Ibérica a promover la insurrección.
La hoguera en la torre abandonada del castillo de Medina Sidonia que debía servir de señal para los revolucionarios no prendió, sin embargo en Casas Viejas, desde el Ateneo Libertario (donde muchos habían aprendido a leer, escribir y luchar) el corazón ya no les cabía en el pecho...y proclamaron el comunismo libertario estableciendo la posesión comunal de la tierra, quemando los títulos de propiedad del Archivo Municipal, repartiendo comida y enfrentándose a la Guardia Civil de la localidad.
La República, que con la inercia política de la Restauración consideraba la conflictividad social (fruto de las tremendas y escandalosas desigualdades) dentro de la esfera del Orden Público, no tardó en iniciar la represión (al igual que en otros episodios coetáneos como los Sucesos de Bujalance, Arnendo, Castilblanco, Sevilla…). Primero 12 Guardias de Asalto y 4 Guardias Civiles con una ametralladora al mando del teniente Gregorio Fernández Artal entraron en el pueblo matando a un campesino y torturando a varias personas para tomarles declaración antes de dirigirse a la choza de Seisdedos, donde se propuso resistir el anciano de 73 años con sus dos hijos Pedro y Paco Cruz, su nuera Josefa Franco con sus hijos Francisco y Manuel García, su yerno Jerónimo Silva, su nieta Maria Silva con su amiga Manuela Lago...y después Manuel Quijada que llegó maltrecho de las torturas para intentar interceder.
No pudiendo acabar con su resistencia, el Director General de Seguridad, Arturo Menéndez, ordenó al capitán Manuel Rojas Freijespán, al mando de 90 Guardias de Asalto, acabar expeditivamente con los sublevados...quemando la choza. Allí murieron todos salvo la nieta de Seisdedos, Maria Silva, y el niño Manuel García que consiguieron escapar poco antes de la matanza.
Después las tropas iniciaron una cacería inmisericorde por el pueblo, al estilo de las razzias legionarias sobre las cábilas rifeñas (inaugurando lo que después será la práctica habitual fascista durante la represión a los revolucionarios asturianos en 1934 y durante el Golpe de Estado de 1936) matando en su casa al anciano de 74 años Antonio Barberán, y llevando junto a los escombros de la choza a Fernando Lago, Juan Grimaldi, Andrés Montiano, Manuel García, Juan García, José Utrera, Balbino Zumaquero, Manuel Pinto, Juan Galindo, Cristóbal Fernández, Rafael Matero y Juan Silva (gravemente enfermo) para fusilarles allí mismo...junto a los cuerpos calcinados.
De no haber sido por el entonces periodista Ramón J. Sender, Miguel Pérez Cordón y Eduardo de Guzmán, el crimen apenas se hubiera conocido. Pero se conoció… y el Parlamento creó una Comisión de Investigación de la que salió el Gobierno republicano-socialista de Azaña indemne judicialmente (y a pesar de la implicación indirecta de Casares Quiroga, ministro de Gobernación)...no así políticamente, ya que fue una de las causas fundamentales por las que perdieron las elecciones al promover la abstención la mayoritaria CNT.
La represión en Casas Viejas continuó en 1934 con los encarcelamientos de 26 campesinos de la localidad.
La causa abierta a Arturo Menéndez quedó sobreseída, condenando a Manuel Rojas a 21 años de prisión de los cuales no llegó a cumplir ni uno solo, ya que salió de la cárcel en la misma amnistía que se concedió al golpista Sanjurjo...beneficio que años más tarde, durante el Golpe de Estado fascista de julio de 1936, lo empleó para hacerse jefe de las milicias de Falange en Granada y poder continuar así su estela de represor criminal.
Maria Silva, llamada La Libertaria, durante las primeras semanas de ese Golpe de Estado fue asesinada por los fascistas y su cuerpo desaparecido en una fosa común aún sin localizar. Su compañero, el periodista anarquista Miguel Pérez Cordón, también murió durante la guerra en unos hechos oscuros relacionados con la represión ejercida por el Partido Comunista en Cartagena.
El hijo de Miguel y María: Juan Pérez Silva (recientemente fallecido ) al tiempo que denunció en la Audiencia Nacional la desaparición de su madre (denuncia realizada el 18 de julio de 2007) hizo lo propio con el uso frívolo e indignante que un hotel de lujo construido en la localidad de Casas Viejas (ahora Benalup) realiza sobre la figura de ella (al quererse llamar La Libertaria, quedando después en Utopía, y tener como reclamo los “felices años 20”).
Como si de un guiño de la Historia se tratara, Juan (sin conocer la historia del esqueje de rosal que recuperó y replantó Blas Infante) fue un experto en el cultivo e injertos de rosales, y hasta su muerte anduvo cultivando rosas y donando sus más de 30.000 rosales al ayuntamiento de San José del Valle donde residía.
Murió sin conseguir rescatar los huesos de sus padres...aunque dicen que consiguió, en uno de sus injertos, sacar la rosa negra.
Comentarios
Sr.Muñiz ejemplo de sectarismo y resentimiento
Sr.Muñiz una vez más como nos tiene acostumbrados vuelve con la demagogia,sectarismo,adoctrinamiento,revanchismo y envenanimiento muy lejos de lo que entendemos la Historia como disciplina. Claro ejemplo de estómagos agradecidos.
Adjunto excelente artículo de Pío Moa, para que los lectores observen gran similitud de actitudes como el Sr. Muñiz, por favor soseguese y deje de envenenar con sus nulos datos históricos y sí de propaganda y agitación.
Saludos de Blas de Lezo.
El caso de la izquierda española
El libro negro de la izquierda española traza una perspectiva histórica de la izquierda europea más nefasta después de la soviética. Expondré aquí algunos rasgos que la retratan.
Ausencia de pensamiento
Conviene insistir en ello, porque de este defecto acusa siempre la izquierda a la derecha.
Casi todo el pensamiento en España puede considerarse tradicionalista o de derecha, no hará falta citar nombres (aunque la derecha política sea también intelectualmente roma). La izquierda no ha producido un solo pensador, una sola obra relevante de pensamiento político o en general, no ha aportado nada al marxismo, al anarquismo o a ninguna otra variante. Nunca ha pasado de simplificar y vulgarizar ideas venidas de fuera, haciéndolo con beatería o fanatismo y sin siquiera adaptarlas a la realidad histórica nacional. Un hecho reciente: en la Transición se puso de moda el marxismo, el marxofreudismo y otras variantes: quien no se declaraba amigo de Marx, le mostraba al menos un profundo respeto, también en la derecha. Luego se llevó el anarquismo y “la utopía”, y siguieron otras modas de temporada. ¿Qué salió de aquellos movimientos? Intelectualmente nada. Lo que no les impedía condenar a todas horas, ¡ellos!, el “páramo cultural” del franquismo.
Antiespañolismo
El caso de la Doctora Burrianes es paradigmático: la anécdota elevada a categoría. El antiespañolismo izquierdista ha seguido dos tendencias básicas: apoyo y comprensión -no sin algunos encontronazos- a los separatismos (ya desde la Restauración) e internacionalismo o cosmopolitismo.
Declarando caducas las naciones, las izquierdas han atacado especialmente a la española, absorbiendo todos los tópicos de la Leyenda Negra. La historia de España les parecía funesta, con muy pocas excepciones, manía que también afectó a parte de la derecha desde el regeneracionismo. Lo cual no ha impedido a las izquierdas invocar a veces un patriotismo exaltado por una España “nueva y distinta”, concebida desde su ignorancia histórica y su pobreza de ideas.
Durante la guerra civil descubrieron sorprendidos la fuerza del patriotismo, y su propaganda cultivó una patriotería vacua, sin mucho éxito, por fortuna.
Anticristianismo
La palabra usada es anticlericalismo: oposición a la excesiva influencia política del clero. Esta acusación podía tener algún y aun bastante fundamento, si bien se exageraba mucho. Pero en realidad solo era un pretexto para atacar al cristianismo, pues aquellos profundos pensadores identificaban a la Iglesia con el oscurantismo y la opresión, y al ateísmo con lo científico y progresista. Su propaganda antirreligiosa estuvo siempre moldeada por la calumnia y la exaltación, cuando no por la incitación directa al crimen. Y cuando llegó la ocasión se tradujo en un auténtico genocidio, con los rasgos más brutales, acompañado de la destrucción masiva de arte y cultura… en nombre de la cultura y el progreso, por cierto: la verdad de las prédicas se conoce por sus obras.
Hoy los vemos preconizando la destrucción del Valle de los Caídos, o su transformación en cualquier miseria de las suyas, empeñados como están en erradicar del espacio público la cruz (el símbolo más abarcador de la cultura occidental) y la religión… cristiana (promueven el islam, en cambio).
Antiliberalismo
La izquierda en España empezó como un liberalismo exaltado, jacobino y comecuras, promotor de matanzas de frailes, fascinado por lo peor de la revolución francesa y opuesto al liberalismo moderado. En el siglo XX le sustituyeron los movimientos marxistas, anarquistas y republicanos radicales, que consideraban el liberalismo cosa del pasado y mero disfraz de la dominación explotadora del capital. Idea, por cierto, muy extendida todavía, también en ciertas derechas extremas.
Al llegar la guerra civil, los liberales más destacados en España optaron por los nacionales, no sin buenas razones.
Violencia
Ejercida a menudo en nombre de la paz. Como la izquierda suele ver el origen de la violencia en el poder “burgués”, nada más natural que erradicarlo cuanto antes y del modo más drástico para alumbrar, por fin, la sociedad pacífica y perfecta (al modo de un hormiguero) de sus sueños. En España, la racha comenzó con las matanzas de frailes, luego vinieron las bombas y agresiones contra las procesiones religiosas, el terrorismo anarquista -arropado por el resto de la izquierda-, las violencias separatistas, la huelga revolucionaria del 17 -fundamentalmente socialista-, las huelgas salvajes, los incendios de templos, bibliotecas y escuelas, las insurrecciones ácratas, la revolución guerracivilista del 34, la oleada de crímenes del Frente Popular… Después de la guerra civil, que las izquierdas quisieron y organizaron, vinieron el maquis, el terrorismo -en especial de la ETA, tan apoyado por el antifranquismo moderado-, el terrorismo gubernamental socialista y la colaboración abierta con los asesinos.
Este muy breve resumen indica que hemos padecido y padecemos la izquierda más violenta, antiliberal, anticristiana y antipatriótica de Europa, al menos de la occidental. También la más inepta intelectualmente. Esta ineptitud requeriría una investigación más detenida, porque en ella radica, probablemente, la causa de sus demás taras.
El libro negro de la izquierda española traza una perspectiva histórica de la izquierda europea más nefasta después de la soviética. Expondré aquí algunos rasgos que la retratan.
Ausencia de pensamiento
Conviene insistir en ello, porque de este defecto acusa siempre la izquierda a la derecha.
Casi todo el pensamiento en España puede considerarse tradicionalista o de derecha, no hará falta citar nombres (aunque la derecha política sea también intelectualmente roma). La izquierda no ha producido un solo pensador, una sola obra relevante de pensamiento político o en general, no ha aportado nada al marxismo, al anarquismo o a ninguna otra variante. Nunca ha pasado de simplificar y vulgarizar ideas venidas de fuera, haciéndolo con beatería o fanatismo y sin siquiera adaptarlas a la realidad histórica nacional. Un hecho reciente: en la Transición se puso de moda el marxismo, el marxofreudismo y otras variantes: quien no se declaraba amigo de Marx, le mostraba al menos un profundo respeto, también en la derecha. Luego se llevó el anarquismo y “la utopía”, y siguieron otras modas de temporada. ¿Qué salió de aquellos movimientos? Intelectualmente nada. Lo que no les impedía condenar a todas horas, ¡ellos!, el “páramo cultural” del franquismo.
Antiespañolismo
El caso de la Doctora Burrianes es paradigmático: la anécdota elevada a categoría. El antiespañolismo izquierdista ha seguido dos tendencias básicas: apoyo y comprensión -no sin algunos encontronazos- a los separatismos (ya desde la Restauración) e internacionalismo o cosmopolitismo.
Declarando caducas las naciones, las izquierdas han atacado especialmente a la española, absorbiendo todos los tópicos de la Leyenda Negra. La historia de España les parecía funesta, con muy pocas excepciones, manía que también afectó a parte de la derecha desde el regeneracionismo. Lo cual no ha impedido a las izquierdas invocar a veces un patriotismo exaltado por una España “nueva y distinta”, concebida desde su ignorancia histórica y su pobreza de ideas.
Durante la guerra civil descubrieron sorprendidos la fuerza del patriotismo, y su propaganda cultivó una patriotería vacua, sin mucho éxito, por fortuna.
Anticristianismo
La palabra usada es anticlericalismo: oposición a la excesiva influencia política del clero. Esta acusación podía tener algún y aun bastante fundamento, si bien se exageraba mucho. Pero en realidad solo era un pretexto para atacar al cristianismo, pues aquellos profundos pensadores identificaban a la Iglesia con el oscurantismo y la opresión, y al ateísmo con lo científico y progresista. Su propaganda antirreligiosa estuvo siempre moldeada por la calumnia y la exaltación, cuando no por la incitación directa al crimen. Y cuando llegó la ocasión se tradujo en un auténtico genocidio, con los rasgos más brutales, acompañado de la destrucción masiva de arte y cultura… en nombre de la cultura y el progreso, por cierto: la verdad de las prédicas se conoce por sus obras.
Hoy los vemos preconizando la destrucción del Valle de los Caídos, o su transformación en cualquier miseria de las suyas, empeñados como están en erradicar del espacio público la cruz (el símbolo más abarcador de la cultura occidental) y la religión… cristiana (promueven el islam, en cambio).
Antiliberalismo
La izquierda en España empezó como un liberalismo exaltado, jacobino y comecuras, promotor de matanzas de frailes, fascinado por lo peor de la revolución francesa y opuesto al liberalismo moderado. En el siglo XX le sustituyeron los movimientos marxistas, anarquistas y republicanos radicales, que consideraban el liberalismo cosa del pasado y mero disfraz de la dominación explotadora del capital. Idea, por cierto, muy extendida todavía, también en ciertas derechas extremas.
Al llegar la guerra civil, los liberales más destacados en España optaron por los nacionales, no sin buenas razones.
Violencia
Ejercida a menudo en nombre de la paz. Como la izquierda suele ver el origen de la violencia en el poder “burgués”, nada más natural que erradicarlo cuanto antes y del modo más drástico para alumbrar, por fin, la sociedad pacífica y perfecta (al modo de un hormiguero) de sus sueños. En España, la racha comenzó con las matanzas de frailes, luego vinieron las bombas y agresiones contra las procesiones religiosas, el terrorismo anarquista -arropado por el resto de la izquierda-, las violencias separatistas, la huelga revolucionaria del 17 -fundamentalmente socialista-, las huelgas salvajes, los incendios de templos, bibliotecas y escuelas, las insurrecciones ácratas, la revolución guerracivilista del 34, la oleada de crímenes del Frente Popular… Después de la guerra civil, que las izquierdas quisieron y organizaron, vinieron el maquis, el terrorismo -en especial de la ETA, tan apoyado por el antifranquismo moderado-, el terrorismo gubernamental socialista y la colaboración abierta con los asesinos.
Este muy breve resumen indica que hemos padecido y padecemos la izquierda más violenta, antiliberal, anticristiana y antipatriótica de Europa, al menos de la occidental. También la más inepta intelectualmente. Esta ineptitud requeriría una investigación más detenida, porque en ella radica, probablemente, la causa de sus demás taras.
La democracia no se impone por decreto
Blas de Lezo, Por mucho que se empeñen ustedes, los del pensamiento fanático: aquel que convierte su excepción en generalidad, y la generalidad del contrario en excepción, "avalados" por seudohistoriadores como Pío Moa (exterrorista agradecido y paniaguado) que sólo sabe utilizar argumentos ad hoc, sin citas bibliográficas y sin ningún rigor, renovando la historiografía franquista de Arrarás y compañía. Por mucho que os empeñéis, digo, no váis a conseguir entablar un diálogo (con los fanáticos mejor no discutir: J.A. Marina dixit). Sois el claro ejemplo de un modelo de transición que fue en realidad de transacción entre el tardofranquismo y la izquierda parlamentaria que quería coger sillón. Claro ejemplo de la falta de "ruptura democrática" con la dictadura. Claro ejemplo de la España negra de pandereta que se enorgullece de ser el país (después de Camboya) con más desaparecidos (150.000). Claro ejemplo de esa derecha trasnochada de España tan ajena a la europea. Porque la raíz de todo, seamos claros, se encuentra en que ustedes piensan (gracias al darwinismo social que llevan en la sangre), como lo hacía su seguro admirado Antonio Vallejo Nájera, que ustedes son mejores, que valen por 10 "rojos". Siguen la estela de Queipo de LLano cuando, desde Radio Sevilla, vociferaba que por cada hombre de orden que muriera él mataría a 10...y en algunas localidades superando esa proporción. Siguen la estela del insigne siquiatra Antonio Vallejo Nájera que os consideraba portadores de una "raza hispánica" compuesta de valores aristocráticos y católicos surgidos en la Edad Media y que, primero conversos y después protestantes, van degenerando hasta alcanzar los "complejos afectivos" de los rojos...provocando incluso cambios genéticos (de ahí que hubiera que separar a los hijos de las presas para no ser contaminados). ¡Léase alguno de esos libelos de Vallejo Nájera como "La locura en la Guerra" o "Eugenesia de la hispanidad y regeneración de la raza") que se verá reflejado en un espejo!. No pierdo más tiempo con usted...y espero que tampoco lo haga el autor de este artículo, porque con el fascismo no se dialoga...se le combate.
¿Fascismo?
Job o más bien el autor del "artículo" el único fascismo es el que Vd. manifiesta,con vocablos como muerte, combate,etc,. que nos retrae a la España más negra de dolor y sufrimiento, con historias del abuelo cebolleta, sin ánalisis y consistencia histórica alguna, con la retahíla tipica de la izquierda antidemocrática de fascistas,etc,. dejense de historietas, luchen por la convivencia y soluciones para la ciudadania, ya que están muy vistos.
Esto no quiere decir que abandone un debate histórico con Vd. , pero siento decirle que no está a la altura, debato con argumentos y datos históricos, no con agitadores y propagandistas.
Un saludo sin acritud alguna.
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